Dime que te Iras (amor a lo Escoces #2)

Capítulo 14

"Nuestro amor siempre tuvo sabor a distancia"

 

Nancy caminó en pasos lentos apoyándose de la pared hasta dejarse caer en el sofá

—Creo que acaban de hacer que rompa fuente

—¡¿Que!? —mi cuerpo reaccionó del susto y volví a la vida con el cuerpo helado

—¡Que estoy mojada! Por dios, que escena más candente acabo de ver. Tengo hormonas de embarazada, todo me pone cachonda, Niña, Aiden. Pero que semental. ¡Tengo calor! Dios santo, ya entiendo cómo es que no has podido olvidarlo. ¡Qué brazos! ¡Qué beso!

—¿Estas entrando en Labor de parto? —me preparé para tener que llamar a emergencias pero Nancy chasqueó la lengua como si fuese tonta

—No, no. Estoy es embarazada y hormonal. Ven acá, ven acá y te me sientas. Dime algo, por favor dime que Aiden y tú no andan teniendo amoríos a escondidas, que Aiden es un caballero pero con los hombres una nunca sabe

—¡No! Aiden y yo no tenemos nada, Nancy que preguntas haces...

—¿Y eso que acabo de ver?

—No lo sé. No lo sé.

La habíamos cagado. La habíamos cagado a lo grande.

Hilka, dios mío, Hilka. Me sentía tan inmoral. Estaba en un conflicto interno.

—¿Cómo que no lo sabes? ¡Estaban devorándose!

—¿Que tanto viste?

—¿Que tanto vi? ¡Debería darte vergüenza Fabiola! Ay es que si tu madre se entera...

Me quedé pálida y helada

—Mi mamá no se puede enterar

—¡Besaste a un hombre comprometido! Y no a cualquier hombre. E ¿Hilka? ¡¿Pensaste en Hilka?! Mira Fabiola no parecen cosas tuyas.

Me quería morir de la vergüenza. De la culpa. Y de todo lo que ese beso me había hecho sentir. Tanto tiempo soñando este momento. Tantas noches ansiándolo, pensando en cómo sería. Había sido mucho mejor que cualquier pensamiento que tuve.

—No pensé. —respondí— Nancy no puedes decirle a nadie

—¿Qué no? ¡Que sí! A ver, ¿cómo es eso de que te fue a buscar a Venezuela? Yo de eso no sabía nada.

Mis ojos se abrieron con horror

—¿Estuviste escuchando todo?

—Por supuestos, ¿por quién me tomas?. Que tú en ropas menores y Aiden con esa excusa barata de venir a traerme el manuscrito, ya sabía yo que el muerto empezaba a apestar.

—No sé qué decir —susurré porque seguía en estado de shock, no podía terminar de creer toda la conversación tenida, que lo había besado. Parecía como una ilusión, no se sentía real.

Aiden debía pensar que era una cualquiera.

—¿Sabes quién tiene que saber? —Nancy preguntó pensativa y no sabía describir cuál era su estado de humor

—¿Quien?

—Pásame el teléfono

—¿Que?

—¡Que me pases el teléfono!

—¡Ni se te ocurra llamar a Rupert!

Si Nancy llamaba a Rupert me iba a morir. Abriría la ventana y me lanzaría.

—Mira niña, no estás en condiciones de pedir nada. Casi me haces parir al gusanito antes de tiempo por la impresión así que pásame el teléfono.

Yo, como buena chica obediente, se lo tendí porque Nancy no parecía estar exactamente molesta y eso era una buena señal ¿No? Con mi tía uno últimamente nunca sabía.

Quince largos minutos después de los cuales catorce Nancy se gastó en el baño, Lisseth estaba sentada en el sofá de la sala, mirándonos sin entender cuál era la urgencia.

Yo no pensaba abrir mi boca aunque la curiosidad me estaba carcomiendo.

—A ver Lisseth, cariño, necesitamos hacerte una serie de preguntas y quiero que seas honesta — mi tía empezó con su mirada fija en Lisseth.

—¿Por qué presiento que esta conversación no me va a gustar? —respondió la pelirroja mirando entre mi tía y yo.

—Aiden vino hace un rato y dijo una serie de cosas bastante interesantes

Lisseth soltó un suspiro y se acomodó en el sofá como si presintiera que la conversación seria larga. Yo seguía sin abrir mi boquita

—¿Sabías que Aiden fue hasta Venezuela a buscar a Fabiola?

La expresión de Lisseth cambió por completo. Sus ojos se abrieron y me miró directamente

—¿Como saben eso?

—Así que si sabias. ¿Nunca pensaste con comentármelo? ¡Ingrata! — mi tía lucía verdaderamente ofendida y yo prefería no profundizar en mis emociones

—Discúlpame Nancy pero no soy quien para andar contando cosas que no me corresponden

—¡Pero fue un sacrilegio! Si lo hubieses comentado y Fabiola se enteraba, las cosas para ellos dos cambiarían

Ella soltó un suspiro y se encogió de hombros

—Aiden tenía sus razones y eso sucedió hace años. No creo que tenga ya relevancia.

—La tiene y a la vez no —hablé en medio de un susurro— Aiden me lo contó hace un rato. Yo no tenía ni idea

—Mira Fabiola, tu partida afectó mucho a Aiden, eso no es un secreto para nadie y a ti me supongo que también te afectó. Pero no puedo hablar por ti porque no te conocía antes y tampoco supe como estabas después y en cambio a Aiden... Lo veía todos los días. Lo conozco, él intentaba aparentar que estaba bien pero realmente no lo estaba. Cuando te fue a buscar a mí me pareció que estaba tomando una decisión acertada, ustedes hacían tan bonita pareja y él te quería tanto Fabi... pero regresó con las manos vacías y más desanimado que antes.

—¿Cómo estaba él? —le pregunté porque me dolía saber lo mal que le había hecho mi partida.

—No era el mismo, esa es la verdad. Aiden siempre ha sido una persona muy alegre pero en ese momento era más bien taciturno. Se asfixió en trabajo, día y noche, sin descanso y luego estaban las mujeres... El montón de mujeres.

Alcé mis ojos y una punzada de celos me atravesó

—Esa parte te la puedes saltar

—¿Que parte? —preguntó confundida

—Aiden con otras mujeres. No tengo ganas de escuchar sobre sus ligues.

La imagen suya con mujeres distintas a su alrededor, bailando, besándose, desnudos en la cama empezó a llenar mi cabeza y me enfermaba como nada.

Lisseth frunció el ceño como si la hubiese ofendido



#907 en Novela romántica

En el texto hay: humor, drama, amor

Editado: 19.04.2022

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