El beso. Parte II
A la mañana siguiente me sorprende la cantidad de ruido que hay en casa, es decir; Ella suele despertarse todos los días con música, canta y baila por toda la casa, pero nunca del modo en que hoy seguro lo está haciendo. Intento que el sonido desaparezca, cubriéndome la cabeza con las sábanas y la cobija. Es realmente horroroso todo el ruido que hay allá abajo. Decido después de unos segundos que debo de bajar a ver qué es lo que ocurre, como he dicho no es normal que en esta casa haya ruido, al menos no a este nivel. Tomo la perilla de la puerta, estoy por girarla cuando recuerdo lo que ha ocurrido ayer. Mi rostro seguro está rojo por la reacción que tiene ante el recuerdo que se me ha presentado. Harry me besó, me dijo que le gustaba y yo simplemente me fui de ahí; Harry no era un chico feo, más bien era todo lo contrario, un chico guapo, super guapo y que podía llamar la atención de cualquier chica. Sin embargo, había algo que no me gustaba para nada y él lo conocía: su mal genio con su madre. Odiaba que se comportará como un patán, y eso era lo que le quitaba el encanto, porque estoy segura que hasta con Ella es un verdadero amor. Muerdo mi labio inferior, no por el recuerdo, más bien por los nervios y la duda que me invaden mientras pienso en el posible escenario que vaya a montar él. No sé cómo reaccionar después de haber besado a quien es desde hace unas semanas mi nuevo hermanastro. No es algo que se me haya ocurrido podría pasar. Aunque lo que a mí me preocupa más que mi reacción, es la suya. No tengo intenciones de salir de mi habitación después de aquel beso, para ser ignorada de manera triunfal allá afuera, me dolería muchísimo. Harry es guapo y lo que quieran agregar todas las chica que lo han conocido, pero es que ellas no lo conocen tanto como yo, aunque tampoco es como que yo lo conozca de maravilla. Cómo he dicho, llevamos poco de conocernos, de tratarnos y es por esa razón que no debí de haber correspondido a su beso. Los sentimientos entre nosotros aún no están bien definidos, es más, no creo que él en verdad sienta algo por mí, bueno no como lo ha dicho, no creo que yo le guste, no creo que haya visto algo en mí que le resulte atractivo. Y yo, aún estaba experimentando esa especie de amor o lo que sea, más bien Harry estaba empezando a volverse mi crush, o eso creía, no llegaba definirlo bien.
—¡Callie!—Doy un salto en mi lugar al escuchar aquel grito, mierda, no creí que fuera a volver tan pronto, no se ha demorado casi nada. Tomo aire mientras tomo el valor suficiente de no sé dónde para poder salir de mi habitación, pero no logro conseguirlo, así que coloco el seguro a mi puerta y me regreso a la cama, por suerte aún no la hacía.
—¿Callie? Soy, yo, Noah.—Claro que sabía que era Noah, la voz de Harry y de él eran realmente diferentes, no comprendo cómo es que piensa que puedo llegar a confundirlos.—¿Sigues dormida? Ah, vaya, si lo haces no me responderás. Bueno, solo quería que supieras que llegue bien, y antes de lo planeado. Espero que despiertes pronto para que desayunemos juntos.—Odio que Noah hablé solo, en realidad lo odio cuando estoy despierta, me siento culpable porque él habla pensando que estoy dormida cuando no es así. Suspiro y decido responderle, quiero gritarle desde mi cama, que no tengo hambre, pero se me hace muy grosero así que me pongo de pie y pongo la cara más enferma que pueda existir en mi repertorio y me la coloco para mostrársela a mi bello hermano.
—Ni.—Exclamo apenas abro la puerta. Noah se detiene, había dado unos tres pasos para alejarse de mi habitación cuando abrí la puerta, se gira y su rostro se ilumina cuando sonríe, camina hacia mí.
—Hey, gusanito.—Exclama en casi un susurro, Noah me observa y nota que algo no anda bien.
—Me alegra que llegaras temprano, tenía entendido que me dejarías con Mattson.—Suelto una leve risita mientras él sigue con su inspección.—¿Qué sucede?—Exclamo y él me mira directo a los ojos.
—¿Te sientes mal?—Niego, bien, está era una actuación importante, debía de salirme bien.
—No, para nada. Vamos a desayunar.—Doy un paso y, por obra del destino, mi pie se doblega un poco y casi caigo al suelo, quiero reírme, pero más que risa, aparece un gemido de dolor, Noah logra tomarme entre sus brazos y me ayuda a mantenerme en pie.
—Tenemos que llevarte a un hospital.—Niego, no quería que descubriera mi mentira, así que digo lo primero que se me viene a la cabeza;
—No dormí bien anoche, sabes cómo me afecta eso.—Asiente. me había pasado en más de una ocasión, cada que no dormía parecía que mi cuerpo se debilitaba a tal grado de que me desmayaba, en todas esas veces me sucedió porque estaba tan preocupada porque papá no llegaba a dormir después de decir que no se demoraría mucho; en plena tormenta, y sin señal telefónica, todo se ponía en mi contra y ni las pastillas para dormir me funcionaban.
—Vale, entonces ve a dormir, descansa un poco y luego te subo algo para que almuerces, sabes que no me gusta que te malpases.—Asiento no muy convencida, porque si tengo hambre. Pero bueno, aquí están las consecuencias de mis mentiras para evitar a Harry. Noah deposita un beso en mi frente y me obliga a entrar a la habitación.—Bien, entonces, recuéstate y duerme un poco. Subiré a las once, ¿Está bien?—Asiento nuevamente, no sabía qué hora era, pero supongo que Noah creía que a esa hora ya estaría un poco mejor. Me acomodo en la cama y dejo que él me cubra con las cobijas. Me acomodo varias veces hasta encontrar una posición perfecta y a pesar de no tener sueño, me quedo profundamente dormida.
(...)
No sé exactamente cuánto tiempo ha pasado, solo sé que el suficiente para sentir que mi cuerpo duele por estar en la misma posición por más de una hora. Me estiro en la cama, aventando las cobijas con mis pies y mis manos tocando la cabecera de la cama, se sentía horrible despertar horas más tarde de las que estás acostumbrada. Pero era para seguir con la mentira que le di a Noah, aunque bien pude haberme levantado, darme una ducha y quizás hablar por textos con Cassie y contarle lo que había ocurrido con Mattson la noche anterior, pero no, la chica Henderson sintió que debía de seguir con su show y decidió dormirse un buen rato, ahora a enfrentar las consecuencias. Mi mirada está sobre el techo, suspiro y me concentro en las imágenes que me intentan torturar mientras me preparo mentalmente para bajar.