Dios Es Amor

UN CAMINO DURO Y ESPINOSO

Enrique traumatizado por ver tanta sangre de ese joven, se retira de ese lugar y toma nuevamente su camino.

Enrique durante horas sin descansar, camino sin cesar hasta que llego a un pequeño restaurante. En ese lugar intento ver la hora, pero de inmediato se acordó que el reloj y un pequeño celular que le había regalado su primo en el mes que estuvo trabajando. Se le quedo en su casa.

En ese instante, Enrique le dice a un desconocido que viene hacia el restaurante:

— Señor perdone, ¿qué horas tiene?

— Son las 5:00 pm.

— Gracias.

De inmediato, Enrique compra una gaseosa y dos panes para irse los comiendo por el camino.

Enrique disfruta de esta fría y dulce bebida y de lo suave que estaba el pan. Cuando ve a un señor de alrededor de unos cuarenta años de edad, que se encontraba sentado viendo los vehículos pasar. Y al mismo tiempo pidiendo dinero y algo que comer.

Y al mismo tiempo pidiendo dinero y algo que comer

Enrique al ver esto, dice en voz baja:

— Este señor está viviendo lo mismo que.

En ese momento, el corazón de Enrique tuvo compasión de aquel hombre. Y le dio el otro pan que tenía en la mano.

El señor le da las gracias y luego saca un revolver, diciéndole:

— Arriba las manos, deme todo lo que lleva.

Enrique no lo puede creer, que suerte tan inmunda. Pensó en ese preciso momento cuando ese sujeto le robo toda la plata y las tenis que tenía.

El ladrón sale a correr y Enrique descalzo y sin plata. Es tuvo a punto de renegar por toda la situación que estaba viviendo, pero se detuvo en el acto.

Enrique sin pensarlo dos veces, siguió su camino como si no fuera pasado nada. La noche no se hizo esperar y Enrique solo en la vía caminando y viendo los pocos vehículos pasar, comienza a decir:

— Señor, no me voy a dar por vencido, sé que algo tienes guardado para mí.

En ese instante, Enrique a varios metros ve una camioneta estacionada y de inmediato corre hacia ella

En ese instante, Enrique a varios metros ve una camioneta estacionada y de inmediato corre hacia ella.

El dueño del vehículo no se dio cuenta de la presencia de Enrique, y se fue a dormir a su casa.

Con los pies hinchados de tanto caminar descalzo. Enrique logra dormirse y retomar fuerzas para el día siguiente.

En la mañana siguiente, Enrique se baja de la camioneta. Y rápidamente se mete al monte para hacer sus necesidades.

Luego de varios minutos, Enrique sale del monte y sigue su camino hacia Cali. De una manera u otra, Enrique se siente como el primer día que comenzó con este recorrido.

Sus piernas amanecieron mejor y todavía no sentía hambre alguna. De repente mira a otro señor que estaba arreglando su vehículo particular. Y estaba pateando las llantas sin cesar.

Enrique se acerca, pero recuerda al anterior señor que necesitaba ayuda y lo robo.

En ese instante, el señor le dice a Enrique:

— ¿Usted me puede hacer un favor?

Enrique rápidamente piensa:

"Si es un ladrón se jodió, porque ya no me pueden robar nada... de todas formas, lo ayudaré".

En ese instante, Enrique se acerca y le ayuda a sostener una pieza del motor, mientras el señor enciende su vehículo...  

 

 




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