¡EL INFIERNO EXISTE!

Con la mente un poco nublada y hablando con mucha dificulta, Hali le dice a Enrique:

— No tengo tiempo, acaso no me vez que estoy muriendo.

— Hasta tu último momento sigues creyendo que no existe Dios, yo sé que tú nunca has creído Hali, pero este es el momento para hacerlo.

Hali se retuerce en la cama, y le expresa a Enrique:

— ¿Creer en qué?, un Dios que no puedo ver.

— Sí, el Dios invisible, el Dios que va a salvar tu alma si te arrepientes de corazón, no mueras así como lo estás haciendo, porque de nada vale que me digas que te perdone. Yo solo soy un hombre que no puede salvar tu alma si no te arrepientes. Los dolores que estas sintiendo ahora, no es nada en comparación de lo que sentirás si te vas al infierno, porque el infierno existe Hali.

En ese momento, Hali le dice a Enrique:

— ¿Qué dedo de hacer para no ir al infierno?

— Ya te dije, debes de arrepentirte de corazón y pedirle perdón a Dios no a mí. Deja entrar a Cristo en tu vida...

De inmediato, Hali dice en voz alta:

— Perdóname Dios por todo lo que he hecho durante toda mi vida, no quiero morir, salva mi vida, aún estoy joven.

Enrique no logra entender del porque Hali estando casi muerto no es sincero con Dios. Y no abre su corazón, solo quiere darle gusto a la carne.

En ese instante, Enrique se acerca un poco más a Hali, y le dice:

— La salvación es individual, yo ya te he perdonado y no tengo nada de rencor o nada parecido ni a ti. Y ni tan poco a Mójame. Yo solo quise salvar tu alma, pero me he encontrado a una verdadera persona que es dura de corazón, si yo no te sentí sincero, crees que Dios que puede ver tu corazón no te está viendo. Tenías una gran oportunidad. Y aun en tu lecho de muerte, solo piensas en la carne.

En ese momento, en que Enrique dice las palabras. Solo piensas en la carne, Hali muere.

En tan solo segundos, el alma de Hali se arrepintió eternamente, porque fue enviada directamente al infierno. Donde va hacer atormentada por siempre.

En ese instante, Enrique siente un calor muy extraño y se atreve a tocar la mano de Hali y lo que ve lo deja muy perturbado.

En segundos, Enrique vio el alma de Hali que estaba gritando de tanto dolor, en un lugar horrible y espantoso.

Enrique suelta el cadáver y sale de esa habitación muy perturbado, y le dice a su esposa:

— Salgamos de aquí lo más pronto posible.

Enrique y Milenna salen a la calle. Cuando Milenna, le dice:

— Amor, estas muy mal, ¿qué ocurrió en esa habitación número siete.

— Vi el infierno.

— ¿Qué?

— Si, así como lo oyes amor, yo acabo de verlo.

— Pero, ¿cómo?, no entiendo nada, explícate.

— Lo que me estaba mostrando Dios en esa puerta, era al hombre que me había traicionado, el que te había contado antes... el que me tendió una trampa en el avión de él. Y que caí al Océano Atlántico.

— Si, ya me acuerdo.

— Pues él estaba en esa habitación, lo que no se aun y necesito que Dios me dé la respuesta, es que si yo venía para salvar su alma o era una prueba para ver como yo reaccionaba al ver nuevamente a esa persona.

En ese instante, Milenna abraza a Enrique, y le dice:

— Sea lo que sea que hayas visto o que hayas experimentado, has cumplido con el designio de Dios, pero quiero que me cumplas algo ahora.

— Dime.

— Por favor, vámonos a Colombia ahora, el dinero no importa. Ya me quiero ir.

— Sí, vámonos ya para Colombia...