― ¡Te gane! ―bromeó Aiden al llegar al final del parque
―No... sabía que... era... competencia ―estaba jadeando por aire ¿El hombre frente a mí? sonreía como si no acabáramos de trotar durante treinta minutos sin parar ¡treinta!
― Oh, vamos. Cuatro días sin trotar y ya estas como el primer día. ―le saqué el dedo del medio tratando todavía de recuperar el aliento ― ¿Ahora quién es la anciana?
Entrecerré mis ojos hacia él ―Voy a acabar contigo
Él se carcajeo profundamente
― Solo si me atrapas ―me guiñó un ojo y salió corriendo de nuevo por donde habíamos venido
Santo dios
Haciendo acopio de toda mi fuerza de voluntad tomé una respiración profunda y corrí detrás de él dispuesta a sobrepasarlo.
5...10...15 minutos y él todavía seguía a unos buenos seis metros delante de mí. Puta vida. No aguantaba más, mis piernas temblaban y yo necesitaba aire. Urgentemente
― Creo que gané... otra vez ―dijo
Quería golpearlo pero ni siquiera tenía fuerzas para levantar mi vista hacia él. El corazón estaba a punto de salirse de mi pecho. Si así me sentía a los veinte no me imaginaba a los treinta. Aiden tenía que ser un extraterrestre o mi resistencia realmente apestaba. Me inclinaba más por la primera opción. Aiden era un extraterrestre
― ¿Voy a tener que cargarte de nuevo cariño? ―preguntó burlonamente
―Púdrete
― Pareces bastante cansada ―sonrió abiertamente disfrutando de mi estado. Dios, ni siquiera el primer día había quedado tan agotada, aunque bueno, el primer día habíamos trotado a mi ritmo.
Estúpido viaje a Londres. No, olvida eso. Estúpido Aiden
―Eres un estúpido ―pude decir cuando recupere el aliento.
― Pero me amas
Me reí ―Estoy estancada contigo, no tengo otra opción
Alzó las cejas con diversión ― Amas estar estancada conmigo
Rodé mis ojos y empecé a caminar hacia la panadería, sintiéndome mejor
―Amo usarte para que me compres comida
Me empujó un poco con el hombro ― Corrección, amas comer conmigo
Negué con la cabeza
―Puedes pensar lo que quieras siempre y cuando sigas alimentándome ―lo miré pero su atención estaba dirigida a otra cosa delante de nosotros. Una cosa grande y carnosa en movimiento. Lo empujé con las manos― No tranquilo, no hace falta que disimules ni nada
― ¿Qué? ―su mirada expresaba confusión
― Estabas viéndole el trasero a esa mujer
Desvió su mirada hacia el trasero nuevamente ―No estaba viéndoselo
Me reí fuertemente sin poder evitarlo
―Estas viéndoselo ―sus orejas se tornaron de un lindo rosado― Oh dios mío, estas poniéndote rojo ―me reí más fuerte
― Ya, ya cállate ―me tapó la boca con su mano para evitar que siguiera riéndome― Deja de reírte que te va a escuchar― miró hacia la mujer de nuevo para verificar que no había volteado
Le mordí la mano
― auch pero por qué me muerdes ―se quejó frotándose la mano mordida en su short deportivo
― No pongas tu asquerosa y sudorosa mano en mi boca ―fingí estar asqueada y escupí saliva en el piso
― ¿Ahora quien está siendo la asquerosa? ―dijo viendo hacia donde había escupido
Me encogí de hombros y seguí caminando ― Supéralo
― Y mi mano no está sudorosa
― Si lo está
― Lo que sea, me interrumpiste de admirar un buen culo
― ¡Así que si lo estabas viendo!
― Por supuesto que lo estaba viendo, no soy ciego
Me crucé de brazos ― ¿Y por qué me dijiste que no?
― ¿No es eso lo que se supone que tienes que decir cuando una mujer te pregunta si estabas viéndole el culo a otra mujer?
Me reí y sacudí mi cabeza ― Eres patético
Rodeó mis hombros con su brazo caminando a mi lado
―De todas formas era un buen trasero
Miré hacia la chica que ya estaba unos metros más adelante ― Tiene celulitis
― ¿cómo puedes saber que tiene celulitis? ―bajó su mirada hacia mi frunciendo el ceño
Hombres
― Tiene leggings, las leggings nunca mienten.
― Bueno, celulitis o no sigue siendo un buen culo ―suspiré con frustración― No te enojes bebé, tú sigues teniendo el mejor trasero
Lo alejé de mi con un gesto ofendido ― ¿Has estado viendo mi trasero?
Se rió como si nada ― ¿Tú tienes permitido estar enamorada de mi pelo, acento, ojos, hoyuelos, y no sé cuántas cosas más pero yo no puedo estar enamorado de tu trasero?
Parpadeé. ¿Aiden de verdad acababa de decir que estaba enamorado de mi trasero?
Empecé a reírme como una loca maniática
― ¿De qué te ríes? ―preguntó con desconfianza
― Nada. Tú también tienes un buen trasero ―le guiñé un ojo y seguí caminando
― Otra cosa más que añadir a la larga lista ―dijo detrás de mí, quedándose en silencio por un momento― Hey, ¿ahora quién ha estado viéndole el trasero a quién?