M A R
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– yo nunca, nunca use mis poderes para persuadir a los mortales – la primera ronda comenzó como solo Red podría haberlo hecho, generando algo de caos. Lila tomo un sorbo del shot al igual que Melione, Samanta, Red, Anker, Becca y Bunnie. Viendo mi vaso lo acerco a mis labios había utilizado mi voz de sirena para que los mortales limpien la casa de mis amigas luego de una fiesta muchas veces. Colín también bebió un sorbo de su vaso y el único que no lo hizo fue Kevin ya que él es un mortal. – sigues tu Becca – ahora las miradas pasan a la morena de ojos grises que se queda pensando un par de minutos.
– yo nunca, nunca me embriague en una fiesta de mortales – los primeros en beber fueron Samanta, Colín y Kevin, seguidos por Melione, Red y Anker. Las demás no bebimos ya que no tomábamos al punto de llegar a estar ebrias, más sabiendo que mi madre me mataría si llego en ese estado. – siegues tu Sam – la castaña sonrió tronando sus dedos para luego hablar viendo a cada uno de nosotros.
– yo nunca, nunca me bese con mi mejor amigo o amiga – ni bien termino de pronunciar esas palabras Sam ya estaba bebiendo un trago de su vaso. De reojo pude ver como Melione tomaba un sorbo y Becca también le seguía al igual que Bunnie y Anker. – sigues tu primito – ahora el chico de ojos verdes miro a Sam para luego ver las pequeñas estrellas que nos iluminaban.
– yo nunca, nunca le robe el libro de bromas a mis padres – el ambiente alegre se cortó como si hubieran usado tijeras y todos y cada uno tomo un sorbo del vaso. Ahora entiendo como algunos fueron tan buenos haciendo bromas en el campamento, yo le quite el libro a mi madre sin que se dé cuenta tampoco sé por qué contaron todas las bromas que hicieron, pero eso me sirvió de inspiración. – Mar tu turno – mire al castaño para luego ponerme a pensar en algo que sea interesante de saber de los demás, las estrellas me ayudaron pasando a mi alrededor.
– yo nunca, nunca falte a clases estando dentro del liceo – como esperaba Colín tomo un trago, Sam le siguió cosa que no sorprendió mucho pues ella siempre nos cuenta de sus aventuras, Melione también bebió viendo entre risas a Red que le siguió y algo que no me esperaba es que Lila también bebió. – te toca Mel – la morena sonrió de manera malvada y creo que todos tragamos un poco de saliva en espera de lo que se venía.
– yo nunca, nunca anduve coqueteando con una chica en el punto – nadie estaba bebiendo las risitas que había antes se fueron y todos estábamos viéndonos esperando. Colín levanto su vaso tomando un sorbo para luego levantarse e irse dejándonos a todos algo sorprendidos.
Deje mi vaso de lado para perseguir al chico que caminaba dando largas zancadas haciéndome correr tras suyo. Cuando entramos en su casa se podían escuchar las risas de las niñas y nuestros padres que charlaban en la sala. Nadie noto que nosotros entramos por lo que pude seguir a Colín tranquilamente hasta la puerta de su habitación.
– ¿qué quieres Moon? – a pesar de que sus palabras siempre son filosas hacia mi persona yo trato de tratarlo bien para recibir el mismo trato. Pero esta noche creo que el alcohol estaba surtiendo efecto en mi al no estar acostumbra a beber mi cuerpo se estaba rindiendo muy fácil.
– primero que cierres el pico Adams vine con las mejores intenciones por si querías hablar y me sigues tratando como si fuera el ser más despreciable del planeta tierra – noté como se tensaba por completo y su mirada fue hacia el piso. Se movió apenas un poco de la puerta dejándome supongo que pasar y siguiendo su sutil invitación ingrese nuevamente a la habitación de Colín. Como en esta mañana mire a detalle las cosa que habían cambiado desde la última vez que yo había entrado en este lugar. Fue hace muchos años por lo que ver que los autitos de juguete fueron remplazados por posters de bandas que desconozco, la cama por una más grande con sabanas negras, el color de las paredes antes celestes a un gris oscuro muy bonito y como no poder evitar ver los estantes con música que se encuentran ordenadas por orden alfabético. – no sé si quieres hablar o que me quede haciéndote compañía en silencio – apoyando mi mano en el respaldo de la silla de su escritorio la muevo para sentarme frente a Colín. Este no hizo ningún amague de querer moverse de donde estaba por lo que guarde silencio viendo sus botas negras.
Acercando mis pies a los suyos mis zapatos blancos se ven tan simples alado de sus botas. Tocando punta con punta sonrió al ver que no se aleja de mí, cuando éramos niños y Colín estaba triste o yo lo estaba juntábamos la punta de nuestros pies. Sera algo extraño o tal vez cliché, pero de esta manera le vaciamos entender al otro que estábamos hay para apoyarlo. Mi mano estaba sobre mi regazo tapando de que no se me viera nada por la falda recta de jean que llevo. La otra estaba sobre mis rodillas haciendo círculos sobre mi piel. Fue entonces cuando Colín acerco su fría mano a la mía deteniendo mis movimientos, sus dedos recorrieron mi palma hasta tocar la marca en mi muñeca.
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Editado: 10.10.2020