Cuando llego nunca cuento con que el libro este protegido por grandes chacales los cuales al verme mueren de amor y se acercan para acariciarme claro no comprendo como mi hermano dice que no contengo amor en mi si hasta la mínima cosa me ama. Yo que soy perfecta entre todas las féminas tan única.
Que obtener ese libro es pan comido pero el muy maldito tenía un encantamiento y por ello decidí dejarlo donde estaba y me entretuve leyendo uno que otro registro donde comprobaba que la humanidad era tan maldita consigo misma y por ello no me nacía ayudarlos a encontrar el verdadero amor; porque tanta existencia en que cumpla con mi labor si al final ellos ni me rezan a mi si no a los demás, soy invisibles para ellos tan pequeños e insignificantes pero me gustaría ser alabada por ellos pero eso es mucho pedir para mí.
Una vez salgo de ese lugar sigo mi camino hasta llegar a él gran comedor donde solo esperaban por mí para comenzar a comer.
-Su unión se celebrará en dos lunas -me informa mi padre y dejo de comer para observarlo.
-Con todo el respeto que le guardo padre, nunca contraeré nupcias con un monstruo como el- informo señalándolo y todos ríen por mis ocurrencias.
- Mi amado Amun-Ra es todo menos un monstruo- dice su padre y los míos concuerdan con él.
- La decisión está tomada Bastet y ya no hablaremos sobre esto- me dice el mostrando su repulsivo rostro.
- Sabes que odiare esto- susurro más para mí, que para ellos.
- ¿Dijiste algo? querida- murmura ya a mi lado y yo me cubro el rostro con las manos para no verlo. Me da tanto asco pienso para mí.
Me levanto hasta irme lejos de ese lugar y al fin me dejan pasar fuera, pero solo a la parte trasera del lugar donde está repleto de animales salvajes los peores que pisaron esta tierra. Ellos caen de amor por mi persona ya que ninguno ha amado de verdad, mi efecto de amor no afecta a los dioses ya que estos son mayores de poder que yo, pero si sirvo para manipular el corazón de los humano y realizo uno que otro pequeño deseo.
Todos simples en sí, un animal de este lugar llama mi atención y es un gigantesco escorpión el cual al verme trata de luchar contra mis encantos, pero al final cae y me muestra su tan amado veneno, tan perfecta criatura y tan única.
Conservo un poco en un pequeño envase solo un poco servirá para mi propósito, cuando era pequeña y leía las historias sobre los creadores padre e hijo algo tan perfecto y único como el amor de un padre, pero en uno de esos libros describía este lugar lleno de peligrosas criaturas que vivían libremente en el palacio del Dios de la oscuridad.
Regreso a mi alcoba y me sorprende verlo hay durmiendo plácidamente esta sería una gran ocasión para escapar, pero algo o mejor dicho alguien impide que casi me mueva, caigo en la cama y este me toma del brazo haciendo que casi no me pueda mover y lo dejo ser por esta noche.
A la mañana siguiente no lo encuentro a mi lado y decido tomar un baño que relaje mi cuerpo con todos tipos de buenos olores, cuando vuelvo a la alcoba encuentro una gran túnica dorada la cual no dudo en colocarme; cuando salgo al pasillo veo al Dios de la sabiduría Thoth junto a mi amado abuelo el Dios de la fertilidad Geb y un sinfín de otros dioses que están llegando por la unión del Dios Amun-Ra.
-Querida Bastet, enorgulleces a la familia al decidir unir tu vida a la de Amun-Ra- me dice ese perfecto ser que se representa joven casi parecido a mí, pero la única diferencia es que este tiene un hermoso color chocolate y al rato veo a mi abuela la Diosa Nut.
-Mi Dios, me encantaría que bendijeras esta triste unión -digo y mi abuela me abraza.
- Alégrate Bastet te unirás en cuerpo y alma al rey de los dioses, así nombrado por su padre Ra- dice esta mientras me ve con esos impresionantes ojos blancos y cabello negro con ese color blanquecido.
No desee seguir hablando sobre el tema y seguí mi camino salude a cuanto aquellos que llegaran para aquella unión, vi a mi tía Nefits la cual venia de la mano de su hijo Anubis el cual al verme sonrió casi compartimos un siglo juntos y por ello aprendí a momificar los cuerpos de los dioses tanto miedo a su padre que no lo reconoce como el mismo.
A la hora de comer conocí a otras divinidades las cuales me sorprendieron por sus dotes tan peculiares como Ammit la diosa de la muerte, Anat la diosa de la guerra y Hapi el dios del Nilo todos muy simpáticos con mi persona. Todos son reconocidos por el pueblo de Egipto tan grandes e imponentes.
Todos nos colmaron de regalos tan grandes y gratos como la misma constelación de Phoenix la cual me regalo y tiene forma de fénix el ave que conserva su padre en su palacio en el sol, algo tan hermoso y único cosas simples hace que mi corazón se ablande, una vez todos se van a dormir tomo forma de león para salir de ese lugar para pensar un poco en como mi vida cambiara la noche de mañana.
Una sombra negra y muy distintiva que temo desde que era un infante ahora se asemeja a mis ojos y por ello huyo hasta un lago que cruza ese lugar; una vez me detengo me giro, pero mi cuerpo choco con unos grandes brazos los cuales no me dan escapatoria.
-Al fin conozco a la hija de mi hermano- susurra este muy cerca de mi oído y saque todo lo que había comido ese día.
- Hola tío- susurro y este ríe una vez que vuelvo a mi forma original.
- Eres más hermosa que tu madre, ¿No deseas convertirte en mi concubina? -murmura y yo le piso su pie para que me suelte y al final lo consigo, pero antes de lograr huir el me vuelve a sujetar.
- Te vas y tu hermano muere- me grita y solo me giro para observarlo.
- Prueba lo- le grito de vuelta y este me muestra su ojo, el ojo de Horus.
- Lo matare, si no matas a tu futuro consorte- ríe y me da a tomar una gran daga con la forma de un gato- te diré solo tres lunas, tú decides quien muere si tu amado hermano o un Dios que nunca llegara a amar- agrega desapareciendo y yo me derrumbo a llorar.