Milenna nunca se imaginó, que al salir Enrique del local se iba a presentar esa terrible situación.
Controlando sus nervios, Milenna se enfrenta verbalmente con el sujeto, el cual la amenazaba con una pistola.
Por más que Milenna se esforzó para que este hombre la escuchara y cambiara su forma de vida, ya era tarde. Luego de blasfemar e intentar robar en el local.
El hombre sale despavorido del local al ver la policía, pero al cruzar la calle, no se percató de una buseta y fue atropellado brutalmente. Quedando tirado con los ojos abiertos mirando hacia el cielo.
En ese instante, Milenna al ver que todas las personas de los locales salieron corriendo, decide salir también y acercarse al accidente.
Sorprendida al ver al sujeto tendido en el suelo. Y mirando hacia el cielo, Milenna muy asustada llama a Enrique desde su celular, pero este no contesta.
En ese momento, al ver que Enrique no responde, Milenna vuelve a su local. Cuando uno de los policías que persiguieron al ladrón, llega a su local, y le dice:
— Buenas, podría decir con detalles todo lo que sucedió aquí.
Milenna rápidamente le dice al policía detalle con detalle, todo lo que sucedió en su local.
Después de diez minutos, Enrique llega al local y ve mucha gente en la calle. Cuando es abrazado fuertemente por Milenna, diciéndole:
— Amor, no vuelvas a dejarme sola.
— ¿Qué sucedió aquí?
— Apenas te subiste al taxi, un hombre con muy mal aspecto entro a este local y me apunto con una pistola.
— No puede ser, este lugar se vía tan seguro.
— No lo es, creo que vamos a necesitar a otra persona para que nos ayude cuando nosotros necesitemos salir.
Enrique le acaricia los cachetes a Milenna, y le dice:
— Sí, vamos a ver como los va con el crédito, para buscar más ayuda, todavía estoy conmocionado con todo lo que paso, tuviste nervio de acero, controlaste la situación y no te dejaste intimidar.
— Los nervios de acero me los ha dado Dios, que me cubrió de todo mal y peligro.
Luego de varios minutos, la policía realiza el levantamiento del cadáver y todo vuelve a la normalidad.
Milenna le dice a Enrique:
— Las personas que no le temen a Dios y lo desafían, corren el gran riesgo de no salvar su alma si no se arrepiente a tiempo, yo trate de hablarle, pero el no quiso.
En ese momento, Enrique le dice a Milenna:
— Dios está vivo y ve todo lo que hacemos, amor porque no cerramos aquí y vamos para la casa.
— Sí, buena idea amor.
— Necesito que mis nervios de acero mañana este al cien por ciento.
Milenna se sonríe por primera vez después del suceso, y le dice a Enrique:
— No juegues con eso.
— No estoy jugando, con cariño ahora eres nervios de acero.
Enrique cambia de opinión y al cerrar el local, lleva a Milenna al parque, para que se distraiga un poco.
Milenna le dice:
— ¿Pensaba que íbamos a casa?
— Se me ocurrió de última hora, todavía está muy temprano para llegar a casa, es la una de la tarde, es mejor que pasemos la tarde acá, para distraernos un poco...