Dinastia Uni-Tomo 1

11-El Factor Emocional

Desde la ventana en el segundo piso de su laboratorio Kouro tenía una vista privilegiada de la explanada frente a la casa y un espacio idóneo para pintar, en ese mismo momento terminaba de plasmar en su lienzo a un grupo de niños jugando con un balón o, para ser más específicos, la singular energía que emanaba de ellos; en su cuaderno de notas había revisado sus últimas impresiones antes de comenzar a pintar.

 

“Alegría, Dicha o Euforia-Color: Amarillo intenso-Forma Metafísica-Burbujas o esferas-Opuesto: Ira-En extremo poderosa, se esparce y adhiere con facilidad, manéjese con precaución.”

 

Tenía poco más de dieciséis y el ultimo año había sido el más ajetreado de su corta vida, por fin había encontrado un motivo de peso para acercarse a las personas: estudiarlas; el escaso tiempo que le sobraba entre preparar su mercancía y pintar se le iba en una nutrida investigación social, había podido demostrar que lo que veía era una expresión emocional, había subdividido dicha expresión en siete tonalidades diferentes que a su vez se combinaban para generar una serie de patrones mixtos, cada uno era una emoción con cierta forma más o menos definida, lo único que no había logrado era tomar muestras de aquellas energías, simplemente no se animaba a intentar.

 

Tras dar los últimos detalles se dispuso a firmarlo, sus últimos cuadros habían tenido tanto éxito y se le estaban acumulando tanto que había tomado la decisión de venderlos pero por hacer una doble gracia les puso un nombre falso, “Ko-Kai”, aquello le había divertido muchísimo a su abuela; si, se dijo, estaba de buen humor, pintar algo alegre le alegraba, nuevamente dirigió su mirada al exterior a ver si algo se le escapaba y fue entonces cuando Hakai y Rina aparecieron, su irrupción se robo la escena, Kouro les miro fijamente mientras su mano pasaba algunas hojas de su libreta y daban con la anotación.

 

“Amor-Color: Blanco-Forma metafísica-Indefinida-Opuesto: Odio-MUY PELIGROSO, mesclado con alegría deriva en un dorado intenso al que llamo Obsesión, manéjese con estricto cuidado.”

 

Tomo su recién terminado cuadro y lo coloco entre los otros, lo contemplo brevemente, aun sostenía el pincel y con este le atravesó, una y otra vez, lleno de rabia, enfocando cada golpe particularmente sobre las caras, la alegría que antes le inspirase ahora le amargaba y cuando hubo terminado se echo a llorar, sintiéndose culpable por su propio arrebato.

 

Luego de un rato, cuando se fijo que anochecía porque todo estaba muy oscuro, se acordó de que debía asistir a la cena, lo que no hacia a menudo pero su padre había insistido, aparentemente Adroz y Lady Sheng tenían algo que anunciar, procuro despejarse y generar esa cara de neutralidad que desde hacía meses ensayaba para evitarse problemas antes de dirigirse a la casa, ya desde entrar al salón percibió tención en el aire, quien sabe de quién fue la idea pero algún listillo había tenido la ocurrencia de poner a Lady Sheng en una cabecera y a su abuela en la otra, saludo con un ademan y se sentó junto a esta última, bajo la mesa le ofreció su mano para que la apretase y así liberara algo de tensión.

 

-Disculpen mi demora-dijo cortésmente-me distraje con una pintura.

-No me extraña, eres un joven con tanto talento, ¿Cuándo sacaras el tiempo para pintar mi retrato?

-Tratare de hacerme un espacio, Lady Sheng.

 

Shizen lanzo un resoplido que alcanzo a disfrazar como una tos y la Oni le dirigió en respuesta una mirada afilada como un cuchillo, tal y como Kouro había supuesto fue una cena particularmente incomoda, al menos para él que desde que desarrollara su nueva percepción los veía a todos bajo una luz diferente.

 

Uno de sus primeros descubrimientos fue que aunque seis de las siete energías se rotaban sobre las personas según su ánimo en momentos de aparente calma una se imponía, una que variaba según el individuo y que suponía hablaba sobre la base de la personalidad, a sus padres les envolvía un purísimo blanco de amor, su hermano aunque enamorado también tendía a mostrar la electricidad verde brillante del miedo, Rina resultaba una presencia oculta en las nieblas de la tristeza y el dolor, Adroz rezumaba odio, negro y grasoso adió, a veces se sorprendía al recordar que también era hijo de Shizen, y Lady Sheng estaba en llamas, los fuegos de la ira lamian su cuerpo sin que lo notara, por eso se había inventado mil escusas para no pintarla; en aquel salón solo su abuela lucia normal, no porque no tuviera emociones sino porque sus poderes parecían cubrirla de todo escrutinio, después estaba él, instintivamente se vio las manos mientras pensaba que sus sentimientos le eran siempre tan confusos que no lograba darle nombre a su energía purpura y no había conocido a nadie con una fuerza similar.



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En el texto hay: demonios, japon, magia

Editado: 07.08.2018

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