Dime la verdad de ti

Prólogo + Nota

Odio a Aiden Feaver.

Me lo repito todos los días como un mantra. Lo susurro en mi mente, lo grito en mi interior, lo escribo en los márgenes de mis pensamientos. Y algunos días, casi me lo creo.

Otros, al menos logro convencerme de que siento una aversión genuina por todo lo que es y lo que representa.

Como su sonrisa, cínica, encantadora, esa clase de sonrisa que promete problemas y los trae en la misma medida.

Como sus estúpidos antebrazos esculpidos, tensos cuando se cruza de brazos o se apoya contra una pared con esa arrogancia natural.

Como su estúpida colonia, embriagadora y adictiva, que deja un eco en el aire incluso cuando ya se ha ido. Un aroma vintage que se aferra a la piel, como un recuerdo que se niega a desvanecerse.

Y no olvidemos su talento para los golpes bajos. Su facilidad para lanzar palabras como dagas afiladas en el momento exacto en que duelen más. Su tendencia a soltar fugas emocionales que me dejan tambaleando, expuesta y vulnerable.

Aiden Feaver es una mala decisión.

Una de esas malas decisiones que uno sabe que está tomando en el preciso instante en que lo vive.

Una de esas malas decisiones que vienen con un cartel de advertencia gigante, parpadeando en rojo, pero que igual ignoras.

Tomamos riesgos.

Cometemos errores.

Nos mentimos a nosotros mismos con la esperanza de que las cosas podrían haber sido diferentes.

Nos encanta mentirnos.

Nos duele, pero lo hacemos de todos modos.

Perdemos el control la mayoría de las veces.

Me arriesgué. Pagué el precio.

Cometí un error.

Sentí la culpa.

Me mentí.

Me sigo mintiendo.

Me gustó.

Dios, cómo me gustó.

Trato de convencerme de que no fue así.

Pero el problema de las mentiras es que, si las repites lo suficiente, empiezan a sonar como la verdad.

Y el problema con la verdad es que, tarde o temprano, te obliga a mirarla de frente.

Hago daño. Todavía lo hago.

Perdí el control.

Y lo estoy perdiendo de nuevo.

Trato de apegarme a mi plan.

Trato de seguir mis reglas.

Trato de silenciar mi corazón.

Trato de mantener el control sobre las fichas de dominó que representan mi vida, cuidadosamente alineadas en un equilibrio frágil.

Pero entonces, una cae.

Y el resto simplemente la sigue.

Nota de autora

¡Hola, lectores! 🌙✨

Soy Maggie Coelho, y les doy la bienvenida a esta historia donde el peligro y la pasión se entrelazan en una danza tan adictiva como mortal.

Mackenzie dice que odia a Aiden Feaver. Y se lo repite una y otra vez, como si eso pudiera hacer que fuera verdad. Pero aquí entre nos... ustedes y yo sabemos que el odio y el deseo suelen caminar de la mano.

En esta historia encontrarán:
🔥 Un pasado que nunca aprendió a quedarse atrás.
💣 Mentiras que arden en la piel como pólvora a punto de estallar.
💔 Un amor que nunca murió... pero que podría ser su perdición.
⚠️ Y un juego del que nadie sale ileso.

Cada capítulo es una batalla entre lo que Mack siente y lo que debería sentir. Entre el peligro que la acecha y la única persona que siempre ha estado ahí para salvarla... aunque a veces sea él mismo el peligro.

Publicaré esta historia cada domingo y jueves, así que prepárense para una montaña rusa de emociones. Espero que la disfruten, que se emocionen, que griten, que amen y que sufran conmigo en cada capítulo.

Bienvenidos a esta caída libre. Ahora no hay vuelta atrás. ❤️‍🔥

Con cariño (y algo de crueldad),
Maggie Coelho 💫




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