Dime...¿te espero o te olvido?

Capítulo 12: Una nueva noticia.

Uno cuantos años después...

Como había pasado el tiempo, desde el día que nació nuestro hijo todo fue cada vez más rápido. En pocos meses habíamos logrado armar toda nuestra granja, los ganados habían crecido considerablemente y los cultivos eran increíblemente prósperos.

Todo estaba perfecto, cada día me encantaba levantarme y observar por la ventana como mis hombres trabajaban y reían juntos. Después de todo lo que me había pasado, tenerlos era mi regalo.

Me vestí y bajé para preparar el almuerzo, era momento de que descansaran.

—Buen día madre —Santi entró y fue directamente a abrazarme.

—Hola mi niño —ya tenía quince años pero, para mi, seguía siendo mi niño pequeño.

—Estuve pensando en lo que deseo ser.

—Aún no deberías preocuparte por ello, cariño. —Me di la vuelta y lo observé.

—Lo sé pero siento que ya es tiempo de ver que puedo llegar a ser. —No dije ni una palabra mientras esperaba a que continuara. —Se lo conté a papá y me dijo que te viniera a decir.

Me acerqué a él y me senté a su lado.

—Sabes que todo lo que elijas para mi va a estar bien. Lo único que me interesa es que te sientas comodo con lo que hagas.

—Gracias, mamá —me abrazó con tanta ternura que una pequeña lágrima cayó por mi rostro.

—¿Puedo saber qué elegiste? —sonreí separándome de él.

—Deseo ser estanciero —, por un momento me lo quedé mirando.

—No me sorprende mi niño, te he visto ayudando a tu padre y se nota como te gusta dirigir una granja.

—¿No te molesta? —su voz sonaba preocupada por mi respuesta.

Me levanté y lo abracé.

—Claro que no, como te dije, mientras que te haga feliz esta bien.

Después de esa charla, Santi no había dejado de sonreír. Iba y venía acomodando y revisando que todo estuviera perfecto hasta que llegó la hora de almorzar.

***

Era increíble ver a mi hijo ser todo un hombre responsable y trabajador, siempre que lo observaba me daba cuenta lo mucho que se parecía a mí Lisi. Ambos tenían tanto en común, su sonrisa, sus ojos verdes, todo en él me hacía recordar a ella.

Suavemente sentí como el amor de mi vida me besaba el cuello por atrás y me rodeaba con sus brazos.

—Esta creciendo de maravillas —me susurró, su aliento me provocó un dulce escalofrío.

—Se parece tanto a vos, mi amor.

—Si piensas eso cariño es porque estás comenzando a cegarte —río y agarró mi brazo para que me diera vuelta —. Él se parece a vos en muchos sentidos —su mano se posó con cariño en mi mejilla y sin poder evitarlo la acerqué más a mi para besarla con pasión.

—Jamás voy a dejar de decirte que te amo —susurré a la vez que apoyaba mi frente contra la suya, después de unos minutos me separé de ella y la miré —. Necesito decirte algo.

La tomé de la mano y la guíe al escritorio, me senté y ella lo hizo en mi regazo. Aún sin decir nada agarré, la carta que se hallaba abierta sobre el escritorio y se la di. El silencio que reinaba en la estancia era muy relajante y provocaba que cada tanto cerrará los ojos y simplemente me sintiera tranquilo y más que nada teniendo a Lisi a mi lado.

No sé cuánto tiempo pasó hasta que sentí los labios de mi amor en mi mejilla.

—Arriba mi bello durmiente —susurró. Abrí los ojos y la observé.

—Eres tan hermosa.

—Estás soñando aún —sonrió de la formas más dulce de todas. —Con respecto a esto —me devolvió la carta —, ve y lleva a Santi.

Al escuchar eso abrí muy grande los ojos y la miré.

—Tranquilo, no creo que sea algo malo.

Esa noche no pude dejar de pensar en lo que me había dicho Lis, tenía tantas dudas que me provocaba insomnio.

***

Al día siguiente me desperté y noté que Andrew no se encontraba a mi lado, pero lo que si había era un hermoso jazmín junto con una nota y antes de leerla, aspiré ese maravilloso aroma que desprendía.

Con cariño agarré el papel.

"Mi dulce Ángel: no te quise despertar, te veias maravillosa dormida. No tardaremos mucho en llegar, portate bien y cuidate mi bebe. Con amor Andrew".

Como amaba su letras, era tan prolija y firme.

Con pereza comencé a levantarme, tenía un poco de tiempo antes de llamarlo. Estaba preparada para saber lo que el medico iba a decirme y esperaba que fuera lo que estaba pensando, sabía que la idea le iba a encantar y mucho, después de todo ya era tiempo de darle la bienvenida a otro.

***

No tardamos mucho en llegar y al entrar a la cafetería noté que aún no había aparecido. Mientras caminábamos, encontré el lugar perfecto para sentarnos. Estaba justo frente a la ventana.




Reportar




Uso de Cookies
Con el fin de proporcionar una mejor experiencia de usuario, recopilamos y utilizamos cookies. Si continúa navegando por nuestro sitio web, acepta la recopilación y el uso de cookies.