Dios Es Amor

UN HERMOSO ENCUENTRO CON DIOS

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Ciudad de Panamá, Enrique y Milenna no pierden tiempo. Y se suben al primer avión que sale para Colombia.

Durante su viaje, Milenna le dice a Enrique:

— Te veo muy pensativo amor, ¿estas nervioso por los movimientos bruscos del avión?

— No, tengo la mente en blanco, más bien estoy un poco cansado.

— Descansa, ya vamos a llegar a casa.

Después de una hora y veintidós minutos, Enrique y Milenna, llegan a Bogotá un poco cansados de tanto viaje.

Antes de coger vuelo para Cali, Enrique ve a su esposa muy fatigada por los viajes, y le dice:

— Amor, siéntate ahí, mientras yo arreglo lo del viaje.

— Bueno.

En ese instante en que Enrique le dice eso a Milenna, un hombre vestido de blanco y llevando consigo una maleta, rosa a Enrique en su mano derecha. Causándole una gran conmoción.

En ese momento, Enrique sintió algo inmenso en todo su cuerpo y de inmediato siguió a esa persona hasta el baño de hombres.

Enrique entra al baño y le dice al hombre que esta vestido de blanco:

— ¿Quién eres tú?

 

El sujeto se está lavando sus manos y de inmediato le dice a Enrique:

El sujeto se está lavando sus manos y de inmediato le dice a Enrique:

— Esa pregunta tú ya la sabes.

— No, yo no sé quién eres, nunca te he visto.

— Sí que me has visto y mucho, Milenna está muy cansada, pero valió la pena hacer esto.

Enrique se asusta, y le dice:

— ¿Usted como sabe el nombre de mi esposa?

— Porque yo te la puse en tu camino, ya no te acuerdas en esa tarde lluviosa, ella estaba sentada con una biblia en mano y tu observándola detenidamente.

Enrique comienza a tartamudear. Y ya le es difícil ver a los ojos de ese hombre, diciéndole:

— No, no, no puede ser, ¿será que me estoy imaginando esto?

— Ya deja de decir cosas sinsentido, no te tas imaginando nada Enrique. Te felicito por todo lo que has logrado, pasaste por muchas cosas y no tiraste la toalla, no te importo irte a otro país a sabiendas que era posible no encontrar nada, pero aun así fuiste con tu esposa y no pensaron en gastar lo poco que tenían, para descubrir lo que yo te había mostrado en tu sueño.

El corazón de Enrique se acelera de lo impactado que esta ante la gran y sorprendente presencia de aquel hombre.

En ese instante, el hombre mira fijamente a Enrique, y le dice:

— Concéntrate o te dará un infarto, todavía no es tu hora.

En ese momento, Enrique vuelve a tomar fuerzas de la nada y se para firmemente ante este hombre, y le dice:

— Me siento fresco y muy descansado, como si fuera rejuvenecido.

— Para que te familiarices conmigo y ya no tengas miedo escénico a mi presencia, yo soy quien atropellaste en Medellín, yo soy aquel viejo que te dio el mensaje de advertencia en el avión cuando ibas de camino a Dubái, yo soy quien también te hablo en las afuera del edificio de Mójame. Y también soy el que viste en las calles de Cali.

Enrique se arrodilla y comienza a llorar, diciéndole:

— Gracias señor por la gran oportunidad que me has dado en permitirme seguir con vida desde ese momento en que cayó ese avión. Y todo lo demás.

— Levántate Enrique, levántate.

— Señor, no sabes cuanta felicidad tengo en estos momentos.

— Yo lo se Enrique, vuelvo y te digo, tranquiliza tu corazón, no querrás dejar sola a Milenna y a tu hijo Johan con tantas ocupaciones que ya tienen.

Enrique tiene una gran curiosidad, y le dice a Dios:

— ¿Porque yo? ¿Por qué habiendo millones sobre millones de personas, me has escogido?

 

 

Dios le dice muy calmadamente y suavemente

Dios le dice muy calmadamente y suavemente.

— Yo los miro y los escojo a todos, todos tienen la oportunidad de salvarse, pero no todos cogen por el camino correcto como lo hiciste tú.

Enrique se acerca más a él, y le dice:

— ¿Qué le sucedió a Hali?

— Lo que viste fue claro no, el infierno existe y Hali desaprovecho una gran oportunidad de enmendar sus errores en ese momento que le tendiste la mano, pero el con su orgullo y su afán de vivir por y para la carne, no lo dejo y por eso descendió directo al infierno.

— Tengo miles de preguntas en estos momentos.

— Di la más importante que tienes.

— ¿Te volveré a ver?

— Yo siempre estoy y siempre estaré. Solo tienes que seguir con esa gran fe que te caracteriza. Bueno, parece que Milenna se impaciento y viene para acá.

En ese instante, Milenna abre la puerta del baño de hombres y ve a Enrique tendido en el suelo.

Milenna trata de despertar a su esposo, diciéndole:

— Enrique, Enrique, Enrique despierta, no me hagas esto.

Milenna mira hacia todos lados y también siente algo especial en el ambiente. Cuando mira que su esposo se despierta, y le dice:

— Tuve un hermoso encuentro con Dios.

— Yo te creo amor, estabas como si estuvieras muerto, por poco y pido ayuda.




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