El sonido de algo estrellándose contra el suelo me despertó horas después, seguido de una maldición, me apresuré hacia la cocina encontrándome a Nancy arrodillada en el piso dándome la espalda. Restos de vidrios se encontraban esparcidos por el suelo
Me acerqué arrodillándome a su lado para ayudarla a recoger los pedazos de vidrio.
― ¿Qué se rompió? ― Nancy se sobresaltó al escuchar mi voz, se veía terrible, su cabello estaba amarrado en un desordenado moño y sus ojeras eran peores que las que yo tenía en la mañana, lo cual era decir mucho.
― Un estúpido vaso, se me resbaló y para colmo me corté la mano intentando recoger los restos ―Me mostró su mano derecha revelando un pequeño corte debajo del pulgar goteando sangre.
Hice una mueca ― ¿Dónde está el alcohol? Deberías desinfectarlo. Yo termino de recoger esto.
― Esta bien. ―Se levantó y caminó hacia el baño a desinfectarse la herida mientras yo terminaba de limpiar―. Dios, tengo tantas ganas de comerme una sopa. ―dijo regresando del baño.
Me reí sacudiendo la cabeza. ― La resaca te tiene mal ¿no?
Me levanté del piso para echar los desperdicios en la basura y me senté en la mesa con ella.
― No tienes ni idea. ―respondió recostando su cabeza en la mesa. ― No debería haber tomado tanto whisky.
― Te estabas divirtiendo, no es para tanto.
― Estaba, ahora estoy muriéndome, la cabeza me va a estallar. ―susurró bostezando―. Solo quiero una sopa y seguir acostada.
Me levanté de mi asiento y empecé a levantarla a ella también.
― Lo que tú necesitas es una buena ducha. Vamos, levántate.
Nancy se tapó los oídos con las manos negando con la cabeza.
― No hables tan fuerte, por favor. ― se quejó―. Y no tengo fuerzas para una ducha.
La ignoré y seguí jalándola hacia su baño ― Ah no, si yo tuve fuerzas para despertarme a las seis de la mañana a trotar, tu señora tienes fuerzas para bañarte. Y gracias por dejar pasar a Aiden a mi cuarto, por cierto. ― dije sarcásticamente.
Nancy dejó de resistirse y se río. ―De nada. No me has dicho como te fue
Solté un bufido y la miré con cara de pocos amigos.
― Y tampoco lo pienso hacer.
Me miró haciendo un puchero
― ¿Qué? ¿Por qué? Vamos, no seas mala con tía Nancy.
Me crucé de brazos y la miré expectante.
― ¿De verdad me estas preguntando por qué?
Ella alzó sus brazos y se rio otra vez.
― Esta bien, está bien, disculpa. No debí haberlo dejado pasar así pero en mí defensa, tú estabas dormida, no habías escuchado el timbre y yo no estaba en todos mis cabales además que no tenía la energía para despertarte.
Suspiré y caminé hacia la puerta de su baño abriéndola para que ella se metiera dentro.
― Hagamos un trato, tú te bañas mientras yo bajo a comprar algo de comida y después te cuento todo ¿sí?
― Trato.
Después de dejar a un lado mí miedo a salir sola, nos conseguí dos platos humeantes de sopa para llevar. De vuelta al apartamento, llamé a Nancy para que viniera a comer y salió de su cuarto con un mejor aspecto, las ojeras habían disminuido y su pelo estaba mojado cayéndole por la espalda.
―Tenías razón. ― me concedió sentándose en la mesa―. Me siento como nueva.
―Te lo dije.
Tomó un trago de su sopa y cerró los ojos disfrutándola
― Mmmm esto está mucho mejor, creo que estoy lista para una segunda ronda hoy.
― Ya me lo imagino
― Era broma, creo que no tendré más whisky hasta dentro de un mes. Mi organismo no es el mismo de cuando tenía tu edad. ― miró hacia el techo suspirando soñadoramente―. Qué tiempos aquellos.
La miré con diversión. ― No estoy segura de querer saber qué hacías a mi edad.
Ella solo me dirigió una sonrisa conocedora y siguió comiendo.
― Entonces, ¿me vas a contar como te fue hoy?
Dejé mi plato a un lado y la miré con preocupación
― Creo que lo arruiné.
Nancy parpadeó con confusión y dejó de comer. ― ¿Arruinaste qué?
― Todo, no estoy segura de si él querrá seguir siendo mi amigo o algo.
Eso trajo toda su atención y me miró expectante.
― ¿Por qué dices eso?
Ahora, esta era la parte difícil, Nancy se iba a enfadar bastante conmigo después de que se enterara de mi discusión con Aiden.
― A ver, al principio todo fue bien, en realidad me gustó mucho trotar, había tanta tranquilidad en las calles, me gustó y quedamos para repetir mañana otra vez.
Nancy asintió lentamente ― Eso está bien, pero no entiendo cuál es el problema.
Empecé a tronar mis dedos nerviosamente tratando de escoger las palabras.
― Después de trotar fuimos a desayunar a este local que tenía los mejores croissants del mundo. No sé si sabes cuál es. ― le estaba dando largas al asunto y Nancy se dio cuenta porque empezó a impacientarse.