Dioses: Los elegidos

CAPÍTULO 16: Sin salida

Daarick le da un buen abrazo a Adeline, se sentía tan aliviado, de también pertenecer a algo, pero estaba equivocado de que a debía de pertenecer. Le repetía en el oído a Adeline que era un dios. La luz de él era de color morada, su pregunta en ese momento era de qué color debía de ser el de Dylan o bien que pasará si todos estaban juntos.

—Tengo que llamarle a Dylan — Les dice mientras se sienta. Sentía demasiado cansancio, tenía un mal presentimiento.

El celular suena varias veces antes de contestar.

Adeline ¿Está todo bien? — La voz de él se escuchaba agitada y se estaba cortando porque pensó que tal vez era su celular lo ponía en alta voz.

—Si, tranquilo. Solo te hablo para que vengas a las tiendas de antigüedades — Unas risas se escuchaban en el fondo como en el sonido de unos resortes, había mucho ruido, pero a la vez no era nada en especial, este lanza un suspiro.

Ella voltea a ver a sus amigos quienes se pusieron un poco rojos. Owen le hace la seña a Adeline de que termine la llamada, pero no lograba entender del todo.

—¿O estás ocupado? — Al decir eso la voz de una chica bastante dulce y callada se escucha en el fondo “Amor, ¿Podrías dejar eso?” 

Una cara de vergüenza se pone con las risas de los chicos.

—Perdón. No es importante. Diviértete — Ella trató de sonar lo más calmada posible, pero no podía hacerlo. Estaba molesta, al colgar nota el calor que desprende su mano estaba en llamas. Albert quien estaba más consciente le echó agua en la mano, para poderla apagar y que no causara un incendio.

—Tengo que aprender a controlarme… 

—El lado bueno es que ya tenemos donde calentar el agua para la sopa — Eso hace reír inmediatamente a Adeline —. Es más, tengo hambre. Este dios merece comida digna de uno.

En la cocina los chicos comienzan a preparar las cosas, mientras que Adeline tenía ganas de llorar, buscaba sobrellevar el sentimiento de tristeza que tenía. Pero al ponerse de pie, un mal olor a carne podrida invade el ambiente. Adeline ya sabía que significaba este olor.

—Daarick… Vete afuera — Le dice Anthony tapándose la nariz, pero Adeline les apaga la estufa, para llevarlos a la entrada.

Efectivamente allí en la entrada estaba el séquito de Seth, lo único que se conecta con este fue los ojos de Malek. Adeline no podía creer que fuera real, que él fuera real. 

Su corazón dio un vuelco de una manera indescriptible.

—Bienvenidos a Antigüedades Bernard. Soy Noah — Este se cruza sin dudarlo un segundo para atender a los clientes —. ¿En qué puedo ayudarles?

—Estamos buscando a Adeline Allen — Dice Amira mirando hacia dentro de la tierra. Noah voltea hacia atrás buscando a Adeline, quien sale sin pensarlo.

—Solo dos casi dioses — Se burla Malak, sonriendo un poco burlesca. Adeline no la odiaba, pero sin duda le tenía coraje.

—Malek, corrígela — Amira solo le sonríe a Adeline, para ver como este chico jalaba a su hermana —. Seth nos mandó a disculparnos contigo Adeline. 

—¿Qué? 

Los demás chicos salen pues le interesaba ver a los reclutas de Seth. Owen se sorprende no de los chicos, si no de cómo el chico miraba a su amiga. Ambos se miraban como si no pudieran decirse todo lo que pensaban.

—Seth, los respeta a ustedes como lo que son… Son dioses — Continúa Amira.

Cuando Malak llegó después del enfrentamiento con Adeline con los cabellos de esta con la mano. Recibió un regaño demasiado feo, Seth se tomaba demasiado serio las acciones de esta.

—Malak Apúrate — La chica a regañadientes se acerca un poco más.

—Diosa madre le pido disculpas… — Ni siquiera lo sentía del todo. Pero Seth la había sentenciado a que le pidiera disculpas a la gran diosa madre.

—Se que las disculpas de mi hermana no son suficientes, por lo que acepté esto.

Malek saca de entre su ropa una pulsera, era una hermosa de lirios. Adeline da un paso, pues los ojos de él le pedían algo. Noah quien olía mal toda la situación, le impide a Adeline que pase.

—Ptah ¿Cierto? — Le pregunta Amira —. Solo es una disculpa.

Malek miraba a Adeline esperando que ella entendiera que se negará a recibir el regalo, pero esta entendía que se lo pusiera, ni siquiera se podían entender, eso frustraba y llenaba de culpa a Malek.

¿Cómo podría hacer que ella entendiera?

—Tranquilo — Le dice a Noah con una sonrisa.

Ella se acerca a Malek, quien la toma del brazo. Sentir sus manos sobre su piel hizo que su piel se pusiera chinita. Malek lo notó y no pudo evitar ruborizarse. Él le pone la pulsera con mucho cuidado. Inmediatamente siente que fue mala idea, pero los ojos de él le pedían ayuda.

—Lo siento tanto Adeline — Es lo último que le dice a llevarla antes de llevársela con ella.

Adeline trata de identificar algo a su alrededor, pero no había nada, tenía un dolor demasiado intenso en su lateral. El olor a arena la hace saber que no está en la tienda. Todo era oscuro, si avanzaba o retrocedía nada cambiaba, todo era oscuro.




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