Dilema

Capítulo Tres

El hijo ausente hace su aparicion

 

Conocer al hijo de Anne era algo que Noah y yo no esperábamos. No es como que todos los días se va a conocer al chico que se supone debería de estar en la boda de su madre, y que debía de haberla entregado, me pareció algo muy grosero de su parte, ya que se supone que es un día importante para la mujer que le dio la vida, sea como sea que hayan terminado las cosas entre sus padres, mínimo debería de ser lindo con su mamá, una mujer que apuesto le ha dado todo y quien seguro se sacrificó mucho para que él y su hermana tuvieran todo lo que tienen ahora.

Lo observo con más detenimiento mientras él extiende su mano para saludar a Noah, mi hermano se queda igual de extrañado que yo, y mi padre solo nos súplica con la mirada que seamos amables y hospitalarios. Pero ¿Cómo ser hospitalario y amable con una persona que no piensa en la felicidad de su mamá? Es imposible. Aún si, no pasa desapercibida su belleza; sus facciones bien definidas, sus ojos en un tono verde esmeralda con toques grisáceos y que parecían estar tristes, sin ningún tipo de brillo, sin ningún emoción presentándose en ellos, sus labios rosados y con una textura aparentemente suave, sus enorme manos y dedos larguísimos llenos de anillos y con varios tatuajes en una de ellas. Sé que ha notado mi descaro porque me regala una mirada rápida antes de que Noah le responda el saludo.

—Un gusto, Harry. Soy Noah, que bueno que si te animaste a venir.—Harry lo mira dedicándole una media sonrisa, un hoyuelo pequeño se forma de lado donde la curvatura ha alcanzado más altitud, eso me hace sonreír también. Él se gira a mí y me dedica una rápida sonrisa, una tan rápida que apenas puedo averiguar si fue o no cierta.

—Harry Mattson, un gusto conocerte querida Callie Henderson.—Bacilo entre si debo o no de contestar, pero entiendo que si debo de hacerlo por educación. Tomo aire mientras miro a Noah quién está ansioso por saber que le diré. No soy muy buena con las presentaciones improvisadas.

—Un gusto, Harry. Y de igual manera, me da mucho gusto conocerte.—Si, por esa razón siempre debía de practicar antes. Porque no creo que haya tenido sentido lo que dije. Aun así, aquí estábamos. Harry se dirige a mi padre quien lo abraza, así tal cual hace cuando está nervioso, y le dice un par de cosas en agradecimiento por haber venido a esta celebración tan importante para ellos, no sé lo que él les dice a ambos porque su voz es tan lenta, tan ronca y con un volumen tan bajo. Creo que debería de conseguirle un micrófono.

—Oye, se te caerá toda la baba y la gente podría resbalar.—Me giro a mirar a Noah, tiene esa sonrisa burlona que lo caracteriza, le regalo un buen golpe en el brazo y ambos nos reímos ante su reacción súper exagerada.

—No me culpes, cuando miras a Estefanía así no te digo nada.—Estefanía era una compañera del instituto, nunca se habían hablado, Noah era muy tímido con las chicas que le gustaban, pero las que si le gustaban enserio, nada de chicas con las que pasaba un rato, no. Noah tenía dos categorías; las chicas que solo eran besos y algo más, a esto nos referimos al sexo; y las chicas que se ganaban un sitio en el corazón de mi rubio y gracioso hermano, y con las que quería algo serio. La lista número uno es demasiado largo como para saber exactamente cuantas chicas existen ahí, pero para la segunda lista es más sencillo: son 12 chicas, y Estefanía ocupa el lugar número uno. Sip, le he echado una que otra mirada a esas dichosas listas. Ella es la única a la que tiene con un color diferente y no sé si eso signifique algo.

—Vale pues, ¿Seguimos bailando?—Y con esos se termina la discusión. Harry Mattson se me ha hecho simpático, solamente, es como cuando pruebas o conoces algo nuevo, claramente te causa interés y deseos de probar o conocer más. Así me sentía con él, más porque tenía entendido que él viviría con nosotros a partir de mañana.

Noah y yo bailamos un poco más hasta que piden que el vals sea dedicado a los novios con sus respectivos hijos. Noah, papá y yo bailamos de una manera muy original: con movimientos ajenos a la melodía, y la gente no deja de animarnos y ovacionarnos. Harry y Anne bailan de manera normal y decente, no nos sentimos acomplejados, solo un poco... Felices. Después de ese vals siento que mis pies duelen, así que decido ir a sentarme, o quizás debería de ir a cambiarme los zapatos, por suerte había traído un par de zapatos de piso para cuándo llegará el momento de cansancio. Para mí desgracia, mi querido hermano me ha hecho un apuesta; A qué uno usas los zapatos toda la noche, hasta que regresemos a casa.

Recuerdo también la única regla; se vale sentarse cada que sientas que no los aguantas, sin embargo, no debes de quitarlos sino me debes una buena cantidad. Ruedo los ojos ante tal recuerdo. Me acomodo en la mesa ya que me encontraba con las costillas pegadas al espalda de la silla, miro mis manos y noto que el decorado que me han hecho hace dos días se ve más hermoso en combinación con este vestido, miro también mi celular y noto que tengo un mensaje de Cassie, al parecer tiene buenas noticias sobre el tema de la escuela acá en Oklahoma. Solo esperaba que si la aceptarán en el mismo salón que yo y todo eso. Me gustaría tenerla más tiempo conmigo después de tantos años que se la ha pasado viajando. Debo de decir que extrañare eso, ella solía traerme o enviarme regalos muy lindos. Llámenme interesada, pero Cassie Killer tenía los mejores gustos en muchas cosas. Sonrió como una tonta mientras sostengo mi teléfono entre mis dedos, Cassie era muy hermosa, con su piel bronceada siempre, muchos le decían que no era su tono natural, a lo cual ella siempre se molestaba y se defendía se la manera más correcta posible y cuidando sus palabras, no sabes nunca quien se va a tomar mal un comentario, aunque habían sido pocas las veces en las que ella había hecho que la gente malinterpretara las cosas, mi mejor amiga solía ser muy correcta. Termino de responder a su mensaje y mientras miro una foto del gato Rulo, el mejor amigo de Cassie, tomo mi bebida que se encuentra sobre la mesa, le envío un corazoncito a la bola de pelos y dejo el teléfono en mis piernas para poder beber bien de mi bebida. Mi vista entonces pasa de mi teléfono a la pista de baile donde Noah es arrastrado por la novia sin piedad alguna, eso me causa un poco de gracia, y luego de ver esa escena, mi vista se dirige al otro extremo de la mesa, no sé cuál ha sido mi reacción, supongo que la de cualquier protagonista en una novela adolescente: mis ojos abiertos como platos y mi rostro rojo como tomate. Mis ojos se posan sobre el hijo de Anne, el dichoso Harry Mattson. No sé si debo o no hablarle, si no lo hago pensará que soy una grosera maleducada a la que no le enseñaron nunca a saludar a los demás. Pero si lo hago y me ignora, no me sentiré nada bien. Estamos acostumbrados Noah y yo a qué medio mundo nos conozca, siempre que salimos saludamos a medio pueblo y todos nos responden de manera agradable, aunque no nos tengan mucho aprecio, esto es una costumbre de aquí y me graduaba demasiado. Abro mi boca para poder decir algo, sin embargo, Anne interrumpe mientras corre hacia nosotros, ¿Cómo es que podía correr en tacones? Mira a Harry y luego me mira a mí, lanza una enorme sonrisa y creo saber ya qué es lo que está pensando.




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