Dioses: Los elegidos

CAPITULO 5: El despertar del legado.

Organizar el funeral de William Allen fue toda una odisea, pero su exesposa la señora Mercy lo logró organizar en 3 días. Cualquier cosa que hacía llamaba la atención, y en este caso fue aún más feo debido a que tenía su propia presión y la de la familia de su ex, ella recibía más llamadas ahora que cuando estaba con él.

Adeline estaba en su cuarto, era más frío de lo habitual. Ella tenía sobre su cama un vestido negro sin nada de adornos, completamente sencillo. Aún no procesaba todo, pensaba que era una mala broma, por lo que decide empezar a cambiarse, pero es interrumpida por el sonido de la puerta.

Arthur estaba en la entrada, este sostenía un vaso de agua para ella. Este podría jurar que la iba a encontrar llorando, pero estaba sentada como si fuera cualquier día normal.

—No tengo sed… — Ella iba a evitar a toda costa llamarlo papá el día de hoy en especial. 

—¿Puedo sentarme? — La chica se extraña, pero asiente con la cabeza.

—Creo que es mala idea guardarse los sentimientos — Le aconseja de la nada. Él no quería arruinar nada del momento que pudo haber tenido con su hijastra —. Es solamente un consejo. Pues cuando se guardan por mucho tiempo los sentimientos lastimamos a los que queremos, pero más nos lastimamos a nosotros mismos.

Arthur parecía saber mucho del tema, pero ella no iba a indagar solamente iba a quedarse callada y escuchar lo que él le quería decir. Este saca de su ropa algo parecido a un medallón y se lo pone a la castaña entre las manos. Ella lo mira sin decir nada.

—Mi padre me lo dio cuando… — Él tampoco era bueno hablando —. En mi familia eso significa fuerza y resistencia. 

—¿Por qué me lo das? — Le pregunta algo incómoda.

—Porque, al momento de casarme con tu madre, tú te convertiste en mi familia. Significa fuerza y resistencia en los problemas que afrontaras.

Ella se conmovió por la acción de él.

—Gracias… — De su boca quería salir el decirle “Pa” pero se limitó, por el remordimiento que sentía tener que llamarle a alguien más cuando se estaba velando a su propio padre. Al salir este cruza su mirada con el que es el mejor amigo de su hijastra. Era un chico de estatura promedio, corpulento, cabello despeinado y cara de enojado. Ambos eran cordiales, pero no significaba que no hubiera cierta tensión entre ambos.

—Hey extraña — Saluda este a su amiga.

—Hey — Se limita a decir. Cuando ella se levanta le da un pequeño abrazo, para Dylan que cada vez que lo tocaban se ponía era un gran paso. Este se ponía nervioso con Adeline y viceversa. Juntos bajan las escaleras, para reunirse con los demás, eran personas que jamás había visto, o en caso de ser cierto hace mucho que los había visto.

La familia de su padre estaba presente, pero muy al margen de todos. Para ella eran desconocidos, pues al desaparecer su padre, perdieron contacto, dejaron de verse, y ahora suponían que con más razón por que el único lazo que los unía iba a ser enterrado esa misma tarde.

—Iré a traerte algo de agua — Le dice Dylan, dejándola sola.

Ella escucha por un momento los murmullos de que hablaban de lo poco lujoso que era esta ceremonia, de cómo se miraba que su madre había escatimado en cosas, siendo que fue todo lo contrario, su madre conocía a su exesposo como la palma de su mano. Sabía que no iba a querer una fiesta por morir, por dejar huérfana a su hija. 

Se pone de pie para salir afuera, lo que amaba de su casa era que tenía una gran entrada con mucho pasto, amaba eso. Camina un poco más hasta que su piernas ya no responden tirándose de rodillas en el piso. Se quita sus zapatos, al mismo tiempo que las ligas de su cabello, dejando caer este sobre sus hombros, el viento se lo revolvía. 

Sentía frío, al momento de que algo cálido reposaba sobre sus hombros. Voltea para ver como Owen quien vestía de traje negro se sentaba a su lado, se había quitado la parte de arriba de su traje para ponerla en los hombros de la chica. La madre de Adeline lo había invitado al funeral. El frío que sentía se veía disipado cuando todas las personas que estuvieron con ella cuando se enteró de su padre, estaban en silencio acompañándola sin decir nada.

—Sentimos mucho tu perdida — Le dice Samuel, a lo que ella responde sonriéndole.

—¿Y si nos vamos? — pregunta ella poniéndose los zapatos de nuevo.

—¿Te quieres ir de funeral de tu propio padre? — La ayuda a ponerse de pie Noah, mientras le pregunta, sin duda no conocía a Adeline lo suficiente, pero sabía que no era digno de ella.

—Ve y avísale a tu madre — Ella no quería volver adentro, pero lo hace. Se da cuenta de que había menos personas, pero las que había seguían hablando como si fuera una reunión social. Se acerca lo suficiente a donde está su madre hablando con un grupo de amigas.

—Algo que siempre odie de William, es que estaba tan, pero tan enamorado de la arqueología mucho más que de su esposa — Ella se oculta un poco, la voz de su madre estaba demasiado ida como si hubiera tomado —. Si él no lo hubiera estado, podríamos haber estado juntos mucho más tiempo.

La voz de su madre se quebraba.

—Nos amábamos con locura, pero ambos fuimos estúpidos y egoístas. No quisimos dejar nuestros trabajos, así que hicimos lo que mejor supimos hacer… Dejar ir nuestro amor.




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