Dilema

Capítulo Diez

Mensajes sospechosos

Miro el enorme jardín que tenemos justo frente, en la cocina hay un enorme ventanal que nos deja ver el maravilloso paisaje que nos brinda la naturaleza. Bebo de mi taza de café sin siquiera despegar un segundo mi vista de esa bella imagen. Es importante mencionar que lo que ha dicho Zack, no me ha tomado tan de sorpresa, Cassie solía decir todo el tiempo que Zack seguía enamorado de mi desde hacía algunos años. Después de que fuese mi primer novio y beso, ambos nos quedamos con una especie de espinita que no había terminado de salir del todo, había dejado de sentirla durante un tiempo, cuando él tuvo que irse y yo me quedé resignada a no sentir nada más por él, pero no funcionó mucho porque aquí estábamos los dos, con sentimientos estancados y con la tremenda necesidad de salir. Mis labios entran en contacto con la fría cerámica de la taza y luego sienten como el calor de mi bebida los acaricia suavemente. No he podido dormir después de lo de Zack, a contrario mío, mi mejor amigo ha estado roncando desde que me separé de él. Zack tenía ese don de saber cuándo compartía la cama con alguien, así fuese un gato o un perro quien dormía a su lado, siempre sabía que estaba compartiendo espacio con alguien y por esa razón evitaba roncar, pero apenas sentía la ausencia de esa persona se disponía a hacer esos ruidos sumamente molestos. He ido por su ropa, para darle una lavada y tenga algo que ponerse, Noah tiene ropa que en primera no es de la talla de Zack, y segunda: Zack tiene otro estilo de vestir. No crítico la ropa de mi hermano, pero hasta Cassie y yo somos realmente distintas. Ambas somos delgadas si, y cualquier diría que cabemos en las mismas prendas, pero no es así. Ella en realidad tenía más caderas y sus pechos lucían un poco más. Y tenía unos glúteos, que te mueres.

—No sabía que acostumbrabas a levantarte temprano.—La voz de mi ahora acompañante ha hecho que, de un buen salto en mi banco, no podía ser cierto que estuviera dispuesto a molestarme siempre.

—No sabía que tú también lo hacías.—Exclamo mientras Harry se acerca a la nevera. Por una extraña razón, yo creía que él dormía desnudo, o bueno no desnudo, sino más bien sin playera. Eso es a lo que me refería. Aclaro mi garganta cuando noto que después de una mirada sería y una media sonrisa ha decidido ignorarme mientras busca algo en el refrigerador, y decidí hablar;—En realidad no lo hago, Zack ha comenzado a roncar.—Miento. Harry solo asiente y no sé por qué, pero me molesto. ¿No puede siquiera interesarse por algo como esto? Digo, no es nada del otro mundo hablar de los ronquidos.

—Encontrar a un hombre que no ronque será difícil para usted, su majestad.—Me bajo de la silla en la que estaba sentada y camino hasta el fregadero, dejo mi taza dentro para venir y lavarla luego, Harry mira cada uno de mis movimientos, de manera cautelosa, claro. No le digo nada mientras me hago una pequeña coleta y me acomodo el suéter, entonces él decide seguir con la técnica que yo usé, se aclara la garganta y me mira atento antes de soltar algo más en esta conversación, o lo que sea que sea esto;—¿Tu padre y hermano saben que se ha quedado aquí?—Asiento.

—Noah llegó más tarde, estabas con Ella, así que no te diste cuenta de su llegada. Sin embargo, si se enteró de la presencia de Hills.—Harry asiente. Toma una bocanada de aire y cuando escucho el ruido de la cuchara al caerse al suelo, me doy cuenta de que había comenzado a preparar algo así como leche en polvo. ¿Para qué será eso?—Anoche escuché llorar a Estrella. ¿Le sucedió algo? ¿Estaba bien?—Él asiente. Solo eso, solo asiente y eso me molesta.—¿Seguro? Sabes que puedes contar conmigo.—Veo como pone su sustancia en una especie de vasito para niños pequeños, y luego como se aleja de la cocina, yo lo sigo y decido seguirlo mientras voy haciendo preguntas; —No creo que este bien, ¿Es para ella eso? Puedo llevárselo yo y… —Antes de que pueda decir algo más, él deja el pequeño recipiente sobre una de los muebles que tenemos cerca, me acorrala entre la pared y su cuerpo. Nos quedamos mirando por una fracción de segundo, él tiene el rostro rojo, quizás por el coraje, quiero reírme porque el tema de su hija no debería de ser un tema de discusiones. Su aliento caliente me golpea el rostro mientras lo sigo inspeccionando. Su voz ronca se hace presente cuando su rostro está demasiado cerca del mío. Estamos tan cerca que todo él me está aprisionado de manera brusca, y nada agradable, contra la pared y contra sí mismo. Me duele todo el cuerpo y creo él no se da cuenta y si lo hace me estará ignorando.

—Te he dicho que con mi hija no te metas tanto, Callie. Tu padre y mi madre se han casado, pero eso no significa que seamos familia, ¿Cierto?.—Casi mis mismas palabras, solo le faltó un poco más de dramatismo. Agradezco infinitamente cuando su cuerpo se separa del mío.

Decido subir a la habitación después de esa escena allá abajo, entiendo hora porque tengo una mini cocina en mi piso, la cual a partir de ahora usaré para mí.

—Buenos días, hermosa.—Zack logra sacarme una sonrisa cuando se despierta, se estira en la cama y me cuesta mucho no verlo, se ve buenísimo. Pero por el amor de Dios, que estaba pensando. Zack y yo ya no teníamos nada que ver, no debía de estar diciendo ese tipo de cosas.

—Buenos días, bello durmiente.—Él me mira y se dispone a lanzarme una almohada, sin embargo, la atrapo con ambas manos.

—Buenos reflejos, pero anda, dime. Hay algo que traes y que te tiene mal. ¿Quieres hablarlo?—Niego y él asiente.—Entonces dime, ¿Qué haremos para que te sientas mejor y disfrutes a tu mejor amigo?—Le regalo una sonrisa cómplice y le cuento el plan, una vez que ya le conté todo, me mira divertido y asiente:—Me parece divertido. ¡Me apunto!

Una vez en el asilo en el que solíamos cuidar a muchos bellos abuelitos, me dispongo a explicarles todo lo que ha pasado después de la boda de mi papá, todos conocían la historia, y cada uno de los detalles que fueron surgiendo poco a poco.




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