Dimensional

Capítulo 4.

Dimensión 7.

 

Los golpes que me produjeron el accidente aún logran aturdirme pasados varios minutos, el auto se encuentra volcado y yo estoy sostenida por el cinturón de seguridad, mi cabeza palpita debido a todos los golpes que me di y siento ardor en varios lugares de mi cuerpo, seguro tengo varias cortadas.

Trato de quitarme el cinturón, pero no lo logro en el primero intento y segundo intento, empleo un poco más de fuerza y el desespero comienza a llegar a mi cuerpo porque necesito salir rápido de aquí, no puedo demorar un minuto más y dejar que el maldito Seiscons me atrape, he logrado sobrevivir por un año y pretendo que sean muchísimos más, este no será mi maldito último momento en este mundo. Hago un intento más y al fin logro quitarme el cinturón de seguridad, caigo sobre el techo del auto y golpeo un poco más me cuerpo, me arrastro por la ventajas y miles de vidrios se incrustan en mis manos al hacerlo, cuando logro salir intento ver dónde está el intruso, pero no logro divisarlo por ningún lado, quizás el ver la gente reunida a mi alrededor logro hacerlo desistir de su cometido, pero sé que este no será su último intento.

— Señorita ¿se encuentra bien?

Siento que tocan mi hombro y al levantar la vista logro divisar a un señor tratando de ayudarme, el pitido en mis oídos impide que escuche bien; sin embargo, con un poco de concentración logro distinguir lo que quiere decirme.

—Tranquila, en unos minutos llega la ambulancia, ya pedí ayuda.

—Muchas gracias.

Trato de sentarme de manera correcta pero la debilidad de mis miembros me supera y termino cayendo, el señor me ayuda a sentarme y me ofrece una botella de agua que me ayuda a enjuagar mi boa del sabor a hierro que me deja la sangre.

Escucho el sonido de la ambulancia cada vez mas cerca y a la vez el de la policía, se que no demoraran en llegar y no sé que explicaciones dar ante lo que me acaba de ocurrir, como le explicas a alguien que un ser de otra dimensión quería capturarte y por él fue que se produjo el accidente, no puedo decirles eso.

Por un momento cierro mis ojos ante el dolor que abarca mi pierna derecha, pero los abro inmediatamente al sentir a varias personas a mi alrededor.

—¿Se encuentra bien?

—Estoy bien, solo me duele la cabeza y mi pierna derecha.

—Esta bien, la trasladaremos a una camilla para llevarla al hospital ¿puede con eso?

—Si, puedo con eso.

El paramédico llama a otros compañeros y les ordena traer la camilla, al llegar a mi lado dos de ellos me ayudan a recostarme y proceden a levantarme para llevarme a la ambulancia, le doy las gracias al señor que me estuvo ayudando y lo pierdo de vista cuando cierran las puertas del auto.

El camino se me hace interminable entre curaciones en todas las partes de mi cuerpo que quedaron destrozados, al parecer mi pierna y mi cabeza no fueron los únicos lugares que recibieron un gran impacto.

Al llegar al hospital inmediatamente tengo a doctores y enfermeras a mi alrededor preguntando todo sobre mi estado, la camilla donde me encuentro corre rápidamente a través de los pasillos y veo pasar las luces del techo a gran velocidad lo cual logra marearme hasta finalmente desmallarme.

 

Al abrir los ojos solo logro ver lo blanco de la habitación, escucho el sonido de distintos aparatos y por un momento no logro ubicar el lugar donde estoy hasta que todo llega de golpe a mi mente e inmediatamente trato de hallar algo que me de respuesta de los acontecimientos después desmallarme.

—Deberías quedarte quieta, te puedes lastimar más de lo que estas.

Por un momento no logro reconocer al hombre que tengo frente a mí, pero luego recuerdo que es Alexander Murok, el socio del señor Queen, lo que logra impactarme ya que el no es quien debería estar aquí.

—¿Qué hace aquí? No debería ser quien este en esta habitación.

—Eso lo sé señorita Dejha, que extraño es su nombre.

—Eso no debería importarle -frunzo el ceño – solo dígame que hace aquí y luego espero que se vaya.

—Vaya, no pensé que fuera tan grosera -sonríe y se acerca hacia donde me encuentro.

El traje que lleva puesto hace resaltar sus ojos azules y ese cabello negro que posee, es un espécimen de hombre y estoy segura que no hay mujer en esta dimensión o en las otras que se le resistan, no a primera vista.

Su dedo índice recorre un camino torturador sobre la sabana que me cubre desde el inicio de mies pies y va subiendo a medida que se va acercando a mí. No me toca directamente, pero siento su calor traspasar el pedazo de tela que me cubre. Cuando llega a mi cadera se detiene e inclina su torso para estar más cerca de mi rostro.

—Dejha —susurra— misterioso nombre para una mujer tan misteriosa y atractiva como tú ¿Qué será lo que escondes?

—No escondo nada y le pido que se aleje de mi -frunzo el ceño, su maldita cercanía me está alterando.

Sonríe pícaro, pero aún así cumple mi pedido.

—Estoy aquí porque estaba cenando con la familia del señor Quuen y los llamaron mientras estaba con ellos, en estos momentos están terminando de dar tus datos y hablando con los doctores.



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Editado: 15.01.2021

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