¿Estrella?
Cajas y cajas y más cajas. En la entrada, en la cocina, en la sala, en todos lados. Llevamos dos días aquí y aún no terminamos de acomodar todo. Lo peor, es que Anne y mi padre se irán de luna de miel mientras Noah y yo pasamos nuestras vacaciones solos en una nueva casa. El camino a casa de los amigos de Noah es muy tardado y no quiero que se arriesgue a manejar tanto. Así que no le queda de otra más que quedarse con su joven hermana mientras le ayuda a acomodar todo en su lugar. Al fin hemos terminado la sala y la cocina, y ahora seguimos con la sala de estar y la pequeña sala de la terraza y la del jardín. Luego de eso, cada uno en su cuarto. Tomo las cubiertas de los sillones y avanzo hasta la terraza, escucho un ruido en la puerta, pienso que seguramente es Noah quien está trayendo algo que seguro se le quedó en el auto. Pero no hace otro ruido que me confirme si es él o no. Me concentro en la música que está sonando en alto en mis audífonos, no tan alto como para dejarme sorda, pero si lo suficiente para bloquear sonidos externos. Selena Gómez cantando en español era lo que me gustaba más, no entendía que decía, sin embargo, su voz me relajaba bastante. Intento bailar mientras suena una que se llama “Adiós”, creo que es la única que sé su nombre porque Cassie me enseñó que eso significa como un bye aquí. O algo así, nunca le pongo atención cuando me explica y por eso repruebo español.
—Esta no es pa' ti, la foto que subí, te lo quería decir, yeah, adiós, pa' bien o para mal esto no es personal, no hay nada que explicar, adiós. Si dicen por ahí que con aquel me vi es probable que sí, yeah, adiós. Bájale, bájale, adiós, ya me despedí-dí, Adiós—Intento cantar, pero si me sale fatal el idioma, la admiro en verdad. Sigo acomodando todo para que quede perfecto, intento seguir el ritmo de la música sin caerme al suelo como las tantas veces en la antigua casa. Y entonces siento una mirada, una mirada que me hace detenerme en seco, me giro lentamente porque en verdad temo que si me giro de manera brusca pueda ocurrir que;
Mi corazón sigue su ritmo normal cuando noto que es Harry con la pequeña Ella en brazos, ella sonríe mientras sostiene en su mano una hojita blanca que parece contener un par de rayones.
—Bailas bien.—Comenta Harry sacándome de mis pensamientos. ¿Me ha dicho eso enserio? ¿O se burla de mí?
—A papá no le gusta cuando las chicas bailan.—Okay, esa respuesta me ha dado la respuesta a mi pequeño cuestionario anterior. Harry la mira y luego me mira a mi.—¿Ya terminaste? Quiero ver tu cuarto, y ayudarte.—Como he dicho, ella es hermosa y sabe qué parte de ella resaltar para obtener lo que quiere, y eso me asusta. Solo espero que tarde demasiado en encontrar el valor que los hombres les dan a los senos. Aunque en mi caso, a nadie le llamaba la atención, es como que mis limones pegados a mi cuerpo tabloide, no llamaban mucho la atención, no causaban impacto. Aun así, me gustaba saber que los hombres si me miraban el rostro, que si se fijaban en mi inteligencia o humor.
—Claro, vamos primero a terminar con el jardín y...
—Papá puede hacerlo. Yo quiero ver tu cuarto.—Asiento sonriendo.
—¿No te moleta que venga conmigo?—Me percato de que ella suele no ser tan despegada de él. Y lo comprendo aún más cuando él niega, pero su respuesta no es la que esperaba.
—No, bueno, no me molesta, pero no quiero que se encariñe contigo. Por eso te pido que le des su espacio, que respetes nuestras distancias. Por favor.—Asiento, ni siquiera es necesario que diga algo más, tomo de la mano a la pequeña Ella, o más bien es ella quien me toma de la mano y me guía al elevador, supongo que está acostumbrada a estos elevadores, al parecer los reconoce a la perfección y sabe manejarlos.
—¿Te gusta la nueva casa? —Cuestiona mientras juega con sus pequeñas manos y me mira directamente a los ojos. Trato de ser lo más sincera posible.
—Un poco, extraño mi casa anterior, pero supongo que me acostumbraré a vivir aquí. —La pequeña Ella sonríe asintiendo. —¿Tú extrañas tu otra casa? —Me gustaría decir que tiene los ojos de Harry, pero supongo que ese tono café brillante es de herencia de su madre, y no puedo dejar de pensar en lo que pudo haberle ocurrido a ella.
—Un poco, me siento más cómoda aquí, papá casi no estaba con nosotras y eso me ponía triste, espero que aquí sea más diferente. —¿Nosotras? Quizás se refiere a su mamá y a ella, o eso es lo que quiero creer, pero vamos, ella aun es muy pequeña como para estarle llenándole la cabeza con mis preguntas. El elevador se detiene y las puertas se abren dejando ver lo arreglado que está, no es mucho lo que he hecho aquí, sin embargo, me gusta decir que, a diferencia del resto de la casa, es el lugar que luce más escombrado. Ella me sonríe y corre por todo el piso mientras mira hacia arriba. Está impresionada por la enorme ventana que ahí yace, una risita se hace presente cuando me acerco a ella. —Podrás ver las estrellas cada que tú quieras sin tener que salir de tu casa. —Su vista se dirige entonces a mi balcón, ella sale corriendo y tengo que ir detrás de ella para vigilarla y que no ocurra un accidente. —Woh, sí que te tocó el mejor piso de todos. —Le sonrío asintiendo. —A mamá le gustaba ver las estrellas, y a mí también, pero no podíamos salir, nos la pasábamos encerradas en el departamento, eran pocas las veces que podíamos salir. —¿Encerradas? ¿Cómo que estaban encerradas en un departamento? Es una niña y puede que este confundida, o no; mamá decía que los niños pequeños solían ser más listos que cualquier otro adulto, nunca me lo creí, hasta ahora. Antes de que pueda deshacerme de esta duda, alguien se hace presente en mi habitación, eso me hace molestar un poco, ¿quién se lo ha autorizado?