Confesiones de medianoche
—¿Qué has dicho?—Exclamo realmente sorprendida, Harry Mattson se estaba involucrando en un asunto que no era el suyo. No debía de estar aquí, más bien, debería de estar cuidando de su hija quien anoche sufrió de fuertes pesadillas a causa de una fiebre que, según su padre, quién no es médico debo de señalar, “no es nada grave”. Harry no me mira a mí, sus globos oculares se centran sobre Zack, mi único mejor amigo, en si suelo llevarme bien con los chicos, solo que la mayoría planea fiestas cada fin de semana y todo ese rollo de divertirse a lo inhumano, lo cual no va conmigo; yo soy más de casa, de arreglar el jardín y de compartir tiempo con los ancianitos del asilo que estaba en el pueblo. Mi mente se detiene unos segundos en aquel punto; los ancianitos del pueblo, ya no los volvería a ver, era un viaje demasiado largo, y yo ni siquiera había tenido la decencia de ir a despedirme de ellos, supongo que uno de estos días debo de ir, no es justo que ellos se queden esperando, claro que confío en que las personas que vayan voluntarias después de enterarse que hay vacantes, los van a cuidar igual o incluso mejor de lo que nosotros lo hacíamos y de lo que se merecen. Además, las enfermeras de ese lugar son realmente un pan de Dios con ellos, y con nosotros los voluntarios, se toman la molestia de enseñarnos muchas cosas y... Bien, si debo de concentrarme en Harry y Zack quienes comparten miradas entre sí, ninguno parpadea y lo lamento por Zack, sus ojos hermosos le dolerán un poco cuando haya alcanzado un límite de no cerrar los párpados. Nunca me ha gustado involucrarme en ninguna pelea, ni siquiera cuando era Zack uno en los involucrados, no me gustaba la frasecita que las chicas decían al momento de meterse en una discusión; “hey, mírame, soy yo, mírame, aquí estoy, tú no eres así, no caigas en sus provocaciones”. Cosas como ese estilo no iban conmigo, como diría mi amigo Zack.*
—Que no estás lista. No vas a salir así.—Miro mi ropa, no había nada de malo con mi ropa, además no era nadie para juzgarme.
—Ella puede salir con lo que quiera. No tiene nada de malo la elección que ha hecho, luce hermosa como siempre.—Y era por eso por lo que Zack era mi mejor amigo, ningún chico se comportaba como él conmigo, y puede que quizás exista una razón, pero no es momento de traer esos recuerdos, le sonrío a Zack, pero no obtengo una sonrisa de regreso, es más, no me mira siquiera. Ha dado un paso adelante y ahora está dentro de casa, bien, se está poniendo feo y lo único en lo que puedo pensar es que Estrella está durmiendo allá arriba y en cualquier momento puede bajar. Las escaleras son una buen opción para cuándo quieres hacer ejercicio o si no quieres esperar el elevador.—Dame una buena razón para no sacar a Callie de casa. No eres su guardián.—Mattson le mira y le dedica una sonrisa que no sé muy bien cómo interpretar.
—Noah me advirtió que vendrías. Al parecer se te ha olvidado el móvil.—¿Qué tenía que ver el móvil? Zack también se ve confundido, así que Harry resopla y responde;—Al parecer también has olvidado lo del tema “Yellow” o algo así ha mencionado.—Mis ojos se cristalizan en ese instante, Noah había hablado sobre el tema Yellow, algo de lo que nadie se debía de enterar, miro a Zack quien ha perdido su pose de guardia y ahora solo me mira a mí, con esa misma sensación en el pecho, lo sé por la forma en que su respiración hace que se vea más agitado. Harry sabe que ha causado algo, pero no sabe el qué, aun así, parece disfrutarlo.
—Entonces tienes que quedarte.—Y eso saca de su pose de hombre seguro y victorioso a Harry Mattson, quién ahora me mira sin saber que decir. Lo he dejado sin argumentos. Bien; Callie 1-Harry 0. —Pasa Zackie, te llevaré a mi habitación.—Y sin más que decir, tomo a Zack de la mano y me lo llevo a mi habitación, entramos corriendo al elevador, él ya se nota un poco más estable que hace un rato, al parecer el tema Yellow nos había sacado de una buena. Aunque también nos trajo ciertos recuerdos. Intento no pensar en ello, porque no quiero que él lo haga, así que me dedico a contarle de lo lindo que es este sitio, aunque no lo parezca por fuera, la persona que nos vendió está casa, nos aseguró que todo estaba en orden, y en efecto, todo el interior estaba en perfectas condiciones, sin embargo, nadie nunca le había echado una mamita de gato a la fachada. Así que, supongo que sería algo que haríamos nosotros. Y mientras le cuento la historia de como consiguieron la casa y como nos engañaron a los tres hijos para venir aquí, a Zack se le ocurre la idea de arreglar esa fachada, mi padre y Anne regresarían en unos días y claro que querrían ver algo diferente, más si se han paseado por los países más bellos de Europa.
—Entones, ¿Vienes?—Exclama y yo asiento, elijo una de las batas viejas que tenemos entre las cajas de donaciones que nunca hemos llevado a donar, y me la coloco; una bata blanca, y unos pantalones igualmente blancos, para cubrir la otra ropa vieja que llevo debajo, arreglar la casa siempre ha sido un trabajo difícil, cansado y sucio, así que terminar ensuciando ropa nueva no siempre era agradable. Por un momento se me olvida el drama de Mattson, hablaré con Noah sobre el tema Yellow, sabe que está sumamente prohibido siquiera mencionarlo frente a otro individuo, sea hombre o mujer, y a todo esto; ¿A qué hora se fue Noah de casa? Y lo más importante, ¿Con quién?
—Hey, preciosa.—La voz de Zack me saca de mis pensamientos, me giro a verlo y veo que se ha quitado la camisa, él se encuentra quitando ramas viejas de los
árboles y está podándolos, como he dicho, siempre me ha gustado todo esto de jardín y demás, pero trabajar juntos en el jardín, mi mejor amigo y yo, era otro nivel.
—Si, perdón, ¿Qué pasa, Zackie?.—Él sonríe, amaba cuando le llamaba de esa forma, lo sabía.
—¿Puedes traerme un vaso de agua? Muero de sed.—Asiento.—Entro rápido a la cocina, busco un vaso y lo lleno con un poco de agua. Al final decido llevar la jarra porque no quiero que Zack me esté molestando con el tema de que quiere más agua y yo tenga que estar rellenando una y otra vez ese vaso en la cocina.