¿diosa o Adolescente? [2.1]

Capítulo 21| La oveja negra

M A R🌊🌙🌊

M A R
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No pude dormir bien en toda la noche, pesadillas donde Bianca no despertaba luego de que la sacara del agua azotaron mi mente y terminé pidiéndole a mis padres dormir con ellos. Fue como volver a ser una niña de cuatro años que les teme a los monstruos de debajo de la cama. A la mañana siguiente habiendo dormido unas escasas dos horas me levanté para desayunar y no pude evitar ponerme a llorar cuando vi a Bianca. Mi hermana no tenía recuerdos sobre estar ahogándose o de que un monstruo la arrastro a esa espuma mágica.

El tío Tadeus parece que tampoco la estaba pasando muy bien que digamos y por su cara en el desayuno me di cuenta que no durmió nada al igual que yo. Ni siquiera tuvo los ánimos para bajar a la playa y surfear como lo hizo ayer por la mañana. Mi madre no se despegaba de mi hermana y papá no dejaba pasar la oportunidad de abrazar a sus chicas como nos llama a mamá y sus hijas. Desde que soy pequeña fui consciente de que la muerte es algo inevitable que no tiene una fecha exacta para llegar ni momento ni siquiera un lugar. Había visto a muchas mascotas morir frente a mis ojos, pero nunca a una persona y mucho menos quería ver a Bianca de la manera en que ayer la vi. Tan pálida llegando al color azul en sus labios y manos, con sus venas marcándose en su cuello, fue algo que no quiero volver a experimentar.

Subiendo arrastras a mi habitación me puse lo primero que encontré sin importarme si combinaba o no y me lo puse. Mi rostro ojeroso le dio una mirada al espejo y seguí de largo en busca de mi mochila no tenía ánimos para maquillarme. Papá al verme no dijo nada, pero note que les preocupaba mi aspecto cuando él le dio un suave codazo a las costillas de mamá. Si hubieran querido decir algo debieron hacerlo antes de que Tadeus apareciera en la sala y él se ofreció a llevarme al liceo. Ambos nos veíamos como si un tren nos hubiera pasado por encima y luego una infección extraña nos haya mutado.

– no fue tu culpa Mar ni siquiera lo fue mía estas cosas pasan sobrina... más de lo que deberían – hablo mi tío cuando ya llevábamos un largo trecho del viaje. Sabía que estas cosas pasaban muchos de los semidioses no superan los cinco años de vida antes de que un cazador los mate o un monstruo se los coma. Pero jamás había pasado en mi casa mi madre es la reina del océano los monstruos le temen no entiendo como pudieron ayudar a Avril.

– lo se tío, pero no entiendo ¿Qué tiene que ver Cronos en todo esto? ¿es que acaso no lo derrotaron antes de que naciéramos nosotros? – cuestiono con rabia, esta era una de las partes por la que prefería ser una mortal. Los dioses griegos son vengativos, celosos, egocéntricos y se creen dueños de todo y de todos.

– es un titan Mar el tártaro no podía contenerlo por siempre y gente mala como Argent siempre abra – frenando de manera brusca Tadeus deja paras a los niños de una escuela. – por eso existen personas como tu Mar, personas que intentan que el mundo sea un poquito mejor. Muchos ni siquiera valoraran tu esfuerzo, pero no dejes de ser buena hazlo por ti y tus creencias – su mano apretó mi mejilla sacándome una débil sonrisa, justo antes de arrancar tiro de mi para besar mi mejilla. Sus palabras me dejaron pensando. Creo que si me convertiré en una princesa debo proteger a las personas que en algún momento gobernare, es por eso que debo detener el terror que genera la cazadora de semidioses Avril Argent.

En el liceo busqué a mis amigas y no pude evitar derrumbarme delante de ellas, les confesé todo lo que paso con Bianca. Me contuvieron, hablaron conmigo y algo que no olvidare es que me apoyaran en la decisión que tome.

– quiero detener a Avril encerrarla en un lugar donde nunca más pueda lastimar a un semidiós indefenso – las chicas asintieron sin un deje de dudas en la respuesta. Estuve manteniéndome al margen para que no lastimaran a las personas que quiero, pero tocaron una fibra sensible en mí y lo pagaran.

– se dónde encontrar a esa perra – Melione sonríe colocando su mano en el centro de la ronda que habíamos creado para que nadie pueda oír nuestra conversación. Siguiendo su gesto coloque mi mano sobre la suya, Lila fue la siguiente, Bunnie, Becca y Red. Estábamos a punto de gritar cuando alguien se mete en nuestro círculo colocando su mano con unas uñas pintadas de azul.

– no piensen que harán esto sin mí – hablo Samanta que ni siquiera sé cómo es que esta aquí, pero sería de mucha ayuda. – me expulsaron del colegio privado y mi padre decidió enviarme a este con ustedes – cada una nos miramos y reímos terminando de alzar las manos hacia arriba. Terminamos abrazando a Sam que se quejó porque no la dejábamos respirar.

Nos separamos viendo a nuestro alrededor para ver si encontrábamos a los chicos y mi sonrisa decayó cuando encontré a Colín. Él estaba feliz, ella estaba feliz, todos parecían felices a su alrededor. Sus manos parecían estar hechas a medida, como se miraban, ellos desprendían amor juvenil. Me emocionaba que estuvieran felices, pero algo dentro de mi pecho dolía y mi rostro no reflejaba la felicidad que mi cerebro estaba experimentando.




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