Dime que te quedarás (amor a lo Escocés #1)

Capítulo 14: El Postre

En el restaurante solo faltaban Blair y Eduardo por llegar así que nos sentamos hablando y bebiendo vino - yo con mi típica Limonada- esperando a que llegaran para pedir.

― Lo siento por el retraso ― dijo la voz de Eduardo,
Blair y él llegaron agarrados de las manos y se sentaron en los dos asientos que quedaban disponibles frente de mí quitándose los abrigos. Blair llevaba un lindo vestido blanco que le llegaba hasta los pies y era bastante holgado en la cadera. El vestido hacía que su piel morena brillara. En realidad los dos se veían radiantes, sus ojos destilaban alegría concordando con sus amplias sonrisas.

― Si siguen sonriendo de esa manera estoy seguro que terminarán convirtiéndose en un dibujo animado ― bromeó Bodric

Aparentemente no era la única que se había dado cuenta que estaban sonriendo más de lo normal. Blair por lo general era más reservada, estaba acostumbrada a su expresión neutra

― ¿A qué se debe tanta felicidad? ― preguntó Candice al lado de ellos

Los recién llegados se miraron entre sí como compartiendo un secreto con su mirada y sonrieron más radiantemente

― Les tenemos una noticia ― anunció Eduardo

Todos los miramos esperando a que continuaran pero se quedaron callados mirándose entre ellos con amor.

Eran tiernos

― ¿Y? ― Candice estaba empezando a impacientarse

― ¡estoy embarazada! ― soltó por fin Blair

― ¡oh dios mío!

― ¿cuánto tiempo tienes?

― ¿es niña o niño?

― ¡felicitaciones!

Todos empezamos a hablar al mismo tiempo, emocionados por la noticia. Eran los primeros del grupo que tendrían un hijo, además de ser los únicos en estar casados.

Nos levantamos de la mesa turnándonos para abrazarlos a los dos y felicitarlos de nuevo, haciendo bastante escándalo sin importarnos las miradas molestas de los demás clientes que solo querían cenar en paz. Después de que todos hubiésemos expresado nuestra alegría nos sentamos de nuevo, para el alivio de los mesoneros.

― ¡Tengo que ser la madrina! ― Candice estaba demasiado emocionada y volvió a abrazar a Blair a su lado

― Por supuesto que si

― ¿Todavía no saben el sexo del bebé? ― preguntó Aiden a mi lado

― No, todavía es muy pronto para saberlo, tendremos que esperar un par de meses más ― explicó Eduardo depositando un leve beso en la mejilla de Blair.

― Solo tengo siete semanas de embarazo

― No tienen que esperar un par de meses más, les digo yo desde ahorita que ese bebé será un varón, justo como el tío Rupert

Candice se volteó hacia su jefe con un gesto desafiante ― ¿Niño? el bebé será una niña, lo siento en mis huesos.

Rupert frunció el ceño confundido ―No puedes sentirlo en los huesos.

― Si puedo, soy mujer. Sabemos más sobre el tema
Él resoplo y la señaló con un dedo ― Te equivocas. Apuesto a que será un niño

― 300€ a que no

― Vas a perder

Se dieron un apretón de manos, cada uno sonriendo con superioridad

― ¿De verdad están apostando sobre el sexo de mi hijo? ― preguntó Blair poniéndose una mano en el vientre.

― él es un terco.

― ella es una terca ― dijeron los dos al mismo tiempo causando que todos en las mesa riéramos.

― Ustedes son patéticos ― se burló Bodric.

El mesonero llegó y tomó nuestras órdenes, yo ya estaba más que familiarizada con el menú y me atrevía a pedir más platillos escocés, eso sí, siempre preguntando de qué estaba hecho cada cosa, no estaba ingiriendo vísceras de vaca o tripa de cerdo sin saberlo.

Aiden y yo también habíamos agarrado la mala costumbre de pedir dos postres al azar sin mirar el menú, solo por diversión. Esta vez a él le tocó un pastel de chocolate con brownie que de alguna manera le había salido varias veces y a mí nunca

― Hiciste trampa ―lo acusé.

― Deja de ser envidiosa, no es mi culpa que siempre me salga lo mejor.

Y era verdad, sorprendentemente a él siempre le salían los mejores postres. Lo odiaba

― Ahora cierra los ojos te toca a ti.

Agarré el menú y cerré mis ojos un poco, de manera que pudiera ver el menú sin que Aiden se diera cuenta. Yo quería el de brownie también. Coloqué mi mano en el menú y empecé a recorrerlo con un dedo fingiendo que no veía nada.

― ¿Ahora quién es el tramposo?

Rayos. Se había dado cuenta.

Abrí mis ojos y lo miré. ― No estaba haciendo trampa, que tú la hagas no quiere decir que yo también lo haga

Él se rió ― No es mi culpa que no te des cuenta si hago trampa o no.

Mis ojos se abrieron de par en par ― ¡Lo estas admitiendo!

― Yo no estoy admitiendo nada

― ¡Si lo hiciste!

― ¿Pueden dejar de pelear? ― preguntó Nancy a mi lado escuchando nuestra discusión.

― ¡pero él hizo trampa!

― No hice trampa

― Aiden, siempre haces trampa. ― lo acusó Rupert
Aiden lo miró enfurruñado ― Tú no tienes vela en este entierro



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#322 en Novela romántica

En el texto hay: humor, drama, amor

Editado: 13.11.2019

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