Dinastía griega | Kim Taehyung

Capítulo 2

Mansión de los Demakis.

–Me recuerdas a mi difunto hijo y a su madre – Theo Demakis estudió el rostro de su nieta con fría indiferencia –Tienes los mismos ojos de cachorro, la misma asustada sonrisa. No tienes agallas y la debilidad me desagrada.

–Si fuera débil, habría vuelto a casa el mismo día que llegué aquí – Aixa levantó la barbilla, sus ojos azules listos para la lucha mientras, bajo su blusa de algodón, el corazón le latía tan rápido de miedo que sintió náusea.

La antipatía de su abuelo le incomodaba de continuo. Hacía ya tres semanas que había llegado a su magnífica finca y cada día había sido un calvario. Había volado a Grecia con la inocente esperanza de intimar, e incluso querer, a ese abuelo que aún no conocía. En cambio, se había visto forzada a aceptar que era un hombre frío, malévolo, con una lengua viperina y carente de la menor pizca de afecto hacia ella.

–¿Me tomas por tonto? – Theo Demakis se rió al ver su intento de desairarlo –¿Por qué crees que te invité a visitarme? ¡Has aceptado todo lo que te he ofrecido porque tu madre está dándole a la botella de nuevo y los acreedores la están esperando en la puerta trasera de su casa!

La decepción le quitó la máscara de compostura que estaba intentando mantener y Aixa no pudo sostener la despreciativa mirada de su abuelo por más tiempo. Avergonzada, dejó caer la cabeza y una cortina de cabello color castaño descendió sobre su redondeado rostro haciéndole aparentar los diecinueve años que, de hecho, tenía.

–¿Acaso no tengo razón? – se burló Theo.

–Sí...– el admitirlo casi hizo que Aixa se atragantara, puesto que le hubiera encantado poder decirle que estaba equivocado y que su madre, Trixie, se había desintoxicado y había dado un giro a su vida. Por desgracia, no era posible decir eso y la despreciativa satisfacción de su abuelo hacía que la humillación doliese aún más. Sospechaba que estaba felicitándose por su clarividencia cuando, dos décadas antes, le sugirió a su hijo que abandonase a su embarazada novia.

– ¡Menuda yegua ganadora eligió Patrick para tener a mi única nieta! Podría haber escogido entre las mejores herederas del mundo. Podría haberse traído una princesa para casarse con ella – Theo Demakis rugió – Por aquel entonces yo ya era más rico que Midas y el dinero puede medirse con la sangre más noble. Pero mi hijo no tenía demasiadas luces, ¿no es así? Escogió una mujer que era una derrochadora, una lujuriosa y una prostituta...

Con el rostro en llamas, Aixa se irguió de improviso. – ¡No me quedaré aquí sentada mientras hablas de madre en ese tono!

– ¿Qué otra opción tienes? Necesitas mi dinero para sacarla de sus líos – Tras esa contundente afirmación, Aixa perdió el color de su rostro. Bajó la cabeza y, enfurecida, tragó saliva.

Lentamente, se hundió de nuevo en su asiento. Había aprendido cuando era aún muy joven que la penuria y la dignidad rara vez van de la mano. En cualquier caso, Theo Demakis tenía razón y la verdad no era muy agradable de oír: necesitaba su dinero.

Su madre estaba hasta el cuello de deudas, bebía demasiado y, en la actualidad, se enfrentaba a varias demandas por facturas impagadas. Pero Aixa estaba segura de que, si aliviaba a su madre del estrés de los problemas económicos, se la podía convencer de que ingresara de nuevo en una clínica de rehabilitación. Aunque fuera doloroso de aceptar, reflexionó Aixa con una sensación de vacío en el estómago, el dinero de Demakis podía marcar la diferencia en cuanto a las posibilidades de vida o muerte que tenía su madre. Años y años de abusos con el alcohol habían dañado seriamente la salud de Trixie.

–Te traje a Grecia sólo porque creo que puedes serme de alguna utilidad – Theo dedicó a su nieta una mirada de impaciencia – Será interesante comprobar si tienes el cerebro suficiente para reconocer un golpe de suerte cuando se te presenta delante de tus narices. – Aixa quedó asombrada por dicha afirmación.

–¿Qué piensas de Kim Taehyung? – le preguntó Theo con una sonrisa irónica.

El desconcertante sonido de ese nombre hizo pedazos la compostura de Aixa. Totalmente sonrojada, apartó su atención de Theo sin percibir la gélida mueca que había en sus labios.

–Es... es amable – consiguió decir finalmente, retirando otras palabras más entusiastas que podrían haberla puesto en evidencia delante de su abuelo. ¿Cómo podía hablar libremente de Taehyung sin revelar lo profundos que eran sus sentimientos hacia él? Se había enamorado por primera vez en su vida, pero ése era su secreto y no tenía la menor intención de compartirlo con nadie.

Después de todo, Taehyung tenía la oscura y peligrosa belleza de un ángel caído y ella era insignificante. Además, tenía sobrepeso. Era un amor sin esperanza y ella lo sabía.

–¿Cuál crees que sería la reacción de Taehyung si tuviera que enfrentarse a la pobreza? En este momento, la familia Kim está totalmente arruinada. Perderán sus casas, sus coches, tendrán que sacar a los hijos jóvenes de sus caros colegios y eso será tan sólo el principio de sus sufrimientos. Después de más de un siglo de riqueza y bienestar, sus padres encontrarán complicado el adaptarse a pérdidas tan grandes – Theo observó cómo la sorpresa y una inmediata simpatía florecían en los expresivos ojos de su nieta –Pero tú tienes el poder de salvarlos de un destino tan triste.

– ¿Cómo podría ayudarles? – exclamó Aixa, agitada por el retrato que su abuelo había pintado.

–Ayudándome a mí. Si accedes a casarte con el chico de los Kim, rescataré a su familia de la pobreza y también me ocuparé de los pequeños problemas de tu madre. Seré muy generoso con todos ellos y, por regla general, no soy hombre generoso.

Aixa le devolvió la mirada con los ojos abiertos como platos. Mientras hablaba su abuelo, la boca de Aixa se había entreabierto unas cuantas veces como si quisiera empezar a hablar, pero en cada ocasión una cautela innata la había detenido.



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En el texto hay: taehyung, btstaehyung, kimtaehyung

Editado: 13.06.2021

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