Cuando me levanto lo veo parado al final de mi cama mirando me de forma reprobatoria y caigo en cuento de que estoy desnuda ya que desde pequeña mi madre me mostró esa costumbre de dormir sin esas pesadas túnicas, trato de cubrirme con las sabanas de algodón, pero este la hala dejando mi cuerpo expuesto para él.
-Mataste a varios de mis sirvientes- me gruñe tomando asiento a mi lado.
-No te encontrabas y desee abandonar este lugar mas no tenía escapatoria y solos los pise sin notarlo- afirmo para tratar de levantarme más él me toma de las mano haciendo que mi cuerpo quede debajo de él.
-Te observe los mataste por placer- me grita y me hace observar su horrible cara la cual hace que tenga deseos de devolver lo único que tome en el desayuno.
-No siento amor y tú nunca serás la excepción- le grito más este me besa y tanto es mi repulsión que termino devolviendo lo poco que había comida.
Cuando abro mis ojos puedo observar como él se limpia la boca y se tiene que retirar esas feas vendas ya que todas están sucias. Salgo de la cama para colocarme ropa y hago que la madre tierra me proporcione agua desde un orificio en la habitación la cual uso para tratar de limpiarlo.
-Si tanta repulsión te provocó todavía estas a tiempo de irte -susurra más que enojado y cuando se termina de retirar las vendas puedo observar el azul de sus ojos tan perfecto y único, pero él hace que termine amarrada entre ramas.
-Déjame libre- grito, pero este no me hace caso y sigue su camino, por una fracción de segundos pude observar el perfil derecho de su rostro el cual está perfecto sin ninguna putrefacción como vi hace unos días.
- Tu Dios Ra vendrá esta noche para bendecir nuestra unión y espero que estés en disposición de aceptar todo lo que te diga -murmura molesto saliendo de la habitación dejándome sola en está.
Trato de liberarme, pero por lo poco que pude hacer vi que él me anulo parte de mis dones y por ello ahora no me podre liberar de estas ramas tan pronto. Al final de día ellas mismas me dejan en el suelo y lloro por la humillación de estar así hasta ahora.
Lo odio, desea que sea algo perfecto para él y que acate sus órdenes mas no deseo cumplir nada de lo que me fue confiado; yo no sirvo para llevarle amor a los demás si ni siquiera yo misma lo siento. Me lavo el cuerpo y me visto con una túnica azul junto a un recogido en mi cabello dándole forma de finos trenzados.
Salgo de ahí buscando una salida para irme, pero veo una gran figura imponente más grande que todos, el Dios Ra el cual a tan solo verme me sonríe para ponerse de una estatura igual a la nuestra.
-Me da gusto conocerte Bastet- extiende su mano hasta mí y yo me inclino en señal de respeto- tus padres ha de estar orgullosos por la excelente belleza con la cual nacisteis- afirme tomando mi rostro entre sus manos.
-Padre qué opinas sobre mi concubina- dice apareciendo en nuestro lado sin las vendas que cubrían su rostro.
-Sumamente hermosa, igual que tu madre -felicita y me da ganas de matarlo, pero es algo imposible ya que es Ra el más fuerte entre los dioses.
-Si por ello será mi amada consorte, ¿qué opinas de ella padre? -pregunta más que confiado y esta vez pude apreciar su rostro todo demacrado y casi sin carné.
-Dudo que llegue a desposarme, recuerda soy muy escurridiza -digo tratando de salir de ese lugar, pero él toma mi mano haciendo que gire.
No entiendo que acabe de ver, pero ese no es su rostro, ahora esta tan joven y hermoso como si nunca hubiera tenido esas horribles marcas en la cara, hace un momento estaba como un vil monstruo pero ahora las cosas son muy diferentes mientras observo sus impresionantes ojos azules los cuales me atrapan en un largo sueño.
- ¿Te impresiona ver el verdadero rostro de tu futuro esposo? -dice más que enojado.
-Este no es tu rostro Amun-Ra, sabes cuál es tu verdadera forma - le reprocha su padre y este solo bufa mostrándome su típica cabeza de cocodrilo.
- ¿Porque no deseas mostrarme tu verdadera forma? ya que me desposaras deseo conocer tu verdadera forma- le digo y este se gira para ignorar mi presencia.
Al rato llegan mis padres en una gran carroza llenas de palomas las cuales hacen que se eleve por los aires, ellos observan mi túnica y siguen su camino para saludar con una reverencia a Ra al final del pasillo observo la figura imponente de mi hermano y decido correr hasta el, el cual recibe gustoso mi gesto.
- Te extrañe Bastet- dice mientras me abraza y observo su ojo izquierdo en el cual falta su hermoso ojo.
- ¿Por Ra que te sucedió? -pregunto mientras acaricio esa parte de su rostro.
- Nuestro tío se enteró de que existes y desea matarte para que no ocupes algún día el trono de Egipto el cual es tuyo desde el nacimiento- murmura solo para los dos, pero sé que esa mirada reprobatoria de mi padre demuestra que ya lo sabe por eso ignoro mi presencia.
- Sabes que nunca desee ese maldito lugar - digo sincera -murió nuestro padre por él y ahora lo harás tú, si tanto me amas abandona esa sed de venganza- afirmo mientras lo abrazo.
- Si lo dejo en paz el comenzara a cazarte igual que hizo con nuestro padre y yo no deseo que sufras- retira mis manos de su cara.
-Por eso siempre vagaba de un lugar a otro, sé que nunca seré reconocida como un igual para con nuestros padres, pero deseo pelear a tu lado por el amado Egipto de nuestro padres- susurro caminando lejos de él.
- Amun-Ra te desposara y deberás cumplirle como su consorte- afirma y hace que me gire para observarlo.
-Haz visto su rostro, él está muerto en carne -le grito y todos en la sala nos observan.
- Eres ignorante de la maldición que le otorgo su madre al nacer, su rostro no es indiferente para aquellos que tienen un corazón puro como nosotros, pero veo que la Diosa del amor no conserva este en su corazón- se gira para ir hasta donde están todos y yo salgo corriendo hasta esa biblioteca que conserva su preciado tesoro.