Dilema

Capítulo Diecinueve

¿Argolla de matrimonio?

—¡Noah! ¡Noah!

Me encuentro en el baño buscando las toallas húmedas, no he traído nada de esto porque no lo creí necesario, solo espero que él si las haya traído, ambos usábamos este tipo de cosas para cuidar nuestra piel. Suspiro frustrada al darme cuenta de que Noah no me ha escuchado. Decido salir a buscarlo, en verdad que las necesitaba.

—¡Noah Henderson! ¡Llevo rato llamándote...!

Genial, él tampoco estaba en la habitación que se le fue asignada, eso solo quería decir que se había levantado antes; seguro estaba iniciando a realizar sus rutinas de ejercicio que dijo hace unos días. Decido entrar a su habitación para averiguar si las ha traído o no.

Busco entre sus maletas, porque sí, siempre hace tres maletas, aunque el tiempo que estaremos en cualquier lugar sea tan corto. Me gustaría decir que soy la más vanidosa de la familia, pero me quedo corta a lado de Noah. Busco con sumo cuidado, también busco en el baño que comparte con Harry, pero nada. Demonios, ambos habíamos sido demasiado descuidados, casi nunca se nos pasa traer cosas como estás. Mamá siempre nos vigilaba que las usaríamos, siempre se encargaba de colocarlas en nuestras maletas, desde su muerte nunca antes se nos habían olvidado tampoco es que nos vayamos a morir si no las usábamos, pero es algo a lo que nuestra piel ya está acostumbrada.

—¿Se te perdió algo?—Un sonido extraño sale de mi boca, la persona que ha entrado a la habitación se ha encargado de casi sacarme el corazón por el tremendo susto que me dio. Odio que se aparezca así sin hacer ruido siquiera cuando pisa, es como si esas enormes botas que calza siempre no hicieran nada de ruido a pesar de que se ve que pesan demasiado como para dar pisadas suaves.

—No, bueno... Estoy buscando unas toallitas húmedas que Noah y yo solemos usar siempre.—Exclamo de lo más normal y regresando mi vista a la maleta de mi hermano, muevo mis manos dentro de las pequeña bolsas en las que probablemente podrían estar, pero nada, arrojo la tercera maleta lejos de mí y me siento en el suelo, haciendo un puchero de frustración.

—¿No las has encontrado?—Niego, noto que sigue ahí mirándome, no entiendo cuál es la novedad de verme, me ha visto desde que estamos compartiendo la misma casa y nunca antes se había entretenido tanto en mirarme.

—¿Hay algo malo en mí?—Exclamo, noto la confusión en su rostro, como desde el primer día que intenté identificar sus emociones basándome en sus expresiones faciales, la confusión es la única que logro ver de manera más sencilla que pueda describir.—Me estás mirando demasiado.—Le digo obvia, cosa que claramente le causa gracia, baja la mirada y mueve la cabeza como si estuviera negando. Tomo aire mientras espero su respuesta, creo que hay más formas de expresar ciertas emociones y sentimientos, más allá de las expresiones faciales.

—Estás buscando algo que no es tuyo sino de tu hermano, en una habitación equivocada, mientras usas toalla.—Mis ojos se abren como platos, ¿Qué acababa de decir?—Harry está en el umbral de la puerta, mirándome fijamente, viendo mi confusión en el rostro, claramente disfrutando quizás mi sentimiento de vergüenza.

—¿Qué acabas de decir?—Y bueno, es su turno para dar una respuesta obvia, cosa que me molesta, porque usa, o al menos intenta, imitar mi tono de voz, aunque debo de decir que eso en lugar de molestarme me causa demasiada gracia.

—Llevas la toalla, es obvio que acabas de salir de la ducha, y si, te has hecho de una mala idea, al final Noah decidió que debíamos de cambiar de habitación.—Harry está muy divertido con esto, muerde su labio inferior, y entonces decidió ponerme de pie. De manera lenta, por temor de que se me fuera a caer la toalla y terminara de ver mi cuerpo.

—Bien, entonces, ¿Estás son tus maletas?—Asiente y yo le imitó.

—Exactamente, las maletas de tu hermano están en la que sería mi habitación.—Asiento, sigo asintiendo desde que hice la pregunta de más maletas y no dejo de hacerlo. No sé como no me di cuenta de que una de esas maletas era de Ella, ¡yo misma había tomado de ahí su pijama!

—Bien, gracias, gracias, ahm... Nos vemos al rato.—Él asiente con ese aire divertido, paso a su lado maldiciendo por lo bajo, no podía creer que al final fue Noah quien cambió la habitación. Tomo aire mientras avanzo hasta la que se suponía era la habitación de Harry y de Ella, supongo que creyó era más conveniente estar en una habitación con más espacio. No me molesta que se hayan pasado a la que está frente a la mía, lo que si me molesta es que Noah está tan lejos, amo pasar tiempo con él, digo, es mi hermano y siempre hemos compartido todo, bueno, casi todo, pero cuando salimos de viaje siempre dormíamos o en la misma habitación o en habitaciones continuas. No nos separábamos ni en esos días. Sin embargo, desde que él comenzó a pensar en su futuro, creo que todo se complicó un poco. El seguirse preparando era algo que a él le agradaba demasiado, y sé que sería un gran profesionista, y si para alcanzar ese sueño debía de separarse de su hermana favorita o sea yo, estaba de acuerdo y estaba dispuesta a ayudarlo.

—Bien, Noah, llevo horas gritándote desde el baño.—Noah va saliendo del que creo es el pequeño baño que tienen en esta habitación, hay otro que es como una ducha y que es el que comparte con Harry. Él me mira mientras se seca el cabello para ponerse luego la playera que ha elegido. Lo miro seria mientras el intenta contener su risa.

—Lo siento, Harry y yo fuimos a correr y cuando llegamos decidí que debía de darme una ducha, pero dime, ¿Qué se te ofrece hermanita?—Miro a Noah de la manera más molesta que encuentre en mi repertorio, Noah quiere reírse, lo sé y lo hace. No le importa que esté molesta.—Vamos gusanito, no es mi culpa, Ella quería estar más cerca de ti.—Asiento cruzando me de brazos.

—Claro, si, lo que digas. No es justo que usen a la pobre niña para hacerme comer, o para que salga de casa, o para cualquier cosa, no es un pretexto, Henderson. Bueno, no quiero pelear, solo quiero que me prestes tus toallitas húmedas.—Asiente, pero en lugar de solo dármelas me sienta en la cama y es él quien se encarga de hacer el ritual de limpieza facial, las cremas que usamos tenían el efecto trasparente, así que me he salvado de pasar un evento más vergonzoso con Harry que el de hace una rato.




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