Dinero y Fútbol: Cuando se Mancha la Pelota

Episodio Número 1: La Oferta.

En la mañana de un domingo, Lucho se levanta muy temprano para poder ir a jugar a la pelota, pero antes se lava los dientes y ve cómo su papá se levanta también muy temprano para adelantar trabajo y dejando todo listo para ver el mundial, que sería la final del Mundial de 1990. Cuando sale a la calle, se encuentra con sus amigos: El Tito y Nacho. Los tres se conocen desde primaria y, ya ahora estando en tercer año de secundaria, los tres sueñan con poder llegar a sacar a sus familias de ese barrio y poder mejorarles el tipo de vida que llevan.

Mientras se dirigen a juntarse con el resto de chicos en la plaza, estos hablan hasta llegar allí.

—Che, Nacho, qué raro que te dejaran salir tan temprano, más para salir a jugar a la pelota.

Menciona Lucho a Nacho.

—Tuve suerte, mi mamá me dijo que saliera a jugar y que volviera más tarde porque tenía que hablar con mi papá.

—¿Otra vez llegó enojado?

Dice Tito.

—Sí, va… un poco… menos que otras veces, pero igual volvió a romper cosas. Yo ya me acostumbré, pero todavía tengo que consolar a mi hermanito cuando se asusta.

—Uh… pero bueno, che, mejor apresurémonos a llegar, que seguramente ya nos deben estar esperando el resto.

Una hora más tarde llega la hermana de Lucho a la plaza para llamarlo a que venga a desayunar.

—¡Luchooo! Vení un ratito.

—¿Qué pasó, Vale?

—Dice mamá que vengas a desayunar, que después sigas jugando.

—Bueno, decile que ahí voy.

—No te tardes, eh.

Le dice Valentina a Lucho antes de irse.

Al llegar a casa, la mamá ya le tiene hecho el desayuno: chocolatada con pan y mantequilla con azúcar encima.

—Ten, hijo, comé bien.

Mientras le da el desayuno a su hijo, esta le da un beso en la frente antes de irse a trabajar.

—¡Chao, gracias, ma!

—De nada, hijo, cuidate.

Mientras este desayuna, se interesa por lo que ve su padre en la tele: el partido de la Copa del Mundo, Argentina contra Alemania, una final muy reñida, pero que todo terminaría por culpa de un gol de penal a favor de Alemania en el último momento, siendo así que Argentina perdiera ese mundial. Pero, aunque perdieron, Lucho se emocionó por querer jugar un fútbol de ese nivel en un sitio como ese. Al día siguiente, este le pide a sus padres que lo anoten en fútbol, pero estos se niegan.

—Lo siento, hijo, pero no… nadie de esta familia ha logrado triunfar jugando fútbol, y si no mírame a mí: a tu edad también tenía talento, pero no lo logré… así que la decisión es definitiva.

Afirma el padre con tono serio.

—Pero… mis amigos dicen que yo tengo el talento suficiente como para—

—No, hijo… lo sentimos mucho, pero la respuesta es no.

Se lamenta la madre mientras le dice que no a su hijo.

—¡Oigan! ¿Por qué le niegan así su sueño a mi nieto, eh?

Pregunta el abuelo de Lucho, enojado.

—Papá, por favor, no te metas, estamos—

—¡No, señor! —interrumpe el abuelo al padre de Lucho—. ¡No pienso dejar que le arruinen el sueño a mi Luchito solo porque ustedes no supieron saber conseguir sus metas! Así que más les vale que lo anoten en fútbol y aunque sea le den una oportunidad.

—Bueno… está bien, pero solo una oportunidad, solamente una.

Acepta el padre de Lucho a regañadientes.

—Amor… ¿estás seguro?

—Solo un poco…

—¡Abuelo, gracias!

—De nada, Luchito, contá conmigo para lo que sea.

A la mañana siguiente, Lucho, su padre y su abuelo van a inscribirlo en un club para que practique, siendo el club al que van el mismo al que fueron el padre y el abuelo de Lucho cuando estos fueron jóvenes, siendo este el “Real Institución”, un equipo que recientemente descendió a segunda solo por un punto. Pero el equipo en el que lo inscriben es solo para buscar jóvenes promesas y no es el principal.

Mientras el papá va a anotar a su hijo, el abuelo lo lleva a donde todos entrenan para que vaya conociendo al resto de compañeros, topándose con el DT, Pablo.

—¡Oh! Pablo, cómo te va, hace tiempo no te veía. Qué grande que estás. Espera, no me digas que ahora vos dirigís al equipo.

—Hola, Fernando, sí, ya hace mucho que no te veía por aquí. Sí, me logré formar para ser DT del Real Institución. Después de mucho esfuerzo lo logré. Veo que estás acompañado, ¿no? ¿Quién es este campeón?

—Es mi nieto, Sebastián “Lucho”. Tiene 15, los cumplió el mes pasado. Vinimos a anotarlo acá así sigue mis pasos y los de su padre.

—¿En serio? Eso es increíble.

—¡Sí!

Al rato, Lucho se prepara para poder entrenar con el equipo, pero antes Pablo lo presenta ante todos.

—Chicos, hoy les voy a presentar a Sebastián. Él también entrenará con nosotros a partir de hoy, así que quiero que lo adapten y lo integren con ustedes.

Mientras Pablo lo presenta, un chico se le queda viendo de forma extraña.

Así, en un partido de entrenamiento, este se pone el chaleco. El mismo chico que hace rato lo miraba va a preguntarle algo.

—Oye, chico, esta es mi posición. Vos vas de extremo, no de nueve.

—¿En serio? Pensé que jugaría de nueve.

—Mirá, es claro: yo voy de nueve, vos de extremo, así que andá hacia allá.

—Bueno, bueno, está bien, ahí voy…

—¿Qué es lo que le pasa?

Piensa Lucho para sí mismo.

Al empezar el entrenamiento, este no recibe muchos pases, pero en un momento un rebote le llega, así que decide que ese es su momento, empezando a regatear, haciendo paredes con sus compañeros para avanzar. Cuando está cerca del arco, aparece de nuevo ese chico, el cual se interpone entre él y la pelota, pegándole al arco.

—¡Hey, ese era mi gol!

—¿Y qué vas a hacer, eh? ¿Le vas a ir a llorar a tu mamá, boludín? Porque el nueve y goleador de este equipo soy yo, así que si querés marcar tendrás que ser mejor que yo.

—Mejor va a ser la piña que te vas a comer, hijo de mil put—

—Bueno, chicos, esperen, no hace falta pelear por un gol, ¡menos en un entrenamiento, por favor!



#1731 en Otros
#292 en Acción
#117 en Aventura

En el texto hay: drama, accion, futbol

Editado: 15.12.2025

Añadir a la biblioteca


Reportar




Uso de Cookies
Con el fin de proporcionar una mejor experiencia de usuario, recopilamos y utilizamos cookies. Si continúa navegando por nuestro sitio web, acepta la recopilación y el uso de cookies.