Dioses de la penumbra

Gehenna

Tres días transcurrieron desde que Ot y su hermano Barnett irrumpieron en la casa de los Dagger para intentar llevarse a Lot. Carol se mostraba insomne por la preocupación; sus hermanos igual, y eso los había llevado a trasnocharse en la roca Tolen con el propósito de supervisar que Barnett y su hermano no los sorprendieran.

Al cuarto día Carol fue despertada por Noah durante la madrugada.

-Los Harper están afuera.

- ¡No! Vienen por Lot- dijo, entretanto el miedo comenzaba a recorrer su cuerpo.

-Tratemos de estar lo más tranquilos que podamos-sugirió Jacob.

- ¿Qué sucede? - pregunto Lot con cierta zozobra.

-Barnett y su hermano llegaron hace un momento-explicó Carol. Quizás sea necesario que te saquemos por la puerta trasera de la casa.

Apenas Carol pudo concluir la frase cuando los Harper golpeaban airadamente la puerta principal.

- ¡Abre la puerta Jacob! No trates de esconder al muchacho; sabemos que está adentro-dijo con furia Barnett.

Noah observo con temor a Jacob, esperaba que él supiera que hacer ante esta circunstancia tan adversa. Jacob casi pronunciaba palabra cuando escucharon como la puerta cedía ante los embates de los Harper.

- ¡Así que no querían abrir la puerta! - espeto Barnett en cuanto entro.

-No; solo nos preparábamos para abrirles-se esforzó por explicar Carol.

-No es verdad Barnett; planeaban huir de nosotros- dijo Ot.

- Nunca conseguirán fugarse de la hermandad hermano. Somos más inteligentes que todos estos chicos. Venimos por Arthur para que ingrese a la primera sala.

- ¡No quiero ir! -declaro con espanto Lot.

- No es lo tú apetezcas pequeño Arthur- dijo con burla Barnett. Iras con Ot para que los adeptos te instruyan sobre las doctrinas de Abaddón. Durante dos meses asistirás a la sala de los oyentes para que conozcas de primera mano quién es el Dios verdadero.

-Pero yo …

-Llévatelo Ot y no permitas que escape.

- ¡Vamos, niño! No hagas que te lleve a rastras.

A pesar de que Lot no opuso resistencia, Otis lo sujeto con rudeza y frialdad. Carol y sus hermanos solo veían como era conducido con brutalidad hacia Eversor.

Ot prácticamente arrojó a Lot sobre los asientos traseros de su camioneta.

-Casi estoy seguro que pensabas que huirías de nosotros, pero, ya ves, de la hermandad nadie huye- dijo, entretanto lo veía con desprecio.

Durante todo el trayecto Lot se esforzó para que su pánico no lo hiciera intentar saltar de la furgoneta. Pensaba que de no haber aceptado el estúpido desafío de Abraham y Alex estaría plácidamente en su departamento con alguna amiga o probablemente en alguna fiesta. Sin embargo, aquí estaba, ipso facto, con un pie dentro del culto de Abaddón.

- ¡Bájate! -le grito Ot en cuanto llegaron.

Descendió y lo primero que vio fue a dos hombres que ya los esperaban.

-Este es el chico- les especifico Ot al tiempo que empujaba a Lot hacia ellos.

Los dos lo tomaron por los brazos con el objetivo claro de que no se escabullera. Lot sentía como sus pies casi no tocaban el suelo; si Ot había sido rudo, estos lo sobrepasaban.

Lo llevaron adentro de la casa; primero subieron por unas escaleras que crujieron desde el primer momento que las pisaron, después de llegar al segundo piso dieron vuelta a la izquierda y por último lo lanzaron dentro de una habitación bastante lúgubre. Cayo de bruces frente a un espejo de grandes dimensiones. Cuando alzo su rostro se dio cuenta que un poco de sangre manaba de su frente. El aire dentro del cuarto se percibía espeso, como si hubiese mucha gente dentro. Repentinamente una respiración lo alarmo.

- ¿Quién es? - dijo con pánico.

-Somos nosotras. ¿Cómo te llamas? - declaro alguien, con algo de temor.

Él enfoco sus ojos de donde procedía la voz y conforme pasaban los segundos el rostro de la mujer se manifestaba con más detalles. Se percato que era una chica un poco menor que él.

-Me llamo Lo…- casi decía su verdadero nombre. Cayo en cuenta que ese pequeñísimo error podría costarle una tanda de violencia o probablemente la muerte.

-Si no quieres decirnos tu nombre entendemos. Estar con la hermandad no será fácil; varios de nuestros amigos y familiares han recibido la muerte por mentir o fugarse. Yo me llamo Kelly y mi hermana se llama Grace. Hoy también nos trajeron; hace unos días llegamos para visitar a nuestro padre que está gravemente enfermo. Nos cuidamos mucho para que no nos descubrieran, pero todo fue inútil.

Lot oía con total atención el relato infortunado de Kelly cuando sin mas la puerta de la habitación se abrió con aspereza.

-Con que ustedes son los nuevos.

Los tres vieron con temor hacia la puerta y, sí, frente a ellos estaba una mujer joven que los contemplaba con rabia.

-Me llamo Gehenna y soy la adepta que los instruirá en los preceptos y decretos de nuestro señor Abaddón.




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