Harry Mattson, ¿profesor?
La nueva escuela es muy diferente a mi anterior preparatoria, y es que aún no me acostumbro, y puede que eso suceda hasta una semana antes de salir de ahí. Lo que puedo rescatar de todos esos horarios confusos y las clases largas, es que han empezado con la orientación vocacional. Desde el primer día tomamos una especie de clase en la que nos ayudan a descubrir nuestras habilidades, nuestras destrezas, para así poder elegir la carrera perfecta, o bueno, no perfecta, pero al menos si la que nos haga sentir plenos.
Tomo mi vaso de jugo y doy un sorbo, últimamente me despierto dos horas antes de lo que debo, me doy un baño, me plancho el cabello, me lo ondulo, me hago una coleta o cualquier otro peinado, dependiendo mi estado de humor, hoy me he hecho una coleta perfecta, ningún cabello sale de su sitio, luce graciosa teniendo en cuenta de que mi cabello es súper corto, pero a mí me gusta, me he colocado un poco de blush y me he rizado las pestañas, y pienso colocarme un poco de gloss una vez que termine de desayunar y me haya cepillado los dientes.
—Buenos días —Exclama alguien detrás de mí, siento sus manos en mi cintura y como pega su cuerpo al mío, sonrío de oreja a oreja cuando me deposita un beso en mi coronilla.
—Muy buenos, diría yo.—Me giro sobre la silla, puede que mi falda quedé arrugada un poco, pero no importa, noto que Harry lleva un traje en tono azul marino, junto a una camisa blanca, se ve realmente guapo, irresistible con ese modelito.—Te ves guapísimo.—Tomo de su saco y tiro de él para que se acerque a mí, se inclina hasta que su rostro y el mío están de frente, le regalo una sonrisa antes de besarlo, quiero pararme y dejarle que me tomé de la cintura, de una forma más cómoda para ambos, pero sé lo que puede pasar si hago eso.—¿Irás a la escuela hoy?—Cuestiono girando mi cuerpo sobre mi tronco, lo suficiente como para poder tomar mi pan tostado con Nutella. Harry había recibido una oferta para poder trabajar como profesor sustituto en la misma escuela en donde estudiábamos Cassie y yo. Me pareció una gran idea, y como fui la primera en saber sobre el tema, no descansé hasta que me dijera que si a la gran oferta que se le había presentado.
—Si, tengo que suplir a tu profesora de Historia.—Mis ojos se abren de par en par.
—¿No me digas que ya nació su bebé?—Siempre me han encantado los bebés, así que la noticia de que alguna conocida ha sido madre me llena de ilusión, llevamos unas cuantas semanas de clases, pero el ser considerada anteriormente la ñoña en otras escuelas, me ha dejado tener una especie de cercanía con mis profesores en esta escuela, debo de decir que también me he conseguidos nuevos amigos; una chica llamada Kayla, en realidad se llama Mackayla, pero no le gustaba su nombre y le había quitado el Mac, comenzó a juntarse con nosotras la semana pasada, supongo que lo hace por mi querida amiga Cassie más que por mí. Pero es lindo ver qué también le agrado, o es lo que quizás muestra cuando está Cassie a nuestro lado. Harry niega tomando uno de mis planes tostados, me he preparado tres, y da un mordida, mastica con calma antes de poder responderme.
—No, solo ha tenido que ir a una cita con el ginecólogo. Para verificar que todos está bien con su bebé.—Asiento.
—Será lindo tenerte en clases, dos horas.—Y por suerte eran las primeras dos horas. Harry se acerca a mi nuevamente, sonríe acariciando mi rostro.
—Será lindo para ti, pero difícil para mí.—Lo miro.
—¿ tendría que ser difícil para ti?—Exclamo curiosa, me imagino su respuesta, pero quiero oírla, quiero que lo diga.
—Porque será difícil tenerte dos horas, toda linda, y concentrada en lo que sea que vaya a explicar hoy...
—Veremos la historia de Francia.—Interrumpo, él asiente colocando los ojos en blanco.
—Bien, no soportaré verte poner atención en la historia de Francia. Seguro lucirás tan sexy intentando entender todo ello, y yo no podré acercarme a besarte. Y, tengo una imaginación grande, puede que mientras todos salen, me imaginé retenerte un rato más y hacerte algo sobre el escritorio...
—¿Algo como qué?—Exclamo, bien, supongo que no aprendo la lección.
—Veo que no aprendiste nada sobre retarme.—Me río tomándole del rostro.
—Harry, no dejaré que me lo vuelvas a hacer de esa forma. Fue un martirio subir las escaleras de la escuela.—Harry suelta una risotada antes de volver a mirarme.
—Me gustaba verte caminar por los pasillos, era divertido.—Niego.—Pero nunca digas nunca, hermosa. Te gustó y lo querrás repetir.
—Por suerte nuestros padres no nos vieron.—Eso hubiera sido la peor de las cosas, por suerte ninguno de los dos nos dijo nada, eso significaba que ni cuenta se dieron de la hora en la que llegamos.
—¿Cómo sabes?—Estoy por responder algo, con la expresión más escandalizada que pueda tener en el rostro, cuando la voz de Cassie se hace presente.
—Bueno, creo que, en esta casa, nadie respeta las cosas ajenas.—Exclama entrando a la cocina, pensando quizás que estaba sola, como las veces anteriores en las que me ha encontrado aquí.
—Bueno, pero dime, ¿Qué he tomado esta vez?—Ella dirige su vista a Harry y luego a mí. Mattson está bebiendo un poco de jugo y después de sacudir su impecable traje sale de ahí dedicándome una mirada cómplice y yo le doy una sonrisa muy estúpida, demostrando lo enamorada que estoy de él. Cassie me mira, neutra y ahora me asusto.
—Mis apuntes de Historia. Los necesitaré hoy, por si a la profesora se le ocurre hacer un examen sorpresa.—Niego riendo, eso era muy común en ella, no creo que le haya dicho a Harry que hiciera el examen, esperaba que no, pero aun así, supongo que también debía de estudiar un poco en el camino.
—No creo. Pero bueno, iré a cepillarme los dientes, no tardo.—Ella asiente. Mi querida amiga Cassie tenía una regla muy difícil de seguir para mí; no desayunar nada. Y lo cumplía al pie de la letra, así que ella ya estaba lista. En cuanto bajo, me encuentro con Harry tomando la mochila de Ella y a Cassie con nuestras mochilas.—Bien, estoy lista.