Capítulo Trece

Dia de disculpas

Cuando me despierto, lo primero que veo es el rostro de Harry. Un Harry realmente molesto, no lo conozco lo suficiente, pero siempre se me ha dado bien el adivinar sobre las emociones de los demás y justo ahora, Harry, quién desde un principio se ha mostrado neutro conmigo, solo conmigo, me demuestra que en su rostro hay más que esa neutralidad. Quiero sonreír o reírme, porque me parece un privilegio que esté molesto, porque me demuestre algo más que esa cara “inexpresiva”. Observo con cuidado su rostro, de manera despreocupada, me tomo mi tiempo en observarlo; tiene la mandíbula apretada, las manos dentro de sus bolsillos; eso no impide que vea sus manos hechas puños, su rostro definido perfectamente luciendo un ceño fruncido y si cabello semi despeinado, vaya, siento que en cualquier momento se me va a caer la baba, así que decido regresar al mundo real, a plantar mis pies en la tierra

—¿Sabes? He observado que a te gusta entrar a las habitaciones de otros sin tocar antes.—Exclamo mirándolo, su rostro no cambia, sin embargo, su voz es menos gruesa de lo que pensaba que sería. Se ha calmado un poco, quizás fue a causa de mi indiscreta mirada.

—Y yo he observado que a ti te gusta volvernos locos con tus cosas misteriosas.—Mi ceño se frunce, él era el menos indicado para decir cosas como "tú y tu misterio". Es él la persona más misteriosa de esta casa, todo en él es como cualquier protagonista de una historia juvenil de amor imposible, donde está la chica buena enamorada del chico malo y que al final terminan juntos.

—Solo necesitaba pasar tiempo a solas —Eso no hace que me sienta menos observada, su mirada sigue sobre mí y comienzo a hartarme de tener esta batalla de quién puede sostener más la mirada, así que me pongo de pie, dejando a su vista mi pijama rosa con los dibujos de patitos en un tono amarillo muy brillante, debo de mencionar que es mi pijama favorita mamá me la había confeccionado cuando tenía cinco años, desde entonces, mi padre se ha encargado de que en mi closet nunca falte una en mi talla y se lo agradezco demasiado. El rostro de Harry se relaja un poco y puedo jurar que casi veo una sonrisa en aquel rostro que antes se mostraba furioso, quiero sonreírle, pero en mi mente se crea la teoría de que esta es una estrategia para comenzar a regañarme.

—No me molesta el hecho de que quieras pasar tiempo a solas,—asiento mirando mis manos, sin embargo, no digo nada, dejo que sea él quien continúe hablando, porque sé que quiere seguir haciéndolo.—lo que me molesta es que no respondas las llamadas, ¿sabes lo preocupados que nos... lo preocupado que tenías a Noah?—Bien, estoy cien por ciento segura de que diría que él también estaba preocupado por mí, pero como buen hombre misterioso que es, no la ha dicho, en esta ocasión no reprimo mi risa, cosa que hace que me gané una mala mirada de su parte.—No entiendo que te parece tan gracioso.—Él me mira atento, le regalo una sonrisa,

—Noah sabe que me sé cuidar sola, no es necesario que nadie en esta casa estuviera preocupado.—Es cierto, Noah sabía que me sé cuidar perfectamente, no es necesario que alguien venga a decirme que esta situación le preocupaba, durante mucho tiempo Noah estuvo hablando de irse de casa a estudiar fuera, entonces me fui preparando mental y físicamente para cuando él me dejará, en Oklahoma habían demasiados rumores sobre los diversos riesgos que corría una chica que salía sin compañía, en la zona donde nosotros vivíamos por suerte nunca había sucedido nada parecido, aun así, tanto mi padre como mi hermano solían preocuparse de más.

—Si eso es cierto, ¿por qué ayer no dejaba de llorar?—Mi mente intenta buscar el recuerdo de Noah la noche anterior, intento recordar cómo lucía y es entonces cuando me doy cuenta de que probablemente Harry tiene razón y que está vez he ido demasiado lejos. No fui consciente siquiera de cuánto tiempo estuve fuera, de cuando tiempo dejé sin avisarle a Noah de donde estaba. Necesitaba ir y hablar con mi hermano. Harry nota que he cambiado mi expresión facial.

—Sal de mi cuarto.—No hace falta que lo diga dos veces porque él hace caso. Decido que, antes que nada, debo de arreglar mi habitación, darme una ducha y relajarme un poco. Me concentro en la música que he elegido de fondo mientras me baño. Intento no demorarme porque seguramente mi hermano no se quedará mucho antes de irse a ver lo de su universidad, esto de nuestros futuros separados se está comenzado a verse muy real y me asustaba estar separada de mi hermano, nunca antes nos habíamos separado por mucho tiempo, sé que lo tendré en vacaciones, pero no es suficiente. Cuando termino de vestirme salgo en dirección a la habitación de mi hermano, uso las escaleras porque ellas me dan el tiempo necesario para poder pensar en qué decirle. Practico lo que tengo pensado, lo que necesita escuchar. Antes de llegar a la habitación de mi adorable hermano, mi celular suena entre mis dedos, observo el nombre, es Zack quien sigue llamando, creo que deberé de tomar la opción que me dio Noah hace un par de años; cambiar de número telefónico. Suspiro y entonces toco la puerta, escucho la voz de Noah y entro, llevo la mirada sobre mis pies, y mis manos al frente, demostrando que me siento avergonzada por lo que he hecho.

—Callie, ¿sucede algo?—Noto que está en su escritorio, quizás está haciendo una tarea así que debo de ser breve.

—Alguien me hizo darme cuenta de que fui demasiado irresponsable anoche, no quería preocuparte, enserio. Mi única intención era estar sola, pensar un poco las cosas antes de agobiarte con ellas, suficiente tienes con el tema de Estefanía.—Intento bromear, y justo fallo en ello, en lugar de reírme un pequeño sollozo se hace presente y mi voz se quiebra por completo, ese no era el plan, eso no debió de haber pasado.

—Hey, no, no llores.—Noah se acerca a mí y me abraza.—No, mira, si nos has preocupado,—¿nos?—pero entiendo que no querías abrumarme como dices tú, con los temas amorosos.—Me río.—No eres buena arreglándote.—Asiento.—Por alguna razón se creó el Yellow Day.—Me río con un poco de nostalgia.