Dinastia Uni-Tomo 1

07-Ojos de Hechicero

-¡Han vuelto, han vuelto!

 

Hakai estaba trabajando en los campos del este cuando oyó los familiares cuernos de llamada, la impresión le hizo olvidar que debía regularse y lanzo el arado veinte metros más allá para correr a casa y avisar a su madre.

 

A sus doce años equivalía por sí mismo a toda una fuerza laboral, había crecido fuerte y alto, templado por la tierra y el sol que en ausencia de su padre se había vuelto difícil de aprovechar, había que darle con todo para que produjera y en honor a la promesa de cuidar a su familia él la trabajaba sin tesón, salto de la muralla interna y paso por el foso, a su alrededor la gente ya había escuchado los cuernos y también se reunirían en la plaza a mirar, entro al pequeño palacio en que el tiempo había transformado su hogar, subió al piso de arriba y se detuvo apenas a tiempo para no chocar con su mamá.

 

-¡Mamá!, ¿Lo oíste?

-Voy para allá-sonreía como rara vez lo hacía en aquella época-ve por tu hermano.

-Ya voy, ¿Crees que se quedara esta vez?

-Más le vale, hijo, más le vale.

 

Siguió de largo y entro al cuarto de su hermano, no estaba allí, se quedo unos instantes mirando la colección de botes y frascos aparentemente vacios antes de chascar los dedos y bajar a la cocina, se dirigió resuelto a la puerta de la despensa, la abrió…y si, allí estaba Kouro, con un frasco en las manos en medio del cuartito donde todas las cajas y botellas habían sido repentinamente abiertas.

 

-¡Hakai!-reclamo-¡Lo espantaste, ya lo tenía!

-Y dale contigo… ¿Cuántas veces se te ha dicho que no entres aquí?, todo lo abres.

-Pero si no soy yo, es…

-Sí, sí, ya se, la lucecita que… ¿Qué estoy haciendo?, ¡Papá regreso, vamos!

 

La explanada estaba llena de gente cuando llegaron, Tadashi y Hikari se abrazaban en medio de la multitud, hubo un momento de silencio cuando Adroz y Lady Sheng se adelantaron cargando un estandarte descolorido; se oyeron gritos e jubilo y alegría, lo que aquella enseña representaba era su victoria, la guerra que empezara cinco años atrás al ver amenazada a su familia había sido ganada, ahora él era el mayor terrateniente de la región.

 

-¡Papá!-Hakai casi tiraba de su hermano pero le soltó para abrazar a Tadashi.

-¡Niños!, Hakai, mírate, estas tan grande ya.

-¿Te vas a quedar?

-Nada me separara nuevamente de ustedes.

-Kouro, cielo-Hikari le llamo-ven a saludar a papá.

-Mi pequeño…-se arrodillo con los brazos abiertos pero no se le acercaba-¿Qué tienes allí?

-…nada…-apenas le entendió de lo bajito que hablaba.

-Oh…hey, mira esto.

 

Saco una semillita de su bolcillo y se la mostro, empezó a hacer que creciera pero apenas salió el primer tallo se la arrebato, la metió a su frasquito y salió corriendo de allí, Tadashi se quedo donde estaba, perplejo y desalentado.

 

-Está bien-Hikari le consoló con un gesto-dale tiempo, es…es que no te conoce bien…

-Debí imaginarlo…

 

En lo que solo podía tomarse como una clásica ironía, pasarse un lustro luchando por mantener seguro a su hijo más pequeño le había privado del tiempo para verle crecer y estar a su lado, el ultimo año literalmente no había podido ni escribir, enfrascado en lo más duro de un sitio para obligar a rendirse a su oponente; le pidió a Hikari que le hablara de él mientras se encaminaban a su hogar, no había realmente mucho que decir aunque sobraba lo que había que explicar.

 

 

Puesto en líneas generales, Kouro era un niño asustadizo, se diría que incluso algo excéntrico, raramente había salido de su casa y como desde que tenía memoria puertas y ventanas estaban enrejadas siempre le había invadido una sensación de encierro difícil de tragar, a diferencia de Hakai que desde bebe fue fuerte y voluntarioso, él era de físico ligero, enjuto, su hipersensibilidad no había hecho más que aumentar aunque se veía que luchaba por todos los medios para guardarse lo que le afectaba; el ultimo año a Rina, la hija de Shizen, le había salido una segunda cola y eso llevo a la Kitsume a dejarlos indefinidamente, sin la única otra persona en su familia que poseyera alguna magia Kouro se termino de cerrar, fue por ese entonces que le dio por andar todo el santo día cargando una botella o un frasco que cada cierto tiempo colocaba en su cuarto para cambiar por otro, “su colección de luces” le llamaba, antes de morir de vieja la abuela de Hikari menciono que quizás guardaba espíritus allí pero como a ojos humanos los botes estaban vacios ella nunca se los quito, parecía ser lo único que le ayudaba a distraerse.



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En el texto hay: demonios, japon, magia

Editado: 07.08.2018

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