Dilema

Capítulo Veinticinco

Cena romántica

Me gustaría decir que no estoy para nada nerviosa, que todo el día estuvo tranquilo y que después de que Harry me dejó en ese salón de belleza, me estuve tranquila. Sin embargo, no fue así, estaba pensando en que loca idea tenía Harry en la cabeza, no es que no confíe en él, es solo que hay muchas cosas que siguen en el aire entre nosotros dos, cosa que se puede arreglar con una buena charla, pero sea lo que sea que esté planeando no me parece que sea para tratar de esos temas. Intento no moverme mucho mientras Cara me arregla las cejas, mientras me coloca las sombras, mientras me pinta los labios, mientras intenta hacer algo con mi cabello, pero es que los nervios mi pueden más que nada.

—Deja de moverte, te prometo que Harry no planea nada malo.—Exclama con un tono dulce mientras me coloca una cadenita sobre el cuello de la que yo no tenía idea de su existencia.

—¿Qué es eso?—Llevo mis dedos a aquella cadenita, viendo el reflejo en el espejo, ella me dedica una sonrisa mientras termina de colocarme un par de broches en el cabello.

—Es un regalo de Harry, me dijo que te lo colocará yo.—Bien, nadie me había regalado algo como esto, pero sé que es la persona que te la regala quien debe de colocarla sobre tu cuello, y creo con esto que Harry no es como el resto de las personas.

—Está muy hermosa.—Cara asiente, entonces desaparece un buen rato y tengo tiempo para admirar el trabajo que ha hecho, incluidas mis uñas. Nunca me había hecho algo así, las uñas de acrílico siempre me parecieron lindas y más cuando Cassie me enviaba sus fotos con sus estilos diferentes y muy hermosos de sus uñas. Pero nunca me animé, más que nada porque me la paso en el jardín y no creo que duren demasiado cuando haces cierto tipo de actividades. Por otro lado, son un poco dolorosas, al menos creo que es porque es la primera vez que me coloco unas.

—¿Callie?—Me giro a ver a Cara quien sostiene una especie de bolsa para vestidos, entre una de sus manos y la otra lleva una bolsa de alguna tienda que no puedo distinguir. Me acerco a ella sin dejar de cuestionarme de manera interna sobre lo que puede haber ahí.—Harry viene en camino, así que anda, solo falta porque te coloques esto.—Exclama mientras me pongo de pie, no sé exactamente qué es lo que sea, pero no pienso hacerla enojar, se ve que tiene un carácter un tanto fuerte así que no debo de arriesgarme.

Entro a una especie de probador, con ambas bolsas, respiro profundo antes de abrir la bolsa negra; era un vestido, un vestido rosa, era de satín, y parecía más bien una bata para dormir, o eso es lo que en mi mente me imaginé, pero cuando me lo coloque, no era eso lo que esperaba; me miro en el espejo, y noto que me veo hermosa, luciendo un vestido como este, se ciñe a mi cuerpo y por más increíble que parezca, no se nota que no llevo sostén. En esta especie de vestidos es imposible que alguien pueda usar uno de esos. Y como he dicho antes, no son de mi agrado.

Busco en la bolsa otra, el contenido que guarda, encontrándome con un par hermoso de sandalias con un tacón considerable, es un tono similar al vestido y cuando me los coloco me doy cuenta de lo idénticas que son ambas prendas en cuanto al color que tienen. Me miro un par de veces más antes de que una Cara impaciente se asome y me encuentre más sonrojada de lo que esperaba. Ella sonríe.

—Harry sabe qué hace lucir a una chica tan sexy, aunque ella no crea que lo es.—Asiento, nunca me sentí sexy, bonita tal vez sí, pero nunca me había sentido de la forma en la que me sentía justo ahora. Quizás es el efecto Mattson; el hecho de sentirme así, como... No tenía siquiera las palabras para explicar lo que sentía dentro de mí. Es como si una pequeña yo estuviera gritando de emoción dentro de mí, animándome a ser así más seguido. La sensación que tengo justo ahora es la más fuerte que he sentido jamás.

—Si, además es bueno adivinando las tallas femeninas, en zapatos y ropa.—Cara asiente, pero recuerdo entonces que somos hermanastros y que es obvio que ha de haber hurgado en mi ropa y zapatos.

—Como no tienes idea, pero anda, que ya ha llegado.—Mi corazón comienza a latir de la manera más rápida posible, de hecho, siento que en cualquier momento se saldrá de su sitio. Intento controlarme, más por mí que por él, porque de no hacerlo podré caer frente a Harry y quedaré tan obvia con mi nerviosismo. Trago duro y miro a Harry Mattson en un traje negro con unos zapatos que al parecer están recién lustrados. Cara me guía hasta donde Harry. Me gustaría decir que la expresión que tuvo al verme fue de deleite total, que sonrió plenamente cuando me vio acercándome a él, que mostró todas esas emociones resguardadas en su ser pero no fue así, al contrario, se quedó de pie mirándome, mostrando esa neutralidad que tanto me asusta. Quise llorar en ese momento, porque el trabajo de Cara entonces no sirvió de nada. Quizás sus planes se habrían terminado por "x" razón y él solo vino por mi porque debía de hacerlo. Me da una mirada rápida y se acerca a Cara para pagar.

—Ten un poco de paciencia.—Exclamó Cara una vez que regresó a mi lado. Harry y yo salimos del salón, me toma de la mano y yo ya no sé qué pensar de ese acto, sin embargo, no me opongo, acepto su ayuda para subir al auto y justo cuando estoy por cerrar la puerta me detiene.

—Estás preciosa.—Exclama.—Lamento mi frialdad allá adentro, Cara es un poco chismosa, y no quiero que mamá sepa que tú y yo... Ya sabes, estamos teniendo algo.—Le regalo una débil sonrisa.—Toma, ponte esto.—Exclama tendiéndome unos tipo lentes oscuros que me impiden ver cualquier cosa.—¿Ves algo?—Niego.—Perfecto. Hora de irnos.—Cierra la puerta del copiloto y una vez que sube al auto decido que quiero saber de dónde conoce a Cara y porque ella puede ir a decirle a Anne sobre lo que tenemos Harry y yo, sea lo que sea. Una idea me salta por la cabeza, quizás ella es su hija Gemma, pero si no tuviera una buena memoria lo aceptaría, pero como si la tengo, sé qué esa chica no es la de las fotos que hay en casa de Anne, o que había y que ahora no sé dónde han quedado entre tantas cajas. Además el nombre, no había una congruencia.




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