Enrique camina varios metros hasta llegar a la cocina. Y luego se devuelve a la sala, pero al hacerlo se cae, diciendo:
— Todavía me duelen mucho las piernas.
Milenna se para al frente de Enrique, y le dice:
— ¿Eso es todo lo que tienes?, me estas decepcionando. Yo creí que todo lo que te había pasado te iba a dar fuerzas para levantarte de cualquier adversidad.
Enrique le dice:
— Soy yo que estoy bloqueado, porque últimamente lo que he vivido es sufrimiento y dolor.
Milenna al escuchar eso de Enrique. Le da la mano para que se levante, y le dice:
— Te voy a enseñar algo, para que no sigas diciendo esas cosas, pero antes quiero que me respondas. ¿Si algún día pensaste que Dios te envió todo lo que te paso?
Enrique se queda pensando, y le dice:
— La verdad es que yo siempre me he culpado de mis propias acciones, vivía con un ego altísimo y no creía en nadie. Cuando estuve a punto de morir en ese avión de Hali, fue por primera vez que me acorde que existía Dios.
Desde ese momento, cualquier cosa que me pasará, yo sabía que era por mi mal comportamiento ante la sociedad.
Milenna le dice:
— Lo que acabas de decirme confirma que de una manera u otra estás sintiendo que todo esto ha sido un castigo. Y que todo el sufrimiento y dolor que vendrá en tu vida te lo mereces.
— Espera Milenna, ¿yo no he dicho que me vendrán sufrimientos y dolores?
Milenna coge de las manos a Enrique, y le dice:
— Déjame explicarte, el sufrimiento, la tristeza, el dolor, la zozobra, el hambre y demás cosas que nos causan muchas angustias. Son enviadas por el enemigo. Estamos viviendo en un mundo controlado por la maldad y es por eso que hay tanto sufrimiento en el mundo. Lo que te sucedió es simple. Cuando uno se a leja de Dios, es cuando está más propenso a experimentar cualquier cosa negativa que nos causará mucha angustia, porque así el enemigo, nos quiere que estemos renegando por todo lo que nos pasa en este mundo... Dios es amor y esperanza. Él nos está guardando un lugar maravilloso para quienes sigan su camino... ah, antes de llegar al padre, primero tienes que aceptar a Jesucristo como tu salvador.
Enrique con una cara muy alegre y agradecido por las palabras de Milenna, le expresa:
— Que buena profesora eres, no sabía nada de eso.
Milenna le dice:
— Y como buen alumno que eres, no debes más de renegar y pensar que Dios te ha mandado algún sufrimiento alguno.
Después de varios días, Enrique con mucho más motivación, siguió dando muchos pasos dentro. Y fuera de la casa hasta que sus piernas poco a poco fueron acostumbrándose al ritmo de Enrique.
Gloria y MIlenna quedan sorprendidas al ver el progreso de Enrique en tan solo pocos días.
En ese momento, llega el bus escolar que trae a Melissa. Y de inmediato la niña corre abrazar a Enrique que se encuentra junto con su mamá y su abuela a fuera de la casa...