¿Que hay de Zack?
—Y entonces mamá nos persiguió por toda la casa intentando saber quién había hecho eso con su vestido favorito —Exclamo mientras recuerdo ese día. Harry me mira atento, sin reír siquiera, pero se le ve feliz, lo puedo asegurar. Me gusta verlo, me gusta cómo me mira, aunque debo de admitir que eso me hace sentir un poco incómoda.
—¿Extrañas a tu mamá?—Noto que se ha arrepentido de su pregunta, niega mientras se acomoda en la silla, me he dado cuenta de que tiene esa manía cuando cree que ha cometido algo impropio y se pone nervioso porque no sabe cómo solucionarlo.—Lo siento, yo...—Tomo su mano por sobre la mesa, temiendo que la quite, pero no es así, al contrario, me mira fijamente esperando ansioso por mi respuesta.
—Tranquilo, no me molesta para nada que preguntes sobre mamá, al contrario, me gusta hablar de ella. Aunque la gente no lo crea, digo, no es malo recordarla y llorarle un poco.—Él me mira mientras suelto una risita, okay, soltar este tipo de bromas con Harry quizás no ha sido una buena idea. Tomo aire antes de tomar mi copa de vino y darle un buen sorbo, Harry sigue mirándome. Entonces decido continuar, me aclaro la garganta y hablo:—Claro que la extraño, era mi mamá. Y había muchísimas cosas que podíamos hacer antes de su partida. Cosas que pudimos hacer mientras crecía, muchos consejos que podría darme justo ahora.—Bajo la mirada, evitando sus ojos por unos segundos.—Estaba muy enferma, así que tarde o temprano se iba a ir, esperaba que fuera más tarde que temprano, sin embargo, la vida tiene planes realmente distintos. Pero fue lo mejor para todos, papá y Noah, así como los abuelos, sufrían demasiado al ver a mamá de esa forma, yo no lo hacía tanto, ellos no me lo permitían, tenía seis años en ese entonces, así que... No me contaban tantas cosas, me ocultaban ciertos aspectos de lo que el médico decía.—Harry aprieta mi mano entre la suya y me animo a verlo.—Me hubiera gustado que me viera en mi fiesta de dieciséis. Ella hablaba mucho de esa fiesta, aunque creo que no hubiera sido lo mejor cuando me viera sin un novio a quien presumirle.
—¿Qué hay de Zack?.—Eso si no le hace sentir incómodo, es más, creo que él deseaba saber sobre mi relación con Hills. Me pongo de pie y avanzó hasta donde está él, sé lo que provoco en él con cualquier cosa que haga, lo sé porque es lo mismo que él provoca en mí. Me abro paso y me acomodo sobre sus piernas.
—Con Zack nada fue tan serio como espero que lo sea contigo.—Bien, no era muy propio de mí el estar triste y luego ponerme un poco ‘horny’, como decía Cassie, pero aquí estaba. Con mis piernas expuestas para él, sentada a horcajadas sobre Harry y con mis manos sosteniéndose de su cuello. Le sonrío mientras me acerco a él. —Quiero besarte.—Exclamo en voz alta y él me mira fijamente, me mira los labios y luego pasa a mis ojos, asiente.
—Hazlo.—No lo pienso dos veces, me lanzo a su rostro, le beso los labios de la manera más desesperada que encuentro. El alcohol puede que me ponga en un estado realmente diferente al que puedo comportarme de manera sobria. Harry me toma con fuerza de las caderas y me pega más a su cuerpo, mis muslos son acariciados por sus enormes manos, toca mi trasero y eso me hace soltar un leve gemido, sus manos vuelven a mis caderas, elevando mi vestido para poder tocar más piel.—Carajo, no sabes lo mucho que provocas en mí, Callie.—Me río comenzando a moverme sobre él. Quizás lo estoy haciendo de una manera super torpe pero para mí esto es lo mejor que he hecho, Harry me mira con una especie de admiración, sus ojos bajan lentamente hasta la zona de mis pechos, sin darme cuentas las tiras de mi vestido se han resbalado por mis hombros y han caído no tanto como para que se vean por completo mis pechos, pero si lo suficiente para que Harry comience a imaginar cómo se verían.—Creo que debemos ir a dentro, hermosa.—Niego, no quiero separarme en este momento que he sentido su erección cerca de mí, Harry me toma del cuello con cuidado y me acerca a él, sus labios sé posan en la curvatura de mi cuello, y comienza a besar, me he quedado quieta mientras sus labios dejan un camino húmedo hasta el lóbulo de mi oreja, deposita un beso y luego susurra;—Creo que debemos ir a dentro, no creo que querías que alguien nos vea.—Me río.
—No hay nadie, Harry.
—Callie.—Me río bajándome de él, Harry me mira mientras me acomodo el vestido, apenas termino me toma de la mano y me pega a su cuerpo para volver a besarme, me toma por los muslos y me eleva, abro las piernas y le rodeo el torso dejando nuevamente mis piernas expuestas, sus manos sé posan en mi trasero, lo acaricia lentamente mientras avanzamos hasta la entrada de la casa, sin dejar de besarnos. Cómo puede abre la puerta, sube las escaleras con tanta facilidad que me sorprende tanto saber que ya estamos en mi habitación. Me tiende sobre la cama con mucho cuidado, le miro mientras se quita la camisa, trago duro mientras lo veo deshacerse de su pantalón.—¿Te gusta lo que ves?—Asiento mordiendo mi labio inferior, se acomoda entre mis piernas y comienza a besar mis piernas de manera intercalada, subiendo poco a poco.
—Yo quería deshacerme de tu ropa.—Exclamo disfrutando de sus besos en mis piernas.
—Yo quiero deshacerme de la tuya.—Niego sonriendo, dejo que me bese los labios y cuando menos se lo espera cambio de posición, ahora estoy sobre él, me separo del beso y comienzo a deshacerme del vestido, me mira atento mientras lo saco de mi cuerpo, quiero tapar mi rostro porque siento algo de vergüenza, más bien, lo hago, Harry toma mis manos con delicadeza y las retira para poder verme a los ojos;—Sabes que odio que te cubras, eres bellísima.—Estoy sonrojada, mis pechos están expuestos frente a él, ambos estamos solo en ropa interior; él en bóxer y yo en panties. Mis mejillas están rojas y mi corazón no deja de latir al igual que mi feminidad.—Estas bellísima teñida de rojo.—Le beso mientras me acaricia los pechos, los toma uno en cada mano y continúa besándome. Una de sus manos abandona uno de mis pechos y se centra en estimular mi feminidad, sobre la tela de mis panties comienza a dibujar círculos, a subir y bajar, antes de introducirlos haciendo a un lado la tela que se interpone entre ella y sus dedos.