En una casa de campo alejada de la ciudad y de las auras de su esposo, se encontraba Sophia recostada en un sofá de tono marrón mientras veía una noticia acerca de un desaparecido, de su cabeza salió una idea aterradora y a la vez ocurrente.
El día que Sebastián salió en dirección a Marruecos, ella volvió a la casa con su bolsa de viajes estacionando su auto frente a la gran mansión. Abrió la puerta encontrándose con Catriona quien le miró asombrada y siguió a tomar su pequeño equipaje imprevisto.
-Bienvenida señora!- con una sonrisa se acercó y la ayudó caminando delante de su señora hasta llegar a su alcoba.
-Catriona, lleva mi equipaje a la alcoba del señor, le acabo de levantar el castigo a Sebastián- dijo con una media sonrisa mientras la mujer con curiosidad asentía en dirección a la habitación principal de la casa.
-Primero muerta a tener que pasar por la desdicha de ser madre digorciada, y tener que escuchar a mi madre toda una vida- añadió tocando su vientre, en el que albergaba su pequeño hijo.
Después de aquel encuentro y gracias a su doctora lo había logrado por ello se alejó unos meses para evitar el estresante de su marido gritarle todos los días.
Sophia se acostó en el suave sofá de la mansión Méndez, era de un tono blanco parecido a los copos de nieves caer miró la fresa que tenía en manos mientras seguía atentamente la pantalla del televisor, viendo la noticia de un hombre desaparecido, le dió la idea de jugarle una sobra a Sebastián, con tan sólo ver su cara cuando volviera de Marruecos le hizo llamar a un viejo amigo llamado Daniel, quién se encargó de pasar la desaparición de Sebastián Méndez Di Reglero por uno de los canales más importante de todo el país.
Ese día se levantó temprano se dispuso hacerlo en una parte de la casa que le agradaba la vista, el sol bañaba su rostro y el vendaval acariciaba su vestido mientras se adentraba a la sala a la espera de ver la noticia la cual le causaba bastante gracia.
El presentador de noticias sostenía una foto en blanco y negro de Sebastián mientras decía algo importante
-El señor Sebastián Méndez actual presidente de la empresa familiar del fenecido Ulises Méndez, se encuentra desaparecido en caso de tener un información acerca del paradero del magnate por favor llamar a la línea telefónica que se encuentra en pantalla, su esposa Sophia Sanetti ofrece una gran recompensa por alguna información que los lleve a encontrar a su amado esposo-
Sophia dejó salir una sonrisa maliciosa mientras Catriona con lágrimas en los ojos caminaba nerviosa Sophia la miró con cierta pena ya que salía que la desaparición de su esposo era una farsa.
-No me pases llamadas Catriona no me encuentro bien- y subió a su habitación con una gran sonrisa en sus labios.
Sebastián salió de una importante reunión en Marruecos y por alguna extraña razón su teléfono no dejó de sonar, vio llamadas pérdidas de su hermana y de su tía quién rara vez suele llamar, frunció el ceño y llamó a su tía Bertha escuchando su voz nerviosa a la hora de descolgar la llamada.
-Quiero hablar con mi sobrino, por favor no le hagan daño, si es dinero que quieren solo digan la cifra y se los daremos- Sebastián se quedó anonadado, su tía padecía de demencia tal vez por su enfermedad estaba divagando.
-Tia yo soy Sebastián, todo se encuentra bien, no estoy secuestrado incluso voy en un avión estaba en una importante junta de negocios-
La mujer se quedó en silencio
-Pero yo vi en las noticias que estabas desaparecido, además no sabía que tienes una esposa- Sebastián suspiró y miro el techo del avión
Era evidente que su tía estaba alucinando
-No es verdad tía estoy bien, hablamos cuando llegue al país-
Escuchó su voz por última vez y descolgó, vio el número de Cielo, esté sonó pero nadie atendió la llamada, Sebastián apagó su móvil y recostó la cabeza, solo quiera volver a casa para poder descansar con la ausencia de su esposa todo era posible.
Al bajar del avión vio como su chófer le miró con la cara de intriga.
-Señor Sebastián, pero se supone que usted estaba desaparecido?-
Sebastián recordó las palabras de su tía y le comenzó a cuestionar
¿Por qué todos pensaban que estaba desaparecido?
-En las noticias lo aseguran, miré lo tengo en mi móvil-
Ernesto le pasó el móvil a Sebastián y este vio como el presentador sostenía una foto en blanco y negro suya y a la vez hablaba del supuesto desaparecimiento.
-Todavia no estoy muerto aún no eres viuda querida esposa -dijo con cierta indignación.
El auto se aparcó frente a la casa Sebastián se desmontó y se dirigió a su casa donde se encontraban sus familiares en apoyo a Sophia quién como esposa anegada sostenía un pañuelo en manos mientras daba un espectáculo, la apuestas se abrieron y los presentes se quedaron ojiplasticos a excepción de Sophia quién rodó los ojos viendo como su esposo pasó a ser el centro de atención.
-Hermano- gritó Cielo con pesar mientras abrazaba a su hermano. -Que fue lo que pasó? Me tenías muy preocupada?- Sebastián correspondió a su muestra de afecto igual que a responder sus preguntas sin dejar de ver a su esposa con los ojos entrecerrados.
Al llegar la hora de estar sólos Sebastián buscó el momento para acercarse hablar con maestra del engaño de su esposa.
- Eres fenomenal te aprovechas de mí y luego finges que me han secuestrado.
Con las manos dentro de los bolsillos de los pantalones le habla sin dejar de mirarla.
-Por qué usaste un retrato en blanco y negro para anunciar la "presunta desaparición" de una persona viva? ¿Tanto me quieres ver muerto?- con tono indignado le preguntó sin dejar de ver su preciosa sonrisa y el bulto de su abdomen.
Sophia se acercó y casi rosando sus labios le dijo lo que pensaba
-Me siento indignada por tan vil acusación. Cómo crees esposo que soy capaz de hacer todo esto? - Sophia mordió su labio inferior aspirando su aroma
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Editado: 04.03.2023