Dioses: Los elegidos

CAPÍTULO 19. El mal maldice a quien se lo busca.

Adeline después de un tiempo se puso “mejor” ya había dejado de llorar. En cuanto se recupera en sí, se da cuenta que su madre tiene ropa de gala, iba a salir otra vez. Se aleja un poco mientras su madre le limpia la cara. No tenía maquillaje.

—¿Ya estás mejor? — Ella asiente con la cabeza —. ¿Saldrás?

—Tengo que ir a una ciudad vecina. Una ahijada de tu padre va a entrar a la universidad y nos pidió estar allí — Adeline se recompone en sí pues no quería cambiar más los planes —. ¿Quieres venir?

—No, tengo ganas de quedarme en casa — Su madre quería que Adeline se sintiera cómoda, así que, en lugar de dejarla con Robert, decidió llevárselo, para tener la casa sola. Confiaba en ella.

Esta va hacia su cuarto cerrándose con candado. Lo primero que nota es la rosa azul que había en su cuarto, junto con la pulsera. ¿Quién había estado en su habitación?

Esta toma las cosas para arrojarlo a la basura, pero le muestra algo. No eran los recuerdos de ella, esta había caído en la misma trampa de nuevo. Se pone alerta, mientras ve que está en una azotea.

—Vamos mamá — Grita una niña de unos siete años. Esta se mira a sí misma trata de ir tras la niña.

—Voy cariño — Detrás de ella, estaba una mujer con una canasta de ropa lista para dejar que se secará con el viento, junto con otro niño. Rápido se da cuenta que eran gemelos. Eran los recuerdos de Malek.

Este sostenía la canasta de ropa, mientras su madre lo miraba con demasiado amor.

—Anda ve tras tu hermana — El chico se resiste, y es cuando Adeline nota que Malek tenía moretones en su rostro. 

—¿Si voy nos iremos de casa?

Su madre quería sonreír, pero ella fue vendida a su esposo. No podía huir ni siquiera por el bien de sus hijos. Sabía lo que le iban a hacer a ella, por lo que solamente le besa la frente.

El ambiente se mueve tan rápido que lo siguiente que mira. Es al chico demasiado asustado a punto de caerse de la azotea, estaba girando con su hermana, y este cayó, sus pequeños dedos se aferraban de la cornisa. En cambio, la madre estaba visiblemente aturdida, porque su otra hija no paraba de llorar.

—¡Mamá! ¡Apúrate! — Le grita su hija haciendo imposible que piense en otra manera de salvar a su pequeño —. ¡MAMÁ!

—Malak mi niña hermosa, necesito que cuentes del doscientos hacía atrás, mami lo necesita — Le dice a su hija mientras le sonríe a su otro hijo él ya estaba resignado a que su madre se suelte.

Su madre toma a su hijo del brazo con tanta fuerza que no sabía de dónde la sacaba, su hija seguía contando hacia atrás de espaldas, con los oídos tapados. Malek se aferra a su madre, quien lo logra subir, pero al mismo tiempo que uno sube la mujer cae.

El chico apenas alcanza a subir, mirando como su hermana se niega a obedecer lo que fue la última voluntad de su madre.

Malak grita por alcanzar a su madre, pero mientras ella caía no podía pensar en nada más que la sonrisa de sus hijos. Les da una sonrisa, antes de impactar contra la tierra. El chico grita de tal forma que termina desgarrándose las cuerdas vocales, golpea el techo de la azotea tratando de pedirle algún dios. 

Adeline se queda petrificada ante la escena, siendo incapaz de moverse. Los recuerdos del chico se vuelven a trasladar. Era un ambiente festivo, todos compartían cosas, Malek estaba vestido con ropa tradicional india, aunque sus características físicas no concordaban con la edad que aparentaba tener.

—Malek ¿Estas afuera? 

—Si hermana ¿Qué ocupas? — Le pregunta Malek mirando a su hermana, no pasaba de los trece años, y estaba vestida de novia. En sus ojos se miraban el miedo, estaba asustada —. Hey ¿Qué pasa?

—Mentí. No quiero casarme… — El chico cierra la cortina para quedarse a solas. Malek se apresura a quitarle las cosas para dejarla normal —. La esposa de mi padre dijo que sería buena idea casarme para no ser una carga para ti, pero no quiero hacerlo.

—Malak, escúchame. Jamás pero jamás serás una carga. Desde que naciste y con lo que pasó con mamá mi único deber, mi única existencia se debe a protegerte y seguirte hasta el fin del mundo — El chico se pone de rodillas ante su hermana —. Iré por ropa, nos vamos.

La chica lo detiene.

—¿A dónde?

—Confía en tu hermano.

Este va hacia el cuarto compartido de ambos para en una bolsa echar cosas de ambos. Pero mayormente ropa de su hermana. La boda no tardaba en iniciar, pero sin darse cuenta tira una lámpara.

Llamando la atención de su padre. El hombre entra mirando la escena.

—¿Qué estás haciendo?

—Nos vamos. Malak se viene conmigo — Este intenta pasar por la puerta, pero su padre lo regresa de un empujón. Era un señor alto robusto, y en este día vestía un traje blanco con negro con detalles de oro, sin duda daba a mostrar que era el padre de la novia.

—Te preguntaré ¿Qué estás haciendo?

—Salvando a tu hija de casarse con un señor de treinta y siete años.

—No. Ninguno se irá de aquí — El señor se saca su cinturón iba a disciplinar a Malek, al dar el primer golpe con el cinturón Malek se cubre con el brazo empujando al hombre como jamás lo había hecho, el señor se trata de defender tomando uno de los vidrios de la lámpara así logrando cortarle la cara a su hijo, el chico siente la sangre fluir de su cachete —. TU MALDITO ASESINO. NO TIENES NI LA MENOR IDEA DE CUANTO GASTE EN ESTA BODA.




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