Dime...¿te espero o te olvido?

Capítulo 3: Soy Lisi.

Eran las seis de la mañana cuando me levanté, había dormido muy poco ya que la ansiedad por verla me estaba matando. Sólo deseaba que fuera y poder conocerla un poco más aunque, sabia que le iba a costar abrirse bastante.

Después de darme una ducha, decidí no desayunar ya que sabia que iba a hacerlo en la cafetería, agarré mi abrigo y salí listo para lo que fuera que tuviera que pasara, pero en cierto punto me hacía sospechar.

 ***

Salí de casa a las nueve y comencé a caminar directo a la plaza, tenía tanto miedo y nerviosismo que agradecía vivir lo bastante alejado para poder pensar y analizar lo que estaba a punto de suceder. Aún no entendía por qué le iba a interesar a un desconocido y sobre todo por qué el regalo, no me quejaba de haberlo recibido.

A la vez que continuaba caminando, mi mente seguía maquinando, no podía dejar de pensar en las cosas que debía realizar y me di cuenta de lo mal que estaba, cómo me había dejado estar. Pero lo más importante era que debía, urgentemente, buscarme un trabajo y tenía una idea de donde podría ir además necesitaba cuidar a mi pequeño Mich, él me necesitaba estaba comenzando a hacer una parte muy importante de mi vida y sobretodo me hacia sentir viva de nuevo. Después debía decidir si continuar con la universidad o no, algo que me iba a costar mucho tomar la decisión correcta.

Sin darme cuenta, ya me encontraba en el lugar de la cita, suponía que era eso aunque no me sentía preparada para ello.

***

Estuve un buen rato esperándola, no me podía quejar ya que yo había sido el que había salido muy temprano de casa.

Cuando la ví llegar, fue algo maravilloso, fue como la primera vez que la ví entrar a la tienda. lucía...tan...hermosa incluso tenía cierto rubor en sus mejillas que, para mi, era todo. Sin despegar mi vista de ella, me acerqué a su derecha y lo único que pude hacer fue contemplarla y nada más.

Al notar que alguien estaba al lado suyo se dio la vuelta y me miró, simplemente lo hizo y yo no pude pronunciar palabra alguna. Había ensayado algunas lineas pero ahora al tenerla en frente no pude decirlas.

Por primera vez observé como sus hermosos labios se alzaban en una sonrisa que hasta hoy no he podido olvidar.

—Hola —me saludo tímidamente, su voz era la de un ángel. Se que a muchos le puede parecer cursi pero los que sintieron esa chispa llamada "AMOR" lo van a comprender.

—Hola —sus ojos eran increíblemente verdes, los ojos de la naturaleza. —Soy...soy Kyle —me costaba mucho hablar y cómo no costarme.

—Soy Lisi.

—Bueno...creo que te debo un café —sonreí como nunca lo había hecho desde que había perdido a mi hermano.

Sin decir nada más entramos y busqué con la mirada el lugar más alejado y tranquilo que hubiera. Nos dirigimos al final del local donde se encontraba una mesa frente a una de las ventanas. Como todo un caballero, corrí la silla para que pudiera sentarse y luego lo hice yo. Minutos más tarde llego el camarero para tomar nuestro pedido, al principio creí que podría comer mientras estábamos juntos pero de inmediato mi apetito cesó y sólo mi curiosidad por ella aumento.

***

Me mantuve mirándolo, por alguna razón sabía que lo había visto antes pero no podía lograr averiguar de dónde. Mi mente no estaba en buenas condiciones desde aquel momento.

Después de ordenar un café, me quedé observando por la ventana como la gente iba y venía. En ése instante me pregunté que hacia yo allí, lo volví a mirar y sus ojos del mismo color que los míos se quedaron contemplandome y sentía como si me quisiera mantener a su lado.

—Yo... —sentí que era el momento perfecto para agradecer su regalo —, quiero darte las gracias por Mich.

—¿Mich? —me miró desorientado y me reí. Hacía tiempo que no escuchaba mi propia risa.

—El gatito que me diste, le puse ese nombre.

Él se quedo un momento callado y se río junto conmigo. Su sonrisa era bonita y dulce, en parte sentí como si mi padre estuviera sonriendo junto con nosotros.

De a poco ambos dejamos de sentirnos raros y comenzamos a charlar de todo un poco, él comenzó a contarme sobre su familia y lo duro que lo habían pasado. Sin darme cuenta una lágrima se deslizo por mi mejilla.

—Espero que esta vez no te alejes al prestarte mi pañuelo.

Le sonríe mientras se lo aceptaba, al momento recordé el otro día y me sentí terrible por la forma en que me había comportado. Jamás había sido una chica que tratara mal a alguien por quererme ayudar, pero en ese momento me di cuenta que había cambiado mucho.

—Lo Lamen...

—Por favor, no te disculpes —me interrumpió.

***

Sabía que iba a tratar de justificarse pero no era necesario, durante el tiempo que nos mantuvimos ahí pude conocer un poco de como era realmente.

Pero luego, su silencio me hizo darme cuenta que deseaba desahogarse un poco con alguien y después de unos minutos me contó lo que ya había escuchado de Bob, pero al salir las palabras de sus labios supe que aún se hallaba destrozada y perdida.




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