Dinastia Uni-Tomo 2

26-Uni y Oni

A la mañana siguiente, Koguchi encontró un uniforme nuevo en su apartado de la barraca, era elegante y a juego con el traje rojo y purpura del general Hakai.

 

-Más para una escolta que para un mozo de cuadras-apunto Rin.

 

Desayuno rápido y se dirigió a las caballerizas, un encargado le dio las herramientas necesarias para atender a la yegua y de paso al joven potro que pasaba a ser de su propiedad, termino de ensillar a ambos cuando el general se presento.

 

-¿Pasaste buena noche, cadete?-la pregunta era circunstancial, un soldado los observaba.

-Excelente, señor, ¿Dónde iremos hoy?

-Cabalgaremos hasta un puesto de avanzada en el camino principal, el terrateniente espera cierto…paquete, que nosotros debemos recibir.

-Entiendo, los caballos ya están listos.

-No del todo, estaremos fuera de la ciudadela algunos días, hay que aprovisionarnos antes de salir.

 

Eso no se lo esperaba, cargaron a los caballos y con las primeras luces del día salieron por la puerta principal, Koguchi pudo ver a sus amigos dirigiéndose a los campos con otros cadetes y les hizo un gesto de despedida fugaz, ojala no se preocuparan mucho por su ausencia.

 

Pasada una hora bajaron el ritmo, la presencia Uni en los alrededores había disminuido lo suficiente para que ambos se relajasen.

 

-Asique dormiste bien-dijo Hakai, pasándole una manzana.

-Para nada-admitió-debí dar vueltas hasta la media noche.

-Sí, también me desvele, más de lo que me es usual.

-¿Qué paquete vamos a recibir?

-Un prisionero Oni.

-¿Oni?, ¿Cómo los ogros de las leyendas?

-Oh, te aseguro que son más que personajes de leyenda, mi hermano los desprecia y ha pasado años tratando de provocar su extinción.

-¿Acaso esa es su respuesta para todo lo que no le agrada?

-Básicamente, el dice que la mejor forma de evitar que una planta crezca es arrancándola de raíz y quemando donde estuvo plantada.

-Drástico.

-Y no siempre eficaz-añadió, mirándole de forma curiosa.

-¿Qué tiene en contra de los Oni?

-No le gusta lo que es diferente, lo que le parece inferior, nuestra abuela le inculco esas ideas, contagiándole un odio asesino a todo lo que no sea Uni, y créeme, no debe existir algo más opuesto a un Uni que un Oni.

-… ¿Ya noto que ambas palabras suenan casi igual?

 

La ocurrencia hizo reír a Hakai como hacía mucho no lo hacía, seguro que Kouro no habría recibido de buen grado un comentario así, Koguchi espero a que se calmase para preguntar algo más, quería saber porque la abuela de Kouro odiaba a los Oni para empezar.

 

-Ya veo a donde te diriges-dijo-quieres conocer a tu enemigo.

-Se que le parece una locura pero tengo que intentar, por mis padres, mi aldea y todos los inocentes a quienes ha lastimado, incluyéndolo a usted.

-Koguchi, no…-se le ahogo la voz, no tenia con que responderle-óyeme, te diré lo que haremos, en lo que dura esta misión te contare un relato, la historia de mi familia, de mi padre, mi madre, mi abuela y, por supuesto, de mi hermano, pero solo si me prometes dejar de lado tus intenciones hasta haberla terminado.

-Me parece bien, ¿Cómo comienza?

-Comienza…una tarde de tormenta-hizo memoria-cuando mi padre, Tadashi Koukamy, se refugió en lo que parecía una pagoda abandonada.

 

De niño la historia de cómo se conocieron sus padres era la favorita de Hakai, Kouro le había prohibido contársela a Tara pues temía pudiera poner ideas extrañas en su cabeza, le llenaba de gozo rememorarla otra vez y ya no ser el único para quien aquellos recuerdos de un pasado feliz significaban algo.

 

A medio día, cuando iban por la aparición sorpresa del terrateniente Ta-Kay en la boda planeada de Hikari, llegaron al puesto de avanzada, una atalaya y una caseta de guardia en un cruce de caminos, dos soldados Uni estaban apostados allí.

 



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En el texto hay: demonios, japon, magia

Editado: 11.08.2018

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