C A L Í O P E
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La dirección que nos dio Colín nos trajo a una casa que es una pocilga, según nos dijo mi novio esta chica gana mucho dinero cazando semidioses y no entiendo en que se los gasta su casa da pena. Una vieja casa en medio de una localidad que no parece ser muy amigable ni siquiera segura, Oliver mantiene apretado mi brazo con su mano a medida que avanzamos. La ventana de la casa muestra una luz encendida, en completo silencio nos ocultamos en la oscuridad de la noche gracias a los poderes de mi hermano. Utilizando nuestros dones nos transportamos dentro de la casa, tuvimos que quedarnos muy quietos al ver un perro blanco mirándonos con odio y enseñando sus colmillos. Oliver fue más rápido que yo y en un movimiento rápido el perro estaba dormido.
– Hagamos esto rápido – soltando mi brazo comenzó a caminar con sigilo de que sus zapatos no hagan ruido al pisar el suelo de la vieja madera. Viendo las paredes grises puedo mirar un poco las decoraciones para nada elegantes y sin seguir ningún criterio concreto de decoración. Salpicaduras marrones manchaban algunas paredes y cuchillos y distintas armas estaban tiradas por el suelo.
– Por Cronos este sitio es una pocilga – hablo en mis pensamientos enviándole el mensaje a mi hermano de este modo no alertaríamos a Avril.
– No sabe administrar su dinero, ahora espera mi señal la luz de esta habitación está encendida – me responde Oliver señalándome que pase delante suyo y me pare a un lado de la puerta. Viendo como él se paró del otro lado, pegando nuestras orejas para escuchar algún ruido vi a mi hermano señalar que entremos.
Con una patada abre la puerta e ingresamos con una neblina negra a nuestras espaldas, vemos a una chica de cabello castaño con las puntas de color rojo, tirada sobre un sillón con varias botellas de alcohol a su alrededor. Unas cuantas pastillas azules están tiradas sobre una mesa y puedo notar que no son precisamente medicina. La chica no se levanta, ni siquiera mueve un dedo parece que esta desmayada, me acerco a ella colocando dos dedos sobre su cuello buscando su vena para comprobar que su corazón estaba latiendo.
Sus pulsaciones eran suaves, sabiendo que estaba con vida me paro delante suyo dándole una fuerte bofetada a la castaña. Mi mano quedo marcada sobre su mejilla derecha, pero ella no despertó, vuelvo a darle otra bofetada con mucha fuerza y esta vez sí puedo verla batir sus pestañas.
– Vamos bella durmiente despierta – alejándome de ella me posiciono a un lado de mi hermano que mira con desdén a la chica que apenas si puede abrir los ojos. Soltando un quejido se incorpora mejor en su sillón acercando su mano a sus costillas dejando escapar otro gruñido.
– ¿Qué quieren? – habla mirándonos a ambos como si no fuéramos la gran cosa y de entre sus cojines saca un cigarrillo y del bolsillo de su campera saca un encendedor. Con mucha calma enciende el cigarrillo dándole una calada larga escupiendo el humo, su actitud era como si fuera normal que personas entre en su casa para golpearla.
– ¿Cronos te contrato para que lastimaras a la hija menor de la reina Ylenia? – pregunto sin rodeos cruzándome de brazos, lo que le pasara a la familia Moon me tenía sin cuidados, pero esto afecta a mi hermano. Avril estaba echando a perder el plan que Oliver llevaba desde la cuna y todo por la impaciencia del anciano del tiempo.
– Eso no les incumbe a ustedes mocosos – rió la cazadora colocando entre sus labios de nuevo el cigarrillo que sospecho que contiene algo más que tabaco. – Ahora largo de mi casa – haciendo ademanes con su mano libre nos señaló la puerta dejando a la vista su marca en la muñeca una espada.
– ¿Le llamas casa a este basurero? – grite señalando la descuidada casa que se asemejaba más a un nido de ratas que a una acogedora casa.
– No todos tenemos una cuenta bancaria ilimitada como tu niña – le dio otra calada al cigarrillo para luego tirarlo encima de la mesa – Mi madre me abandono cuando asesine a una de las hijas de Ares, ella fue mi primer encargo y todavía tengo su collar – metiendo su mano entre la blusa de su cuello dejo a la vista un collar que tenía el dije de una espada. La maldita loca tiene un recuerdo de su primer asesinato, viendo mejor las paredes y muebles que había por el lugar encuentro cosas que deben ser los trofeos que toma ella de los cuerpos.
Cansada de su juego me abalanzo sobre ella golpeándola en la cara repetidas veces, hasta que Oli me aparto de ella. Quisiera seguir descargando mi furia, siento desprecio hacia ella y lo único que quería era borrar esa sonrisa burlona de su feo rostro. Ni siquiera yo tengo la mente tan retorcida como para asesinar a alguien y llevarme algo como trofeo.
– Guarden algo de diversión para nosotras – con Oliver miramos a la puerta por donde ingresamos y paradas allí estaban Alcíone y Eirene. Ambas estaban vestidas de negro y traían sus cabellos atados en una coleta alta si no fuera por el color de su pelo no lograría diferenciarlas.
– Ahora que están aquí la diversión comienza de verdad – habla mi hermano soltándome mientras yo seguía viendo con odio a la cazadora. Esta se apretaba la nariz, pero continuaba con su pose relajada cosa que solo hacía que mi enojo creciera.
– Avril nos enteramos que forzaste a una de nuestras hermanas a que te ayudara con tu ultimo encargue – la voz dulce de Alcíone cambio por una más amenazante diferente a como se presentó el día que la conocí y todas las veces que nos vimos. Se acercó a la castaña que la miro con la misma superioridad que nos dedicó a nosotros antes. – Linda no debes mirar de ese modo a una de las brujas jóvenes más poderosas de toda la tierra – con un movimiento de sus manos Alcíone puso de pie a Avril que ahora no demostraba tanta confianza como antes.
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Editado: 10.10.2020