Dilema

Capítulo Cuatro

The Little Mattson

Mi sorpresa llega cuando un grupo de personas están rodeando a un pequeño humano de piel bronceada, casi como el de Cassie, y el cabello rizado en un tono marrón acaramelado y un poco largo atado en dos coletas esponjosas a los costados de su cabeza. Sus ojos son un poco grandes para su cara, su nariz bien definida y sus labios son un poco gruesos y rosados. Se ve hermosa en un vestido blanco con flores en tono pastel, ella les está sonriendo a todos los que la miran, es como si le gustará que admiraran su belleza, y no era para menos, ella se veía espectacular y lo más importante: lo sabía.

Me uno a ellos y la observo encantada, ella nota la presencia de alguien más, y me hubiera gustado que fuera la mía, sin embargo, no es así. Mi mirada sigue a la pequeña princesa que corre en mi dirección, pero me pasa de largo para poder abrazar a Harry Mattson. Al parecer era él a quien estaba mirando, si claro, yo nunca había llamado la atención de nadie. Mi hermano lindo y bello se coloca a mi lado y está a punto de decirme algo, no sé sobre qué o quién, pero la voz de la pequeña se hace presente en medio de todo el bullicio.

—¡Papá!—Exclama abrazando a Mattson, tanto mi padre como Anne sonríen, y yo me quedo ahí, girando mi rostro hacia Noah con los ojos muy abiertos, esperando a que me diga algo, pero su expresión me lo dice todo; él lo sabía y quizás es lo que me quería susurrar antes de que alguien lo interrumpiera. Vaya, no me esperaba algo así.

—Mi linda, Ella.—Escucho que susurra, al menos eso es lo que he creído captar con mi buen oído. Pero los ruidos de la fiesta son más fuertes que la voz de ese chico. Anne mira encantada la escena, sé qué si tuviera una cámara a la mano la utilizaría para poder tomar todas las fotos que ella quisiera. Me gustaría preguntar si en verdad es o no su hija, o quizás sea hija de su fallecida hermana, Gemma. Quizás ella murió durante el parto... No, mi papá nos contó lo del accidente, entonces, ¿Harry Mattson estaba casado? ¿O lo estuvo en algún momento y ahora es un padre soltero? Vaya, no podría con la idea de que un hombre como él tuviera familia, es un hombre frío y a quien no le importa su madre. No lo veía como una buena figura paterna.

—¿Por qué arrugas tu cara así?—La voz de la niña me saca de mis pensamientos, de no ser por ella no me habría dado cuenta de que los miraba sin pudor alguno, con mi ceño fruncido y mi boca torcida en un gesto de asquerosa confusión.

—Eh, yo...—La mirada de Harry vaciló unos segundos, aunque se repuso al instante, claro que no me dejaría verlo sonreír. Aclaro mi garganta y sonrío, le regalo la mejor de mis sonrisas.—oh, vaya. Es que no puedo creer que seas una princesa bella, que no tiene una corona como está.—Exclamo buscando algo en mi bolso que no sé en qué momento tome y que no recordaba había traído a la fiesta. Saco mi tiara, una que cargo siempre desde que Noah me la regaló cuando cumplí los cuatro años. No es tan grande, no para la cabeza de la pequeña Ella, supongo que ese es su nombre.

—No, no tengo una corona tan bonita como esa.—Ella mira a su padre, quién me mira cauteloso, como midiendo mis movimientos. Intento contenerme porque en este momento siento pánico.

—Ah, pues, yo puedo regalarte esta, si tu padre me lo permite.—Su mirada pasa de mí a su padre y le hace una carita tan linda que a cualquiera se le dificultaría decirle que no. Al final, después de casi veinte segundos, él asiente y la deja venir hasta mí. Ella camina encima de sus zapatillas de cristal, claro que sabía a qué princesa pertenecían y me parecían encantadoras. Más porque yo nunca tuve una de esas. Me inclino para poder estar a su altura y poder colocarle la tiara, ella se inclina como haciendo una reverencia y me sonríe, mis manos le acomodan la tiara con temor de poder arruinarle el peinado, se veía preciosa de esa forma. —Listo, estás bellísima.—Exclamo haciendo que ella sonría aún más.

—Muchas gracias, mira papi, me veo bellísima.—Su padre le tiende la mano para que camine junto a él mientras asiente. Los veo alejarse, ella se gira a mí y mueve su mano como si se estuviera despidiendo. El chico ni siquiera tuvo la dignidad de decirme gracias. Pero bueno, ¿Que puedo esperar de alguien como él? Es un idiota.

Noah se acerca a mí y sé que me espera un sermón sobre haber reglado un regalo suyo. Solo espero no arrepentirme.

—Esa niña perdió a su madre, Callie, me agrada que, aunque no sepas el trasfondo de las historias siempre intentes hacer que sus vidas sean mejores.—Una lágrima recorre desde la comisura de mi ojo hasta el final de mi barbilla. El tema de la perdida materna siempre me ha tocado fibras muy sensibles. Más cuando las personas tienen más o menos mi edad, y esa niña no está tan alejada a mi cuando descubrí que mamá moriría. Solo que, a diferencia de ella, yo la perdí tiempo después, y aun así me dolió, aunque ya conocía el diagnóstico, sufrí demasiado. Así que no me imagino a una pequeña niña como ella, sufriendo porque no pudo quizás conocer a la mujer que le dio la vida. Yo tuve la fortuna de poder abrazarla y besarla, decirle de lo mucho que la amaba y de la tanta falta que me haría si en algún momento se iba. Creo que nunca somos tan conscientes de lo que tenemos y de a quienes tenemos cerca de nosotros, hasta que es demasiado tarde. La verdad, me hubiera gustado decirle muchas cosas más a mamá, y... Noah se da cuenta de mi estado y sé que querrá llevarme lejos de aquí, intento controlarme, pero cuando él me abraza es donde me quiebro por completo, no me toma más de un minuto en despegarme de su cuerpo y pedirle que me lleve a casa de manera discreta, aunque a mitad de camino me detengo y arreglo mi rostro, Noah me ayuda un poco y después de unos cuantos tragos de champaña me acerco a mi padre y a Anne quienes siguen disfrutando de su fiesta.

—Papá, Anne. Lamento decirlo, pero quiero irme a casa. Me siento algo cansada, además quiero terminar de arreglar unas cosas de la mudanza de mañana.—Anne asiente siendo consciente que esta unión ha traído demasiado cambios a la vida de los cinco, ahora seis. La esposa de mi padre asiente con una enorme sonrisa en el rostro, me toma de la mano y me acerca a ella, deposita un beso en mi sien y luego me regresa al lado de Noah.




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