Ven conmigo
Mi mirada está fija en él, atenta en cada movimiento que esté por dar, es como si en todo mi cuerpo se encendiera en una especie de alerta. Él de igual manera me mira fijamente, como midiendo y preparándose para cualquier ataque que tenga pensado hacerle. Arqueo una ceja y por alguna extraña razón le sonrío, quizás es porque estoy acostumbrada a sonreírle a medio mundo, es algo que según papá heredé de mi madre. Tenía seis años cuando ella falleció, no tengo tantos recuerdos de ella como me gustaría, además, cada que salíamos me la pasaba pegada a mi padre mientras Noah intentaba hacer reír a mamá. Cualquier chiste que daba siempre le funcionaba, ella se reía de todo lo que dijéramos, a menos que si fuera algo serio, en eso sí se comportaba de manera sería mientras nos ayudaba a encontrar una solución a dicha situación.
Él, sin embargo, solo me mira sin expresión alguna, tiene las manos dentro de sus chamarra, en estos días que hemos estado los cuatro solos me he dado cuenta de ciertas cosas de él, pero la más importante es que toda su ropa es de color negro, toda sin excepción alguna, y lo sé porque me han hecho lavar toda su ropa, nunca antes había sentido ese pánico de lavar ropa, hasta aquella tarde en la que ambos me dejaron sus respectivas canastas, además Harry incluyo la ropa de su hija, lo cual fue algo extraño si lo que él quiere es mantenerme alejada de ella. Aun así, cuando vi la canasta de Mattson me percaté de que todo era de color negro, así que decidí lavar primero la suya, me demore todo el día en lavar todas esas prendas negras, también tuve que averiguar cómo meterlo a la secadora sin hacerle daño, no quería sufrir si le arruinaba toda la ropa, aunque seguramente tendría más en esas cajas que no ha desempacado, no entiendo porque en estas dos semanas no se ha tomado la molestia de acomodar todo, solo espero que al menos ya haya acomodado todo lo que se refiere a su hija.
Escucho una leve risa y eso me hace dejar de pensar en la ropa de Harry, en general, no solo en una en específico, genial, ahora siento que me he puesto roja, odio ponerme de esta manera, la gente suele burlarse de mí, y a mi mente vienen esas imágenes y recuerdos de aquellas veces en la que los chicos se burlaban de mí después de alguna cita. Eso me desanimaba mucho, cada que un chico me invitaba a salir le daba muchas vueltas a la invitación antes de aceptar. No cambiaron mucho las cosas ahora que he crecido un poco más, sigo teniendo esa mala costumbre. Entonces siento unos dedos rodeando mi muñeca, y es ahí donde comprendo que me he cubierto el rostro con ambas manos.
—¿Qué?—Exclamo mirando al chico que está frente a mí. Muerdo mi labio inferior mientras me inspecciona con la mirada.
—¿Por qué te cubres?—Lo miro atentamente sintiendo como el color aumenta en mi rostro, intento soltar mis manos de las suyas, pero él es más fuerte que yo así que me resulta un poco difícil. Me sorprendo cuando Harry me atrae a su pecho y me acaricia la cabeza, me quedo mirando la calle por dónde llegue, esperando que Zack no salga y me busque, no me he tomado la molestia de avisarle, solo esperaba no preocuparlo. De un momento a otro siento como su cuerpo y el mío se unen en una especie de abrazo, acaricia mi cabeza y luego posa su barbilla en ella.—Luces muy linda con todos esos colores en tu rostro.—Me quedo en silencio, y no sé si el color ha aumentado tanto que ya no lo siento en la cara o simplemente pasó a desaparecer. No logro comprender si lo que ha dicho es cierto o no, si mi cabeza me jugó una mala broma. pero mientras me quedo en ese estado de shock no sé qué hacer con mis manos, estoy tentada a empujarlo o simplemente abrazarlo también, ¿Será esto un abrazo para él? No lo dudo más, así que me atrevo a abrazarlo, y contrario a lo que pensé, que se quedaría a mi lado y seguiría de esa forma “cariñosa”, me sorprendo cuando se separa de mí y me mira como si le hubiera hecho algo malo.—¿Tardarás mucho con Hills?—Me gustaría saber cómo es que sabe el apellido de Zack, pero entonces recuerdo que Noah pudo haberle dicho.
—Supongo que sí, aún más si me sigues distrayendo.—Me doy la media vuelta y me alejo de ahí poco a poco. Sé que se ha quedado ahí de pie, mirándome mientras me alejo, no soy tan interesante o importante como para seguirme. O eso es lo que quiero creer.
—Deberías de venir conmigo a casa.—Doy un pequeño salto cuando escucho su voz. Mi confusión es notable, entonces su débil risa se hace presente nuevamente.
—Deberías dejar de decirme que hacer.—Exclamo mirando mis pies, debería de verlo a los ojos, pero no quiero.—A todo esto, ¿Qué haces aquí? No le dijimos a nadie a dónde iríamos.—Okay, puede que yo no, pero Zack debía de darle Santo y seña a mi hermano.
—Noah me comentó que Zack pensaba traerte aquí.—Y ahí el problema de porque Zack y yo no duramos. Muy a parte de lo que conté anteriormente, Zack tenía más defectos que solo aquellos que eran insoportables.—Dijo que te agradaba este sitio y quería hacerte feliz un rato. La mudanza seguro te ponía muy nostálgica y él como tú mejor amigo quería hacerte sentir bien.
Giro mi rostro a ver a Harry, seguro que me veo muy graciosa toda confundida porque de pronto está riendo, o eso es lo que quiero creer.
—¿De qué mierda te ríes?—Si, bueno. En ocasiones también me molestaba, no mostraba mucho este lado, pero el hecho de que Zack esté diciendo eso me saca de mis casillas.
—¿Zack ha mentido?.—Niego y entonces comienzo a caminar más rápido, pensando que Mattson no caminará detrás mío, pero como hace un rato, me he equivocado.
Llego de nuevo hasta donde estaba con Zack, lo encuentro fuera del asilo junto a Jenna, una de las chicas más lindas de este sitio, y de las más amables.
—Hey, ¿dónde estabas? —Exclama como si no estuviera pasando nada malo, como si nada de lo que hizo hubiese estado mal. Yo solo lo miro y creo que con eso entiende que lo que ha hecho y dicho si llegó a mis oídos y tuvo consecuencias.