¿Ysselle?
Mi mente no deja de dar vueltas mientras el auto sigue en movimiento, Harry logró hacer que subiera al auto a pesar de que le dije que no subiría hasta que me dijera a donde íbamos a ir, pero es tan bueno convenciendo a las personas, que pues, aquí vamos, escuchando a Alec Benjamín, normalmente este chico me hace relajarme, su voz es tan linda que me siento en calma, sin embargo, en mi cabeza no dejan de reproducirse las palabras que me ha dicho Ella, quiero saber si ella sabe lo que se supone que hay entre Harry y yo, no sé exactamente que tenemos, y creo que esta cena puede sernos de ayuda, aún más para mí, para descubrir qué tipo de relación tenemos o qué tipo de etiqueta debemos de usar cuando alguien nos pregunte sobre esto.
—Has estado muy callada.—Me giro a verlo, está sonriendo y sé que lleva rato viéndome, he sentido su mirada insistente, seguro quería que me girara a verlo para poder hacerme ese comentario.—¿Sucede algo?—Niego mirándome las manos.—Te conozco más de lo que crees, Callie, por favor, dime, ¿Qué ocurre?
—Cassie me preguntó si entre tú y yo había algo.—La expresión de Harry cambia de inmediato y entonces vuelve su postura neutra, lo miro ansiosa esperando su respuesta, lo miro atenta a cada movimiento que hace, pero él solo se limita a conducir.—Y si mi padre o tu mamá preguntan que somos, no sabré que decirles, no es como que lo hayamos hablado.
—No tenemos por qué ponerle etiquetas a esto Callie.—Mi ceño se frunce, no quiero discutir, no ahora que regresó después de días, quiero tener esta cena tranquila, así que me quedo callada el resto del camino, no demoramos mucho en llegar al que creo es un restaurante de comida italiana, nunca he probado nada ajeno a lo que mi padre y Noah cocinan en casa. Harry aparca el auto y me abre la puerta, caminamos tomados de la mano hasta el interior del restaurante, me gustaría decir que es la mejor sensación del mundo, pero no es así, hay algo que Harry me está ocultando, de eso estoy segura, y eso me hace sentir incomoda, insegura, y entonces esa sensación de opresión en el pecho se hace presente, aquella misma que sentí alguna vez por culpa de lo que Zack me decía o hacía. Intento alejar todo lo negativo de mi cabeza porque justo ahora lo que menos necesitamos es una discusión en un lugar público.
En la recepción nos atiende un chico que lleva un traje muy divertido, más bien me parece curioso que en un restaurante que tiene pinta de ser muy elegante le dejen usar ese tipo de ropa; algo en un tono demasiado brillante. Una vez en la mesa, me sorprendo al darme cuenta de que los meseros no son una excepción, todos lucen tan divertidos con esas prendas, pero no me da tiempo reírme porque Harry toma mi mano mientras entrega las cartas que nos han dado para poder ordenar, yo no he tenido tiempo ni de ver los precios de la comida porque estaba muy distraída viendo a los meseros y sus vestimentas tan extrañas.
—¿Todo bien?—Exclama, asiento ocultando mi sonrisa.
—¿Qué has ordenado?—Él me mira divertido y entonces me explica cada plato que le ha llamado la atención y me detalla por qué ha elegido tales otros para nosotros, no entiendo nada de lo que me dice, pero me agrada ver cómo le apasiona el tema de la comida, nunca le he preguntado nada sobre sus gustos, sobre lo que le apasiona, supongo que puedo hacerlo esta noche, aunque después de ver cómo se comportó hace un rato en el auto, no creo que sea muy buena idea.—Nuevamente siento que quieres decirme algo, pero no te animas, por favor, habla.—Lo miro fijamente.
—Ah, sí claro... ahm... Harry.—Su rostro expresa una mezcla de emociones diversión, confusión... y otras que no logro descifrar pero que seguro terminan en sión...—Oh, ¿puedo saber...?—No me da tiempo siquiera a que le pregunte nada, porque el mesero arece interrumpiéndonos, nos sirve un poco de vino y nos explica un poco de su historia; su elaboración y todo ese proceso, además de sus sabores y otras características que seguro él considera importante y después aparecen nuestros platillos, uno por uno, conforme es el orden de cada tiempo. Harry no dice nada sobre lo que quería preguntar, y yo no insisto porque quiero pasar bien la cena. Le hago un par de preguntas con respecto a los alimentos, sobre cómo se debe de comer cierta cosa, le cuestiono un par de cosas sobre la vestimenta de los empleados de este sitio y cosas así.
Debo de mencionar, que mientras Harry conduce de regreso a casa todo parece haberse calmado, pero sigo con algunas dudas en la cabeza. Harry no dice nada y yo menos, cuando llegamos a casa todas las luces están apagadas, decidimos quedarnos unos cuantos minutos más fuera, en el auto, mirando a la nada, siento que esto comienza a volverse incomodo, pero entonces escucho su voz:
—Mi nombre es Harry Edward Mattson, nací en un pueblo en Holmes, Chappel en Londres, Reino Unido, tengo veintiséis años, tengo una hija de cinco años llamada Estrella Isabelle Sky Mattson, estuve en una relación,—Hace una breve pausa, como si tuviera que procesar la información que está por entregarme.—más bien, estuve casado unos tres años antes de venir a Estados Unidos. La madre de mi hija falleció en un accidente cuando Ella tenía tres años y… soy profesor por profesión.—No sé qué cosa me causa más intriga, si lo de su esposa, lo de su trabajo, o el nombre de su hija, digo, son muchos datos.—Y me gustaría dejarte saber más Callie, pero lo que necesito saber ahora es, ¿me tienes paciencia y confianza? Espero que sí, porque es lo que necesito para poder contarte las cosas que más me duelen.—Miro a Harry quien tiene mi mano entre la suya.
—Confío plenamente en ti y esperare lo que tenga que esperar.—Harry me mira sonriendo.
—Y entonces, señorita Callie... ¿le ponemos etiqueta a lo nuestro?—Niego, él me mira confundido.
—No creo que sea bueno ponerle etiqueta a algo que no estamos seguros de lo que es.