M A R
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Finalmente llego el día de mi cumpleaños numero dieciséis y con el llego mi coronación. Estaba sentada frente al tocador con mi cabello mojado y con una bata de baño. Sabia que debía llamar a las ninfas para prepararme pero estaba perdida en saber como derrotar a Avril. No tenemos ninguna pista de cuando, como o donde nos atacara.
– Mar las ninfas esperan por tus ordenes ¿esta todo bien cariño? – mi madre aparece en la habitacion que me dieron al venir al olimpo. Esta muy bonita con su vestido negro largo y su corona de caracolas sobre su cabeza.
– Si esta todo bien, es decir no todo esta bien y... – cierro mis ojos con fuerza cubriendo mi rostro con mis manos. Estoy nerviosa por la decisión que debo de tomar y también temo por las amenazas constantes de Argent.
– Hija sabes que puedes decirme lo que sea, soy tu mamá puedes confiar en mi – la suave caricia de mi madre sobre mi cabello me hizo sentir un poco mas comprendida. Baje mis manos lentamente dispuesta a contarle lo que pasaba con las amenazas de Argent pero tía Aileen entro como un torbellino con las ninfas detrás.
– Es hora de alistarse nos queda poco tiempo y una coronación debe ser perfecta – chilla tía Aileen mandando a las ninfas a acomodar todo para que comiencen mis arreglos. Miro el reflejo de mi madre en el espejo y le susurro un luego hablamos. No quiero ser la causante de una crisis en la tía Aileen porque algo no salió como se venia planeando desde hace meses.
Las ninfas secaron mi cabello recogiéndolo un poco para despejar mi cara y dejándolo caer en mi espalda en hondas. Sobre mi cabeza fue colocado mi corona de caracolas con la cual hoy si decido seguir con mi herencia deberé usar cada que venga al olimpo. Me maquillaron tal como se había previsto en las ultimas pruebas. Poniéndome en pie me quitaron la bata para ponerme el enorme vestido que debía usar, los tacones y ya estaba lista.
Al verme al espejo no podía negar que me veía bonita y la idea de ser una princesa comenzaba a sonar menos aterradora. Mi madre me entrego un tridente el mismo que ella uso en su coronación y que hoy seria mío. Lo tome con orgullo viéndome en el espejo recordando el cuadro que esta en alguna pared del olimpo, donde esta mi madre en su coronación a mi edad.
Giro viendo a las ninfas retirarse y camino hasta la enorme cama donde me siento a esperar a mi acompañante. Observo el tridente y solo puedo verme como la siguiente soberana de los siete mares. Pero también me veía utilizando mis dones de la noche para formar el equilibrio perfecto entre la marea y la luna. El cargo de princesa comenzaba a verse menos como una obligación y mas como otro aspecto de mi vida. Mis pensamientos continuaban debatiendo los pros y contra de cada mundo hasta que llamaron a mi puerta. Al otro lado del umbral estaba Colín con un traje de guerrero finamente tallado y trabajado a su figura. Su cabello castaño siempre algo desordenado ahora estaba bien peinado hacia atrás gel para que no se mueva. Apenas cruzamos miradas ninguno pudo decir nada por estar viendo al otro y mis piernas no respondían a mi cerebro que pedía que avanzara.
– Lu-luces hermosa Mar – las palabras de Colín hicieron que me ponga roja, muy roja y agache mi cabeza avergonzada. Nervios me recorrían por entero y comenzaba a tener miedo de ir a mi propia coronación. – ¿Dije algo malo? – ahora la voz de Colín parecía temerosa como cuando éramos niños y hacia alguna travesura.
– No, fuiste muy lindo pero es solo que… tengo miedo de que mi decisión mañana no me guste y no pueda dar marcha atrás – comento volviendo a sentarme en la cama con mi tridente en mano teniendo una crisis existencial cuando debería estar camino a mi coronación que es en quince minutos.
– Soy la persona menos indicada para hablar de consejos sobre decisiones pero tal vez ayude decirte que sigas el camino que elijas nos tienes a nosotros tus amigos – con voz suave y amable Colín se acerco a mi tomando mi mano libre, una corriente eléctrica recorrió mi brazo hasta llegar a mi pecho y como si recuperara el aire infle mis pulmones hasta que no pude mas.
La decisión ya estaba tomada y de la mano de Colín camine al estanque de los dioses. Por un segundo mire a Colín que me sonrió apretando mi mano, juntos caminamos hasta quedar frente a los dioses y mi acompañante me dejo frente a mis padres.
– Bienvenidos a la ceremonia coronación de Mar como una nueva diosa y heredera de los mares – hablo mi tío abuelo Zeus haciendo que todo el lugar guarde silencio. – Pero antes que nada tengo que preguntarte ¿Mar Thálassa Moon que destino eliges para tu vida? – la mirada de todos estaba puesta en mi, el corazón me iba a mil por hora y extendiendo mi tridente al frente lo hice brillar.
– Elijo seguir el destino de mis ancestros como una diosa – ahora mi collar brillaba y mis energías se estaban alineando en perfecta armonía.
– Tu destino será sellado como la siguiente sucesora de los océanos – habla Zeus con voz estruendosa – Llego el momento de que cada uno alce su copa si esta de acuerdo con bendecir a Mar – una a una las doce copas se fueron alzando y luego llegaron la de las seis de los hijos de los grandes.
Frente a mi un brillo surgió obligándome a cerrar los ojos y cuando se apago apareció una copa de oro flotando delante de mi. Con mi mano libre tome la copa y bebí su contenido que tenia gusto a fresas. Cuando solté la copa esta desapareció en el aire y me gire viendo a mi abuelo y tío a mi izquierda y a la derecha a mamá, papá y mi tía Electra. Continúe mi camino hasta sumergirme por completo dentro del agua y mi cabello cambio de rubio a azul. De mi cuerpo destilaban energías poderosas y sentía un mayor control de equilibrio en mis poderes. Ya estaba, era una diosa y la nueva princesa del olimpo.
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Editado: 10.10.2020