La decisión de Enrique en quedarse en casa de su padre Armando, no fue la mejor idea.
En ese momento, Armando le recuerda a Enrique su rechazo. Y su indiferencia con Lucia cuando gozaba de mucho dinero.
Enrique muy enojado le contesta:
— No nombres a mamá en esto, que nunca les falto nada, ustedes también como Laura solo estiraban la mano y no preguntaban de donde salía el dinero, pero lo que sea que reproches lo aceptaré, porque no fui un modelo de persona.
Enrique le sigue diciendo:
— Yo no tengo la culpa que mi madre te haya cambiado por otro hombre.
— Eso fue un golpe bajo.
Enrique arrepentido le dice:
— Lo siento, no quería herirte. Fue el calor del momento papá.
— Deberías buscar a Lucia, ya que no te sientes a gusto con mi compañía.
Enrique le contesta:
— No hace falta. Ella tiene su vida en Bogotá y la verdad es que no quiero importunarla.
Enrique le sigue diciendo:
— Papá, será que podemos dejar de discutir, ¿o quieres seguir desahogándote conmigo?
— Ya dije todo lo que tenía que decir, voy a salir, quedas en tu casa.
Enrique desconcertado con la actitud de Armando, dice en voz baja:
— ¿Qué sucede con mi padre?, ¿será que no ha dejado su problema con el alcohol?
En ese momento, Armando se fue de la casa y Enrique muy cansado arregla la habitación de huésped. Y se acuesta a dormir.
La preocupación de Enrique se hizo realidad. Puesto que Armando su padre, se fue directo a una cantina llamada la Setenta.
Armando se sienta en la barra y pide una botella de aguardiente para el solo.
En ese instante, se le acerca una joven, y le dice:
— ¿Necesitas compañía?
Armando con varios tragos encima, le dice:
— Sí, quiero que me acompañes hoy y siempre... mujer bonita, te haré una proposición mujer bonita o una pregunta como tú quieras. ¿Te casarías conmigo? Ya que mi mujer me dejó por otro tipo.
La joven le sigue la corriente, y le dice:
— ¡Si!
Armando sigue bebiendo en exceso, y le dice:
— Te necesito hoy, vamos para mi casa, ¿pero dime cómo te llamas mujer bonita?
La joven le responde:
— Mónica señor.
En ese instante, Armando se lleva a Mónica para su casa.
Siendo la 1:20 de la mañana, Enrique duerme profundamente, pero su descanso es interrumpido por su padre y una mujer extraña que sin cesar hicieron ruido toda la noche, hasta el amanecer.
En la mañana, Enrique sin dormir, ve a la joven salir de la habitación de su padre, y se asoma a ver en qué estado ha quedado Armando, y le dice:
— Esto es increíble papá. Has vuelto a lo mismo de siempre de la bebida excesiva, ya entiendo porque tuviste tanto problema con mi madre.
Armando con mucho dolor de cabeza, le dice:
— No vengas a dártela de santo conmigo, o nunca has bebido en tus tiempos de riqueza que vienes a mostrarte de digno. Esta es mi casa y en mi casa hago lo que yo quiera, entendido.
Enrique le responde:
— Listo, no hay problema.
Desde entonces, Armando todas las noches desvelaba a Enrique con diferentes mujeres que traía de la cantina la Setenta.
Enrique soporto este calvario durante un mes completo, hasta que se cansó de tanto abuso de parte de su padre y lo confronto definitivamente...