Dime que te quedarás (amor a lo Escocés #1)

Capítulo 3: Los amigos de Nancy

Tres interminables cuadras después por fin habíamos llegado al restaurante, estaba cansada de tanto caminar pero mis dos compañeros lucían como si nada, estando más acostumbrados a estas caminatas que yo. Una vez dentro del local, nos quitamos nuestros abrigos y caminamos hacia una mesa grande con varias personas en ella.

Mi estómago empezó a revolverse sintiéndome nerviosa, conocer gente nueva que además de no hablar tu idioma era como diez años mayor que tú no me estaba pareciendo una buena idea de pronto, las ganas de caminar de vuelta al apartamento me consumieron, por lo que me obligué a permanecer tranquila y sonreír, le debía esto a Nancy, ella se veía muy emocionada por presentarme a sus amigos.

Un hombre pelirrojo a finales de sus treinta se levantó de la mesa y nos saludó, me imaginé que era quien había llamado a Nancy anteriormente, intercambiaron unas palabras mientras me quedaba a un lado intentando entender que decían, y observé a las personas que estaban sentadas en la mesa, las cuales también me examinaban con curiosidad, haciéndome sentir muy consciente de mi misma. Había cinco personas, contando a Rupert. Dos mujeres y tres hombres, una de las mujeres tenía el pelo rojo largo, observé con un deje de envidia, siempre quise tener ese color de pelo natural. La otra era morena, su piel más oscura y tenía el pelo recogido en una cola alta, se veía elegante.

―Fabiola, acércate, quiero que conozcas a mis amigos. ―dijo Nancy en inglés. ― Este es Rupert. ― se refirió al pelirrojo que nos saludó cuando llegamos. ― Ese es Aiden, el hermano de Rupert. ― siguió, señalando al hombre que estaba sentado al lado de Rupert, de unos treintaitrés años quizá, los dos eran muy parecidos, pelirrojos, ojos verdes, altos y un poco fornidos, me los podía imaginar perfectamente compitiendo entre sí por quien levantaba más peso que el otro. ― Esa es Blair y Candice. ― señaló a la morena y a la pelirroja respectivamente. ― Y por último conoce a Eduardo, el esposo de Blair. Eduardo es de Bolivia. ―me indicó, señalando al hombre sentado al lado de Blair, el cual tenía la piel un poco más canela y era calvo―. Todos conozcan a Fabiola, llegó hoy de Venezuela y estará quedándose con nosotros por unos meses, es mi sobrina, así que trátenla bien.

Ellos me saludaron mientras nos sentábamos. Mi incomodidad creció ahora que toda la atención estaba en mí pero hice mi mejor esfuerzo para sonreír y saludarlos.

― ¿Sabes hablar bien inglés, Fabiola? ―me preguntó Eduardo en español.

― Yo pensaba que sí hasta que llegué aquí.

― ¿Por el acento? Ya te acostumbraras, son muy pocas las palabras que cambian ― Aiden intervino y no pude ocultar mi sorpresa al notar que él también hablaba español. ―Viví en España un tiempo, por eso sé el idioma. ―respondió a mi pregunta no dicha.

― ¿Has ido a España? ―quiso saber Eduardo―. Es un país muy bonito. Mi esposa y yo fuimos de luna de miel.

―No, no he tenido el placer todavía. Pero siempre he querido conocer Ibiza.

― Ah Ibiza, el señorito vivió ahí, muy rebelde, DJ. ― dijo Rupert en un muy mal español refiriéndose a su hermano.

― Y uno excelente, pero eventualmente maduré y decidí sentar cabeza ―se defendió Aiden.

― Sentar cabeza, mucha gracia.― se burló su hermano fuertemente, causando la risa de todos, menos de Candice que se veía confundida.

― No entiendo de que están hablando, pueden hablar en un idioma que todos entendamos, lo agradecería mucho. ―replicó en inglés con un deje de enfado
.
―Discúlpanos Candice, olvidamos que todavía no sabes Español, hablábamos sobre la época de rebeldía de Aiden en Ibiza. ―se disculpó Blair en inglés. ― Me acuerdo del montón de dolores de cabeza que le dio al pobre de Rupert.

― Ah sí, yo aún no los conocía. ―dijo Candice.

―Yo tampoco, pero me hubiese gustado ver a nuestro querido amigo atormentado por las aventuras de su hermano menor. ―rió Nancy.

― Basta, basta, no recordar a esos tiempos oscuros. ― terminó Rupert dramáticamente.

Rupert era un hombre de pocas palabras, me estaba dando cuenta, tenía este extraño aspecto rustico en sus facciones que me hacían recordar a un vikingo, lo cual concordaba perfecto con su pelo rojo. A primera vista podía parecer una persona intimidante, yo me sentía algo intimidada cada vez que hablaba, y su tono de voz fuerte no hacía nada para disminuir el sentimiento.

El mesero llegó en ese momento tomando nuestras órdenes, yo pedí una pasta que Nancy me recomendó y los demás pidieron unos platos extraños para mí. Como no quería ponerme a inventar con la comida le hice caso a Nancy y me fui por lo seguro. Rupert pidió una botella de vino, la cual el mesero trajo enseguida.

― ¿No te gusta el vino? ―me preguntó Aiden en español y bendito dios si su acento no era sexy.

Amaba el acento de todos ellos cada vez que hablaban español, podría escucharlos hablar todo el día sin aburrirme solo por el acento, la manera en que pronunciaban la ere. Su voz, aunque era bastante profunda no era tan fuerte como la de su hermano.



#9 en Joven Adulto
#345 en Novela romántica

En el texto hay: humor, drama, amor

Editado: 13.11.2019

Añadir a la biblioteca


Reportar




Uso de Cookies
Con el fin de proporcionar una mejor experiencia de usuario, recopilamos y utilizamos cookies. Si continúa navegando por nuestro sitio web, acepta la recopilación y el uso de cookies.