Dioses: Los elegidos

CAPITULO 3: Una mala noticia

Ella sacude su ropa para intentar por lo menos quitar la tierra, pero lo blanco no se llevaba con lo café. Una vez afuera pasa otra vez por el lugar donde escucho el sonido, pero ahora era un sonido parecido a la arena. Estaba decidida a encontrar el dueño del sonido. Era la única habitación que parecía que estaba en perfecto estado ella comienza revisando y moviendo las cajas, cada vez se hacía más fuerte, levanta su cabeza para pegarse contra una repisa.

Para escuchar que el ruido provenía de una copa, aunque se había pegado en la cabeza no podía alcanzar a verla del todo, jala una silla para poder subirse y bajar la copa.

Era una hermosa copa de un color dorado oscuro, con algunas zonas más brillantes, ella estaba maravillada con la copa.

—¿Qué estás haciendo? — A Noah ya se le hacía que había durado mucho, por lo que le sorprendió verla subida en una silla para alcanzarla. Él la asustó, que ella casi se caía, él la tomó por la cadera, no era tan alto, pero era lo máximo que podía hacer. Sin querer nota como su mano estaba toda roja, él no sabía qué era lo que ella misma había provocado por su ansiedad, pensó que había sido él al asustarla —. Lo siento. No agarres la copa.

—Pero ¿Por qué? — Este la dirige a otra dirección. 

—Hay todo tipo de objetos en esta tienda. Desde artilugios griegos hasta objetos malditos — Eso último hace que Adeline se interese más en la copa.

—¿Esa copa está maldita?

—Sí. Cada vez que la miro no puedo evitar soñar con ella.

—¿Por qué no la tiras o la vendes? — Le pregunta ella fascinada, si estaba a la venta sin duda la iba a comprar. 

—Mi abuelo dice que cada cosa tiene su razón de ser, y simplemente si nos deshacemos de las cosas alteramos el fluir del destino.

El abre la puerta del local, habían estado tan entrados en la conversación que ya habían cruzado la tienda por completo. Ella se había interesado por completo en esa copa. Noah abre la puerta del restaurante para poder ingresar.

—Hola ¿En qué puedo ayudarte? — Pregunta un chico de estatura baja y cabello lacio sobre su cara —. Ah, Noah. 

—Una mesa para 4 — Le dice Noah. Adeline se preguntaba por qué para 4, había algunas mesas de tres, ¿quiénes iban a venir? —. Vamos a la mesa de siempre.

Todos eran compañeros de la escuela de Adeline, no los conocía a todos obviamente, pero sí los reconocía. Ella se sienta en la mesa, mientras otro compañero de su escuela le sirve unos vasos de agua.

Ella se sentía fuera de lugar. 

—Ni Hao No~ah — Comienza a bromear un chico con un acento chino demasiado ficticio sacado de las películas de Jackie Chan en el doblaje latino. Adeline no lo entendía hasta que recordó los pases de lista de las clases donde este se apellidaba “Wang”

Ahora entendía el chiste, ella se ríe disimulada volteando a otro lado donde mira a Owen, un poco cansado, su cara se notaba diferente. Cuando este mira a Adeline con Noah, sabe que este la había convencido de salir de su zona de confort, por lo que termina de entregar las cosas para acercarse a la mesa de sus amigos, y tomar el primer vaso de agua que había estaba sediento.

Noah mira con desagrado a Owen, porque si había algo que odiaba más que el carácter pasivo de Owen era compartir gérmenes con alguien, por lo que obviamente no iba a volver a tomar ese vaso. El chico alto de antes vuelve, pero ahora sí a sentarse.

—Ya quiero irme de este trabajo — Se quita la red de su cabello para estirarse en la silla —. Hola Adeline.

Ella sonríe, mientras este le estira la mano, ella también lo hace, pero no se esperaba que lo que él haría sería agitarla. 

—No la asustes — El chico bajo de antes que llevaba el nombre de Anthony golpea la mano del alto, para quedarse a un lado sin sillas donde sentarse. Conocía a la mayoría, pero no sabía el nombre de todos, ni se le ocurrían las palabras para preguntar el nombre de él.

—Él es James — Owen señala al chico alto que agito su mano, este la vuelve a estirar, pero ella no caerá otra vez, solo le sonríe cortésmente —. Y supongo que ya conoces a Anthony. 

—Gracias, solo no sé qué debería de decir — Ella estaba apenada, pero los chicos estaban extrañados. Siempre pensaron que ella era alguien demasiado prepotente, pues ni siquiera respondía los saludos, pero le sorprendía que ella en realidad fuera alguien tan insegura.

El silencio comienza de nuevo a ser el único que hablaba entre ellos, estaban demasiado callados.

—Wow — Exclama James tomando el vaso de agua que queda.

—¿Qué te asombra tanto? — Le pregunta Owen. Este solo se limita a señalar a Adeline, quien alza una ceja.

—¿Yo qué? — Sonaba mucho a la defensiva.

—Pues ¿Qué te digo? — Se rasca la cabeza intentando, más bien buscando algo que decir, para que no sonara como diarrea explosiva —. Eres diferente a nosotros, no solo porque eres chica. Si no porque creíamos que no te caíamos bien, nunca nos hablabas, nos ignorabas y además de que eres hija de Mercy West, no hay nadie que no sepa eso.

Él se comienza a poner nervioso, pues la castaña se le queda mirando de una manera que él interpretaba que era desagrado.




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