Gabriel//
Después de todo lo que hemos pasado, desde el secuestro de Marco y Linda y todos los problemas que enfrentamos, hoy estamos aquí, en la playa , disfrutando de unas merecidas vacaciones. Decidimos tomarnos un tiempito para relajarnos, y, afortunadamente, la madre de Gabriela aceptó retomar su puesto temporalmente para que pudiéramos hacer este viaje. Estoy tan nervioso porque hoy le pediré a Gabriela que sea mi esposa. Me he esforzado mucho para que este momento sea mágico. Aunque nuestras familias, que ya son una sola, saben que le propondré matrimonio durante estas vacaciones y me han dado muchas ideas, no puedo evitar sentirme ansioso.
-Gabo donde estas?????
-Estoy por aquí amor.
-ahí estás y qué haces aquí tan solito ya es tarde mejor vamos a la camita un ratito - esa propuesta si que estaba interesante......pero tenía que centrarme.
-Esa es una muyyyyy buena idea pero que tal si aprovechamos el rico calorcito que hay en esta tarde y vamos a dar una vueltecita.
-mmmmmmm ok deja y me pongo un vestido no quiero salir en shorts.
-Si quieres te alludo a quitártelos - la tomé de la cintura y la tire a la cama, valla que guapa se miraba con el cabello desordenado, derrepente se me vino la idea de que me dijera que no, que no estaba preparada y se me bajo hasta el azúcar.
-Ya no me hagas cosquillas Gabriel - dijo aún riendo - ......que pasa gabo? Estas pálido, creo que es mejor que nos quedemos aquí.
-No no no estoy bien bien talves solo necesito aire, mejor apúrate que se pondrá el sol y no lo veremos.
-ok ya voy.
Salimos de la habitación y de el hotel para caminar por la orilla de el mar, ya el sol comenzaba a descender en el horizonte, pintando el cielo con tonos de naranja y rosa que se reflejaban en las tranquilas olas del mar
El cielo comenzaba a teñirse de colores cálidos mientras el sol se acercaba al horizonte, creando un espectáculo deslumbrante en la playa. Ya había planeado cada detalle de esta tarde, me asegure de que todo fuera perfecto. Gabi ajena a la sorpresa que le esperaba, disfrutaba del paseo junto al mar y la arena suave bajo sus pies descalzos y la brisa acariciando su rostro, se miraba hermosa.
Mientras caminabamos la guíe hacia una zona más apartada de la playa, donde un pequeño camino de linternas y pétalos de rosa nos conducían hasta una acogedora pérgola decorada con luces cálidas y flores blancas. Gabi se detuvo y por un momento sentí mi corazón detener.
—gabriel, esto es precioso —dijo, volteándose hacia mi con una sonrisa radiante.
—No tanto como tú — respondí tomando sus manos y mirándola con ternura.
La música suave de un violinista oculto entre las palmeras comenzó a sonar, añadiendo una capa de magia al momento. respire hondo, sintiendo cómo su corazón latía con fuerza sabía que este era el momento. Saqué una pequeña caja de mi bolsillo y me arrodilló frente a Gabriela, tomando su mano con delicadeza.
—gabriela, desde el momento en que te conocí, supe que había encontrado a alguien especial. Hemos superado desafíos y compartido innumerables momentos de felicidad. Eres mi mejor amiga, mi confidente y el amor de mi vida. ¿Te casarías conmigo?
Gabriela me miró con lágrimas en los ojos, no sabía de qué eran estaba triste, alegre, emocionada que? Pero Alfin respondió
—Sí, Gabriel, sí, mil veces sí.
deslize el anillo en su dedo y me levanté para besarla, sellando mi promesa con el atardecer como testigo.
Dos meses después
La brisa cálida de la playa acariciaba suavemente a los invitados reunidos, creando un ambiente de paz y serenidad. Una suave música instrumental llenaba el aire mientras los últimos rayos de sol iluminaban el lugar.
Gabriel, con su traje de lino blanco, elegantemente relajado, esperó al final del sendero de flores que marcaba el camino hacia el altar. A su lado, su padre y la madre de su Gabriela, abrazados, irradiaban una felicidad serena y compartida.
-Papa ....estoy muy nervioso.
-Tranquilo hijo es normal ahora solo espera verla, cuando lo hagas estarás mejor.
Linda y marco compartían miradas cómplices y sonrisas llenas de amor. Hace apenas unos días, habían anunciado su compromiso durante una cena familiar, sorprendiendo y alegrando a todos. Junto a ellos, esmeralda y Juan sostenían sus manos con firmeza, habiendo hecho oficial su noviazgo en esa misma ocasión.
De repente, los murmullos se silenciaron y todas las miradas se dirigieron hacia Gabriela, quien apareció al final del sendero. Vestida con un hermoso y sencillo vestido de finos tirantes, que caía suavemente hasta sus pies con finas sandalias, Gabriela avanzaba con una gracia natural. Su cabello, suelto y ligeramente ondulado, se movía con la brisa, y su sonrisa resplandecía más que cualquier joya. Gabriel sintió su corazón latir con fuerza al verla, sabiendo que cada paso que ella daba la acercaba más al momento en que sus vidas se unirían para siempre.
Gabriela llegó junto a Gabriel, tomándolo de las manos mientras sus ojos se encontraban en una mirada profunda y llena de amor. El oficiante, con una voz suave y cálida, comenzó la ceremonia, hablando de la belleza del amor verdadero y de la importancia de la unión que estaban a punto de sellar.
Cuando llegó el momento de los votos, Gabriel tomó aire profundamente y comenzó a hablar, su voz llena de emoción y convicción.
—gabriela , desde el primer momento en que te vi, supe que nuestras vidas estaban destinadas a estar juntas. Hemos recorrido un camino increíble, lleno de desafíos y triunfos, y hoy, más que nunca, sé que no hay nadie más con quien quiera compartir mi vida. Prometo amarte, apoyarte y estar a tu lado en cada paso de nuestro camino. ¿Aceptas ser mi esposa, ahora y para siempre?
Gabriela, con lágrimas de felicidad en sus ojos, respondió con voz clara y emocionada.
—gabriel, tú eres mi roca, mi confidente y mi amor verdadero. Juntos hemos construido una vida llena de sueños realizados y amor profundo. Prometo amarte incondicionalmente, apoyarte en tus sueños y caminar a tu lado, sin importar los desafíos que enfrentemos. Sí, acepto ser tu esposa, ahora y para siempre.