― ¿Qué vas a tomar? ¿Quieres una copa de champagne o me vas a decir que tampoco te gusta? ― preguntó Aiden
― ¿Vas a estar sacándome por siempre que no me guste el vino? ― pregunté mirándolo feo.
Él hizo un gesto pensativo por unos segundos y después asintió ― Sí.
Rodé los ojos y acepté la copa de champagne. Habíamos estado sentados en la mesa donde estaba Devon teniendo una "conversación" con la gente que estaba ahí incluyendo a las prostitutas de lujo, aunque estaban demasiado borrachas para decir algo coherente, habían intentado pararme del asiento para que me uniera a bailar con ellas pero me negué rotundamente, definitivamente no estaba dispuesta a "rozarme" con ellas, como estaban haciendo. Con verlas hacer el ridículo tenía suficiente.
Una mujer con un vestido rojo que estaba a dos mesas de nosotros llamó mi atención, había estado viendo hacia nuestra mesa toda la noche, como esperando o decidiéndose por algo.
― Aiden ― llamé
― ¿Qué pasó? ― dijo interrumpiendo su conversación con uno de los amigos de Devon
― No voltees pero hay una mujer a dos mesas de distancia que no ha dejado de verte desde que llegamos. ― susurré en su oído
― ¿Quién? ―preguntó girando su cabeza abruptamente hacia donde le había dicho.
Lo golpeé en la cabeza ― ¡No mires!
― auch ―se quejó sobándose con la mano en donde lo había golpeado― Me diste duro mujer.
― Te dije que no voltearas.
― No pude evitarlo, no puedes decirle a un hombre que una mujer ha estado horas viéndolo y pretender que no voltee
― Lo que sea, es la que tiene el vestido rojo ―él volvió a mirar examinándola― y literal, no deja de mirarte. Es un poco acosador
Una sonrisa juguetona se formó en sus labios ― Es sexy.
Ignoré su comentario ― ¿Vas a ir a hablarle?
― ¿A quién? ― dijo confundido mirándome de nuevo.
― ¡A la mujer! ―estaba perdiendo la paciencia―Deberías ir a hablarle
― ¿Por qué debería hacerlo?
Mis cejas se alzaron sorprendida. ― ¿De verdad estas preguntándome eso? ¡La mujer ha estado viéndote toda la noche! Y tú dijiste que era sexy.
A veces Aiden era imposible de entender.
― Es sexy pero eso no significa que tenga que ir a hablarle.
― Pues yo pienso que si deberías.
Él miró de nuevo a la mujer, la cual seguía viéndolo y me miró otra vez ― ¿Y que se supone que le voy a decir?
― Qué se yo ese es asunto tuyo
― Pero tú eres la que me está diciendo que vaya a hablarle
Mis labios formaron una sonrisa burlona ― Aiden Strachan voy a empezar a pensar que no sabes cómo ligar con una mujer.
Él bufo como si eso fuera ridículo ― Claro que se cómo ligar con una mujer
― ¿Entonces?
― ¿Entonces qué?
Llevé las manos a mi rostro con exasperación y solté un gemido ― ¡Levanta tu culo y anda a hablar con ella!
― ¿Por qué quieres que vaya a hablar con ella? ―dijo mirándome seriamente.
― ¿Por qué no quieres tú? Si yo fuera hombre estaría hablando con ella ― respondí. Aiden tenía razón, la mujer era bastante sexy.
― Suerte para ella que no seas hombre entonces
― No me cambies el tema
Él se removió incómodo en el asiento ― No puedo ir a hablar con ella y dejarte aquí sola, vine contigo me quedo contigo.
Aiden a veces podía ser tan caballeroso y educado que era estresante.
― Te relevo de tus cargos de niñera para que puedas hablar con ella. No le diré nada a Nancy, lo juro.
Él entrecerró los ojos ― ¿Estas tratando de deshacerte de mí?
Lo miré desconcertada ― Claro que no, solo quiero que te diviertas un poco
― Estoy divirtiéndome
― Pero creo que te divertirías más si fueras a hablar con ella ―lo alenté ― Solo invítale un trago y ya
― ¿Si le invito una copa estarías satisfecha?
― ¡Si! ― dije asintiendo energéticamente.
Él suspiro y se pasó una mano por el pelo ― Jamás pensé que una mujer me alentaría para que la deje sola y así pueda irme a ligar con otra, y mucho menos que estaría feliz por eso.
― Soy una persona muy comprensiva ―dije inocentemente.
― ¿Estas segura de que estarás bien?
Yo puse los ojos en blanco ― Obviamente, este no es el primer bar al que he ido.
― Pero es el primero escoces
Fruncí el ceño ― No es diferente a los demás. ―Él me miró todavía dudando de si ir o no por lo que levante mi mano y la puse en su hombro acariciándolo ― Voy a estar bien, de verdad. Estaré en tu campo visual todo el tiempo
Finalmente asintió y se levantó ― Está bien, tu ganas. Pero no te alejes mucho de donde yo estoy.
― Si papá ― solté con fastidio ganándome una dura mirada de su parte al escuchar el sobrenombre.
― No me llames así.
― ¡Vete!
Me dio una última mirada de advertencia y se alejó.