Diosa de la Muerte

CAPITULO 2. PRUEBAS

LUNA

Incluso antes de abrir los ojos supe que estaba en peligro, el olor intenso ha desinfectante y alcohol, me cuesta moverme, mis latidos aumentan con cada esfuerzo que realizó por abrir los ojos, es desesperante; el despertar pero no poder controlar tu cuerpo, no poder realizar lo más sencillo del mundo, abrir los ojos al levantarte, el corazón me late con fuerza, haciendo su máximo esfuerzo para levantarme, pero no funciona mi cuerpo sigue sin responderme.

El último recuerdo que tengo es que volvía a casa con Tom, el accidente, esos chicos siguiéndome por el bosque, luego todo se tornó oscuro, solo quedaba un pequeño zumbido en mi cabeza.

La ansiedad se apodera de mí. Sigue pasando el tiempo, no logro escuchar nada, pero por fin pude abrir los ojos, me arden horrible, tanto que tengo la visión borrosa. Estoy amarrada a la camilla, algo me dice que este no es un hospital cualquiera, aunque las paredes sean blancas, no están para nada limpias hay manchas de sangre seca mezcladas con suciedad. Tengo las piernas amarradas al igual que las manos, el pánico viaja por mi cabeza hasta apoderarse de mí lentamente como un susurro que viaja por todos mis sentidos. Trato de zafarme pero solo logro lastimarme, me invade el desespero, comienzo a gritar pidiendo ayuda, pero no hay señal de nadie, no sé cuánto tiempo tengo dormida, pero esto está mal porque nadie viene.

Es un hospital asqueroso, si no lo es, pienso. Qué demonios hago aquí o para que me trajeron.

No entiendo nada de lo que me está pasando, trato de concentrarme en que fue lo que pasó, pero de pronto el aire se intensifica con un olor a sangre fresca, tan fuerte que miro hacia mi cuerpo tratando de revisar que no proviene de mí. No sentía dolor alguno pero quiero estar segura.
De pronto se escuchó un grito, tan desgarrador como si estuvieran torturando a alguien, el miedo se apoderó de mí, continué gritando por ayuda, comencé a llorar del terror. Un hombre mayor de bata blanca apareció en la puerta.
—parece que ha despertado la señorita —dijo con una sonrisa escalofriante. —Bueno tendremos que empezar con las pruebas. 

Se empezó acercar a mí, me miró por un momento.

—tengo fe que todo saldrá perfecto contigo —mirando lo que parecía el expediente médico.

Podía sentir como el terror acariciaba mi piel erizando cada centímetro de ella. Sabía muy dentro de mí que este no era un hospital normal y que ese no era un médico, que me quisiera salvar o curar de algo si no todo lo contrario.

El doctor empezó a preparar diferentes jeringas con diferentes sustancias, me introdujo dos en el brazo, el cansancio aumento al borde que no lograba estar consciente solo sentía como me quemaba un dolor intenso, como si estuviera muriendo lentamente. 

No quiero morir no ahora, no sin saber qué demonios me paso y que es lo que estoy haciendo aquí.

Una semana después.

Ha pasado tiempo, no estoy segura de cuanto, pero ya no soporto esta tortura, continuamente me mantienen sedada, nadie me dice nada, ninguna sola explicación del porque estoy en esta condición, el poco tiempo que estado consiente, no dejo de pensar en mi hermana, no sé, si me está buscando o si esta enterada que estoy en este lugar, tengo que buscar la manera de salir de aquí.

No tengo idea de cuántos días tengo en este hospital, por la noche me han sacado una bolsa de sangre, me negué muchas veces pero nunca escuchan lo que les digo, según él médico están resolviendo el problema, pero no entiendo cuál es el problema, extraño mucho a mi pequeña hermana.

—¿Cómo se siente hoy? —pregunta una enfermera. —No ha comido, necesita fuerza para recuperarse.

—No. me. quiero. recuperar. ¡no tengo nada! —le grito desesperada. estoy harta de sus mentiras, necesitan que coma para seguir sacando mas sangre.

—Necesitará fuerzas para las siguientes pruebas y si todo sale bien, tal vez podrás ver a tu hermana. —sonrió con malicia. No sabía si era real que podía ver a mi hermana o solo se estaba burlando de mí, ya que en varias ocasiones suplicaba por salir o porque llamaran a mi madre o hermana.

—Habla en serio, podré ver a mi hermana.

—Claro.

—Como se encuentra nuestra paciente favorita hoy – le preguntaba el médico a la enfermera, mientras se acercaba hasta mi cama.

—Bien doctor, está lista para la siguiente fase de pruebas.

—Perfecto, en una hora más iniciaremos con ella. —Dijo, mientras me miraba a los ojos —hoy es un día especial.

Después de su conversación, llegaron otras dos enfermeras, me vendaron los pies, en el brazo derecho colocaron varios aparatos para medir los signos, por último me llevaban por un pasillo hasta otra habitación, el hospital era un desastre todo estaba fuera de su lugar, había mucha suciedad, no tengo un buen presentimiento con estas pruebas algo no está bien, nunca estado enferma y no recuerdo haber tenido alguna herida de gravedad en el accidente de moto, solo ese golpe en la cabeza pero todo esto es demasiado. 

En esta habitación ya me esperaba el médico, quien me coloca un medicamento directo a la vena, segundos después llega otra enfermera que trae con ella otra cama con un joven, está gritando, su voz me parece familiar pero mi cuerpo esta tan pesado tengo tanto sueño que no logro mantenerme despierta, está a un lado de mi cama, estoy a punto de quedarme dormida cuando escucho que grita mi nombre, me conoce, que sucede ya no puedo más, quién es el.

El dolor me está volviendo loca, sigo moviéndome para liberarme. Se escuchan muchos gritos que provienen de otra sala, ese grito, esa voz es la misma. 

Es mi hermana, estoy completamente segura de que es ella, pero si es ella ¿porque grita?, ¿porque no la he podido ver?. 

Al fin logró soltarse de las ataduras con vendas. 

Hay sangre por todos lados, todo está destruido, donde están todos, solo puedo pensar en ver a mi hermana. Bajó de la cama, el piso está manchado de sangre se siente tibia bajo mis pies, camino con cuidado para no resbalar, logró salir de la habitación, todo se ha quedado en silencio, es tan silencioso que me aterra.




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