Dime que te quedarás (amor a lo Escocés #1)

Capitulo 25: Déjà vu

― Fabiola ¿por qué no estas vestida? Bodric viene en camino ―me regañó Nancy al verme acostada en mi cama en pijama

Me escondí entre las sábanas, no quería ir al cine a ver otra infernal película recomendada por Blair, amaba a Blair y todo pero sus gustos con respecto a las películas no eran los mejores y después de la pelea con Aiden tampoco tenía muchas ganas de salir, no había hablado con él en horas y eso solo me hacía sentir peor. Odiaba que estuviéramos peleados

― Oh vamos no empieces. Estuviste días afuera y casi no hemos pasado tiempo juntas. Bodric quiere verte

Gemí asomando mi cabeza entre las sabanas ―No me siento muy bien ―mentí― mejor vayan ustedes

Su expresión se transformó en una de preocupación

― ¿Estas enferma? ―sacó su celular presionando unas teclas― mejor llamo a Bodric para cancelar y me quedo contigo

― ¡No! ―casi grité, ella me miró sorprendida― no hace falta que canceles por mí, solo me duele la cabeza. Me tomaré una aspirina y me acostaré a dormir

― ¿Estas segura? ―se acercó a mí tocando mi frente― no tienes fiebre pero si te duele la cabeza puede darte más tarde.

Me recosté en mi almohada con expresión lastimera

― No hace falta de verdad, ve a ver tu película. Yo me quedaré durmiendo. Mañana podemos salir los tres ¿sí?

Abrió su boca para decir algo pero su celular sonando la interrumpió

―Es Bodric ―dijo mirando el teléfono

― Ve. Yo estaré bien

Suspiró dándome una última mirada ―Esta bien pero me llamas cualquier cosa ¿sí?

― Lo haré

Me dio un beso en la frente y salió por la puerta contestando su móvil. Unos segundos después escuché la puerta de entrada cerrarse, dejándome sola. Me sentí un poco culpable por haberle mentido de esa forma, no me gustaba mentir pero si no le inventaba algo seguramente me hubiese obligado a ir con ella y yo necesitaba un poco de tranquilidad en este momento. Prendí el televisor y lo puse en el canal de los dibujos animados, algo de humor en este instante no caería mal.

Sí, yo podría tener veinte años pero amaba las comiquitas. Tom y Jerry nunca iban a pasar de moda para mí, no importaba cuantos años tuviera.

Tenían que haber pasado alrededor de unos quince minutos desde que Nancy se fue cuando alguien llamó a la puerta de mi habitación, sobresaltándome

― ¿Puedo pasar? ― preguntó una voz mientras la cabeza dueña de esta se asomaba por la puerta

Mi corazón dio un vuelco y no de una mala manera

― ¿Qué haces aquí? ―pregunté de una forma más abrupta a la que pretendía. Me enderecé en la cama arreglándome un poco el cabello, mi aspecto no debía de ser el mejor en este momento... espera un segundo, ¿desde cuándo me importa cómo me veo frente a él?

Aiden dio un paso inseguro dentro de mi habitación, su mirada fija en el suelo

― Nancy me llamó ―dijo en voz baja― me pidió que viniera a echarte un ojo porque te sentías mal ―subió su mirada hacia mí, sus ojos emanaban preocupación ― ¿estás bien?

― Estoy bien, ahora puedes irte.

Quizá estaba actuando como una perra y odiaba actuar así con él pero tenerlo aquí, en mi habitación luciendo de ese modo, viendo lo preocupado que se veía por mí me ponía nerviosa y no estaba acostumbrada a sentir este tipo de nerviosismo frente a él. Tampoco estaba preparada para perdonarlo todavía, necesitaba un poco más de tiempo lejos de su presencia, sin embargo, lo único que quería en este instante era levantarme de la cama y abrazarlo fuertemente.

Aiden tragó saliva y dio un paso atrás dolido por la manera en la que hable

― ¿Podemos hablar?

― No tengo ganas de volver a discutir Aiden.

― Yo tampoco quiero discutir. ―se apresuró a decir― Te traje chocolates ―levantó la caja que traía en su mano, de la cual no me había dado cuenta

Un sentimiento de déjà vu invadió mi cuerpo y no pude evitar sonreír.

Maldita sea, ya estaba ablandándome

― Quiero disculparme contigo ―siguió con un poco más de confianza al verme sonreír

― Con chocolates... ¿qué pasó con las flores, el peluche y las cartas? ― repetí las palabras que una vez me había dicho

― Esas te las debo ―sonrió mostrando sus hoyuelos y yo solo pude sonreír más al verlos, amaba esa sonrisa.

Mis intentos por seguir molesta con él estaban fracasando más rápido de lo que pensaba, ¿por qué tenía que verse tan adorable en este momento? Eso no ayudaba para nada en mis propósitos. Quizá si fuera feo o no tuviera ese acento que me volvía loca se me haría más fácil la cosa. Pero Aiden sabía exactamente mis debilidades, y las estaba usando a su favor.

Estúpido escocés.

Aparté mis ojos de él, necesitaba concentrarme y mirarlo provocaba justo lo contrario

―No basta solo con una disculpa y chocolates Aiden, de nada sirve eso si vamos a seguir en lo mismo, ¿no te das cuenta que todo esto es demasiado repetitivo? ― sacudí mi cabeza con cansancio― peleamos, nos pedimos disculpas, volvemos a pelear pero al final es como si siempre discutiéramos por la misma cosa



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#322 en Novela romántica

En el texto hay: humor, drama, amor

Editado: 13.11.2019

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