Era casi mitad de año escolar. Todos ese día en el salón de clases nos entreteníamos dibujando cualquier cosa que nuestra imaginación nos brindará, era la primer hora de clases; apenas habíamos comenzado unos minutos cuando de repente entro una niña.
Habló de inmediato con la maestra y luego la señorita Patterson nos llamó para que prestáramos atención.
—Niños, lo siento por la interrupción. Tendremos una nueva compañera de clase —Observó a la niña y le regalo una pequeña sonrisa—Preséntate cariño.
—Soy Adina Smith —Miró seriamente a todo el salón y luego de decir su nombre, bajó un poco su cabeza.
La señorita Patterson le indicó que se sentará. Los únicos asientos disponibles estaban en mi mesa, y digo mi mesa porque nadie se sentaba conmigo, no tenía amigos. La niña se sentó en mi mesa, que ya no era mi mesa porque ella ahora se sentaría aquí.
La mire y ella medio sonrío, parecía una niña muy tímida.
—Hola Adina —Sonreí.
—Ho...Hola—titubeó.
Al parecer estaba nerviosa.
***
Salimos a recreo y me encamine en mi puesto de siempre; una mesa alejada un poco de los juegos y de los demás niños. Intenté muchas veces acercarme a ellos, pero siempre huían de mí o me miraban extraño.
De repente, alguien tocó mi hombro mientras abría mi emparedado de pollo.
—Lo siento por lo de la clase. Soy nueva en la ciudad y estoy muy nerviosa ¿Cómo te llamas? —Inquirió.
—Descuida, te entiendo. Yo soy nueva en esta escuela, me llamo Galehidrelle Jane —sonreí muy feliz.
Desde ese día supe que íbamos a ser amigas, y así fue. Tal vez Dios me bendijo un poquito ¿no?